Homenaje a la tibieza
Bolognesi sufrió el síndrome de la medianía. Perdió 0-1 ante un
Nacional apenas cumplidor. Sin gente en las tribunas ni corazón en la
cancha, fue poco lo que pudo hacer. Sus figuras se ocultaron,
desperdició un penal. El aburridísimo partido dejó en claro que los
tacneños son los más débiles de la triada peruana en Copa Libertadores
y que su eliminación es casi inminente.
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Los de negro son el blanco: el error del mexicano Gasso
Fotos: EFE
Qué poco ha dejado Bolognesi para el comentario. Dedicarle demasiadas líneas a su encuentro de hoy es un esfuerzo que no se merece, porque no encuentra correspondencia alguna con la actitud de sus jugadores. Puede que, línea por línea, el Nacional de Pelusso sea superior a este equipo de Reynoso. Pero no derramar una gota de sudor en procura de atenuar la disparidad, es injustificable.
OBSEQUIOS FRONTERIZOS
Bolo regaló los primeros 45 minutos. Con total falta de entusiasmo, tanto en tribuna como en cancha, el cuadro tacneño deambuló por el Basadre. Reynoso cometió un fatal error al darle el titularato a Jaime Linares, un jugador que en la temporada pasada ni siquiera pudo asentarse en Sport Boys (el titular era Andreoli), un equipo inferior al escarlata. Esto se confirmó con su rápida sustitución (a los 30’) por Ennio Novoa, pieza clave de la última campaña tacneña, quien le otorgó un mejor traslado de balón a su equipo.
El equipo tampoco tuvo salida: Eduardo Uribe no exhibió el despliegue de otros partidos y Johan Vásquez se ahogó en un océano de imprecisiones. Ante esto, apenas el zurdo mexicano Adrián Cortés -quien arrancó el partido como lateral derecho- tuvo el mérito de multiplicarse por ambas bandas y generar algo de profundidad. Por propio peso, el gol uruguayo tenía que llegar temprano.
Un pase de Ligüera, previo pivoteo del ‘Chengue’ Morales, encontró a Fornaroli en medio del área. Marcado displicentemente por dos defensores locales .-Ostersen y Álvarez- el atacante uruguayo se hizo un espacio y definió suave ante un Penny que mucho más no pudo hacer. Se jugaban 9 minutos.
TELÉFONO MALOGRADO
Después del gol, Nacional apeló a una defensa ordenada: no inquietó más el arco rival y se replegó, como lo que regaló la iniciativa al rival. Un obsequio que bien pudo ahorrarse Pelusso. Porque ‘Cachito’ Ramírez fue solo chispazos, porque Junior Ross retomó los desdobles con cabeza agachada, porque Gonzales Vigil está a años luz del olfato goleador de Paul Cominges, al que incomprensiblemente se dejó zarpar.
Ya se dijo que Bolo mejoró con el ingreso de Novoa. También la inclusión de Mosto permitió mayor cargamontón ofensivo -no confundir con claridad-, pero el ex Barnsley aún no se acostumbra a haber regresado a su alma máter. Sobre el final, el penal pudo ser la cura ante tanta desidia, pero Ross demostró ser doblemente incompetente cuando se le presentan desafíos mayores. El arquero uruguayo Viera se dio el lujo de atajarle dos penales -en el primero se adelantó y tuvo que repetirse-. Puede echársele la culpa al árbitro mexicano, que no convalidó el gol que el mismo Ross anotó tras el rebote del primer disparo. Pero aquello fue solo un error. Lo del delantero de Bolo, en cambio, ya pasa por un problema psicológico: ¿hasta cuándo la apatía va a ganarle el partido a su indiscutible talento?
Es la realidad de Bolo: un equipo que juega para los 5 puntos y nada más. Era su primera Libertadores y ni sus jugadores ni su público le dieron importancia. De nada valió el sacrificio por ganar el Clausura pasado o los esfuerzos de su técnico por planificar una adecuada pretemporada, con gira a México incluida. Tanta tibieza acabó por enfriarlo.
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Historia caleta del Bolognesi - Nacional