Foto: AFPAyacucho debutó en la Libertadores con una dolorosa derrota por 6-1 ante Gremio. Los zorros no ofrecieron resistencia alguna y consumaron una nueva desgracia internacional por parte de los clubes peruanos.
La Ficha - Las Fotos - Ayacucho cambió demasiados jugadores
Kenny Nagahama | @Kenny_Nagahama
Redactor

¿Qué se puede decir de un 6-1 en contra? Resulta difícil -o más que difícil, es innecesario- entrar a un análisis profundo. Basta tomar alguna jugada puntual, como por ejemplo el gol de Ferreira, para resumir lo que fue Ayacucho en el Arena do Grêmio. Incluso la postal de Roberto Villamarín perdiendo el balón porque le chocó en su otra pierna cuando intentó salir sobre la base de velocidad podría ser suficiente como un GIF para insertar en un tuit que lamenta la derrota de los zorros.

Ayacucho jugó -en teoría- con dos puntas, pero Janio Pósito acabó recostado por derecha para intentar ayudar a defender. Vale recalcar más que nada la intención, porque finalmente tanto por derecha como por izquierda los negriazules se pasearon y encontraron poca resistencia. Lo del argentino Maximiliano Cavallotti, debutante internacional y también en el pórtico de los zorros, fue importante para que ingresara apenas la mitad menos uno de todos los tiros directos que recibió por parte del rival.

La conducción del chileno César Pinares fue un gran aporte para el dominio de Grêmio, al igual que sus dos asistencias, y al triplete de Diego Souza solo le faltó que el de penal haya sido de cabeza. Mención aparte corresponde a las ganas de Guilherme 'Gui' Azevedo, quien entró con muchas ganas y no paró hasta ampliar la goleada por sus propios medios.

La tez relajada de Souza tras sus goles fue un reflejo de la forma cuasi amistosa en que se tomó Grêmio el lance ante Ayacucho. (Foto: AFP) 

Lo curioso es que a ratos Grêmio parecía ir a media máquina, pero logró causar zozobra cada vez que a alguien le dio la gana de hacer un nuevo gol o mover de un lado al otro a un rival. Al equipo de Renato Gaúcho no se le movió una sola pestaña por haber tenido que afrontar -con derrota- solo tres días atrás la final de la Copa do Brasil, resultado que determinó que no pudiera acceder directamente a la fase de grupos de Libertadores y tuviera que encontrarse con Ayacucho, aunque quedó claro que eso no le importaba mucho.

Del lado libertador, las ganas de Robert Ardiles fueron conmovedoras, pero lamentablemente fútiles ante la falta de acompañamiento; sobre todo, visto el hecho que el equipo simplemente no daba la talla. La descoordinación colectiva para ir salir a marcar era desconcertante, especialmente en jugadas como las dos ocasiones claras casi seguidas que tuvo Ferreira o en el gol de pichanga de Souza. Esta última acción fue un triste y contundente resumen del partido: un delantero que entró al área ayacuchana a ritmo de entrenamiento, a paso de calesita y tan convencido de estar cumpliendo un trámite que ni siquera celebró el primer hat trick internacional de su carrera deportiva.

De ese modo, malos rechazos como el de Carlos Beltrán antes del tanto de Azevedo o pases cortos fallados insólitamente son los pincelazos que dejan un peor sabor que el propio resultado. Sin duda, las imprecisiones colectivas son también consecuencia de la desarticulación de un plantel que en 2020 funcionó a partir de rotaciones conocidas, y que en esta ocasión se aventuró a presentarse en una de las canchas más temidas del continente con un equipo casi nuevo y reforzado por futbolistas que, en algunos casos, acaban de irse al descenso como el propio Beltrán o Héctor Salazar.

Ardiles contra el mundo: casi como un David impotente ante un Goliat feroz. (Foto: AFP) 

Claramente el rival juega, y mucho, mucho mejor. Pero el punto es que todos saben que, en suelo nacional, una pelota suelta en el área rival es sinónimo de remate a puerta y potencial gol de Othoniel Arce. En el Monumental de Lima ante Cristal, Leandro Sosa hace un pase en primera y al pie con los ojos cerrados. A este paso, sin meter a un equipo a octavos de final desde hace siete años, parece que realmente el fútbol peruano está en peligro de extinción internacional.

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Fotos: AFP


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