Foto: ConmebolCaracas eliminó a Delfín gracias a la celestial actuación de su golero Alain Baroja. El conjunto cetáceo intentó por todos lados romper el cero, pero cada remate ecuatoriano mostró al meta de la selección venezolana como amo y señor de sus tres palos.

Víctor Trejo | @victoraul80
Redactor

El Capo: El amo del arco

Alain Baroja trabajó a destajo en la noche caraqueña. el golero fue exigido desde el minuto 2 del cotejo, cuando Edison Caicedo lanzó desde afuera del área chica llanera un potente remate esquinado, el guardameta se estiró y mandó el balón afuera del campo. La tónica no cambió en los minutos siguientes: cañonazos, golpes de cabeza esquinados y remates colocados fueron siempre conjurados por el portero seleccionado de su país.

La Pizarra: Golpe y contragolpe

Noel Sanvicente propuso un 4-trapecio-2, con las tres líneas replegadas en territorio llanero y a la espera de espacios para utilizar el contragolpe. La volante local fue la que más trabajo tuvo; tanto Leonardo Flores como el capitán Ricardo Martins se multiplicaron para detener a los potentes atacantes cetáceos. Ambos volantes anclas no aguantaron el ritmo y acabaron como piezas recambiadas en la segunda fracción.

En tanto, Fabián Bustos alineó el mismo esquema que su par llanero: 4-trapecio-2, pero con mayor vocación ofensiva. El juego de la visita fue vertical por las bandas con Juan Rojas y Sergio López; sumados a ellos, los puntas Carlos Garcés y Roberto Quiñónez aprovecharon su corpulencia física para mantener alertada a la zaga de los 'Rojos del Ávila, aunque sin cualidades para el último toque.

El Duelo: Le apuntaron la placa

 

Juan Muriel y Rosmel Villanueva tomaron nota del rendimiento de Ordóñez en el cotejo de ida. Y aunque el 'Tuca' intentó acechar el arco de Baroja sobre la base de remates de larga distancia y su ya mencionada potencia física, no ofreció el mismo rendimiento del duelo de ida. Los zagueros optaron por aislar los movimientos del ‘9‘, a veces recurriendo al juego brusco, pero sin llegar a cometer acciones desleales. Con Ordóñez bajo custodia, Delfín vio reducido su poder ofensivo.

El Extraviado: Sin ritmo de competencia

Richard Celis no aprovechó el titularato que le confirio Sanvicente y -en gran parte del cotejo- su presencia por la banda izquierda pasó desapercibida. Lució sin picardía para el desborde, y cuando entró en contacto con balón no supo cuidar el esférico. Celis llegó a Caracas para reforzar la ofensiva llanera proveniente del FK Senica de la Superliga de Eslovaquia, pero aún no respalda su fichaje.   

La Calamidad: Se le chispoteó

Después de un centro preciso del lateral derecho cetáceo Pedro Perlaza, Carlos Garcés se encontró solo y sin la marcación de Muriel o Villanueva. El delantero gozó de todo el tiempo posible para amortiguar el balón y analizar dónde dirigir su remate, pero tanto tiempo para decidir le jugó en contra y, contra todo pronóstico, cabeceó al aire. Después del grosero error, las risas de los aficionados asistentes al Olímpico de la UCV no se hicieron esperar.

El Tapadón: Una perla del collar

 

El arquero de Caracas tuvo atajadas memorables, pero quizá la más destacada fue la que lució ante el remate Edison Caicedo. Después de recibir un pase de Ordóñez que ubicó al volante de contención a unos 30 metros del arco de Baroja y sin marca cercana, Caicedo se perfiló y lanzó un teledirigido con inusitada potencia, el golero solo tuvo tiempo de estirar su brazo derecho y -cual felino- arañó el balón y canceló la jugada al lanzar la redonda al tiro de esquina. Caicedo no podía creer cómo su remate no terminó en la redes y solo atinó a mirar al arquero con admiración.

La del VAR: Por poquito     

Cuando faltaban 15' para el final, el ingresado Francisco Mera desbordó por derecha y lanzó un centro cruzado al punto de penal. Ordóñez con la marca de Rosmel Villanueva encima, no pudo conectar de lleno el balón, aunque de igual forma logró impulsarlo al arco. Cuando el elenco manteño ya festejaba el gol de clasificación, Juan Muriel, quien estaba siguiendo la jugada de cerca, se lanzó con todo para rechazar el balón y consiguió su cometido de forma dramática. El juez brasileño Ricardo Marques movió sus brazos en señal de que el juego siguiera y sin aceptar reclamos por su decisión.   

Kazuki Ito: Cara y sello

De hecho, la actuación del brasileño Marques fue cambiante. Estuvo acertado en situaciones claves como en la jugada de gol de Ordóñez, pero con licencias para que los futbolistas se golpearan sin temor a sus amonestaciones. El juego se paralizó en varias ocasiones y aunque las tarjetas amarillas vieron la luz en más de una ocasión, algunas bien pudieron ameritar tinte colorado.   

Fotos: Conmebol, AFP


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La ficha del Caracas 0 - Delfín 0

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