En 1983, la final de la última Copa América jugada sin sede fija se comenzó a definir con un extraordinario golazo del lateral derecho uruguayo Víctor Diogo, quien hizo estallar el Centenario a los 80' tras eludir a la zaga brasileña y definir con categoría ante Emerson Leao.
Auspicio Hyosung Perú

 

MONTEVIDEO, URUGUAY, 27 DE OCTUBRE DE 1983. Final de ida de la Copa América en el mítico Centenario, siempre dispuesto a albergar hazañas nuevas, sobre todo si son color celeste. Y si se celebran contra rivales de camiseta verdeamarelha, mejor todavía. Uruguay está sacando adelante el resultado: vence a Brasil con gol de Enzo Francescoli, a quien el árbitro paraguayo Héctor Ortiz le ha anulado uno de modo previo. Igual, la diferencia sabe un poco a exigua, pues la próxima semana aún falta la revancha en el caluroso Fonte Nova de Salvador de Bahía. En eso, un centro de Francescoli encuentra libre en el área al 'Pato' Carlos Aguilera, quien le pega algo mordido a la pelota y la estrella en el vertical izquierdo. El lamento es grande para todos, salvo para alguien que recoge el rechazo brasileño: el lateral derecho Víctor Diogo, quien se sale del cuadro para tomar revancha por sí mismo. El moreno arranca pisando pelota de manera inusitada, y antes de encarar a la zaga brasileña se la suelta a Aguilera; este entiende la intención y devuelve la pared para que Diogo se meta por el centro del área, eluda a Emerson Leao y, viendo a dos defensores brasileños dispuestos a rechazarla en la raya, decida de modo magistral colocarla suave, abajo, con remate de izquierda. Un auténtico golazo al minuto 80.

 

 

Uruguay ganó esa Copa América con un empate 1-1 en el que todos recuerdan el gol de Carlos Aguilera que le granjeó el título. Pero quizá este se ganó, auténtica y moralmente, en aquella desfachatez de Diogo para eludir brasileños y sellar el 2-0 en la ida. El lateral anotó aquella noche su único tanto en los 33 partidos en que vistió camiseta celeste, incluido posteriormente el Mundial de México 1986. ¿Para qué querría pedírsele más? Por cierto, quedó tan grabado en la retina brasileña aquel golazo suyo que acabó yéndose años luego a jugar al Palmeiras, club en el que se retiró. Su hijo Carlos le siguió los pasos y también jugó en la celeste como lateral por derecha, aunque tenía la valla demasiado alta como para mandarse con un pedazo de historia similar.

Video: YouTube / Usuario: dcaino


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