Minuto 69: Daniel el caliente

MARACAIBO, VENEZUELA, 15 DE JULIO DE 2007. La final de la Copa América jugada en el rincón bolivariano de Sudamérica la disputan los dos clásicos rivales de todos los tiempos. Y el corolario a la fiesta lo está poniendo Brasil, aprovechándose del envión anímico favor ante una Argentina golpeada luego del gran gol de Júlio Baptista y muy confundida después del error de Roberto Ayala que la ha colocado dos goles por debajo en el marcador.
A los 69', con los albicelestes volcados en campo rival en búsqueda de descontar como sea, Brasil inicia una sesión de aprendizaje práctico de llegar al gol como se debe. La primera instrucción del libro de texto la aplica Robinho, al bajar el esférico en su campo, como si fuera marcador en salida, y lanzarlo como con un guante a la posición del volante. La segunda instrucción la aplica un centrodelantero, pero recolocado en función de asistidor: Vágner Love aguanta la pelota lo suficiente hasta que alguien rompa la línea de la defensa, que retrocede en acordeón mientras 40 millones de argentinos profieren frente a sus televisores todo tipo de adjetivos contra Ayala por no barrerse ante el avance del pelilargo brasileño. Y la tercera instrucción la aplica Dani Alves, el carrilero derecho del Barcelona, quien honra los atributos del puesto con una corrida fantasmal por banda para aprovechar el pase en cortada del 'Delantero del Amor' y definir cruzado, de modo inatajable para Roberto Abbondanzieri. Es 3-0 y significa que Brasil es bicampeón de América ante el mismo rival, el de siempre.
El octavo título continental para el 'Scratch' se selló así, con un pedazo de fútbol moderno ultimado por Alves, quien hoy, aún vigente y después de haber disputado dos mundiales con la 'Canarinha', suma 6 goles en 79 partidos con ella. No es un especialista de cara al gol, pero el que marcó esa vez significó tantas cosas a la vez que calienta cualquier recuerdo en la historia de la rivalidad más grande del fútbol sudamericano.
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