Minuto 65: El Botija y el vexame

VIÑA DEL MAR, CHILE, 18 DE SETIEMBRE DE 1920. El Valparaíso Sporting Club aloja la segunda jornada del IV Sudamericano de la historia, que ha comenzado con partidos apretados y de pocos goles. Brasil, victorioso sobre el anfitrión, enfrenta en duelo parejo a Uruguay, que no pudo derrotar a Argentina. Los 6 mil espectadores presentes ovacionan a ambos equipos, pero hacen especial énfasis en un jugador: el golero brasileño Júlio Kuntz Filho, que demostró su valía en el primer cotejo. Pero desde que Carlos Fanta, el árbitro y también DT de Chile, de la orden del inicio, ese inicio auspicioso se torna en pesadilla para el guardameta. Romano, Urdinarán y Pérez, en seis minutos fatídicos, ponen a Brasil tres goles abajo. Y en el reinicio, Campolo y otra vez Romano colocan un 5-0 inesperado en el que, para colmo, las intervenciones de Kuntz no solo evitan que el marcador sea más grande, sino que en varios de los mismos goles él llega a desviar la pelota en primera instancia, pero los rivales siempre consiguen tomar el rebote.
A los 65 minutos, el sufrimiento del portero llega al clímax. Escapa el uruguayo José Pérez, extremo de las filas del Peñarol, en el que jugaba desde que se llamaba CURCC en 1913. Se mete libre, ante una defensa que las crónicas de la época definen como completamente desorganizada. El 'Botija' -apodo que recibía Pérez- no lo piensa mucho cuando queda a tiro de gol y dispara: Kuntz se estira pero no llega. Es el sexto gol, que completa un humillante vejamen. Uno que subsistirá por 74 años, y quizá más.
Sí: aquel 6-0 recibido por Brasil ante Uruguay es la goleada más aplastante de todos los tiempos para el 'Scratch', y estadísticamente subsiste como tal, aun cuando claramente el 1-7 a manos de Alemania en la última Copa del Mundo duela más, como quizá también el 'Maracanazo' a manos de los charrúas. Pero las cifras no entienden de dolor, y está dicho que un 0-6 no es peor para el que pierde que un 1-7. Y de eso puede dar fe el golero Kuntz, quien al menos no quedó negado para la sociedad como por ejemplo sí le ocurrió a Moacir Barbosa tras lo ocurrido en 1950 y pudo ser figura de Flamengo en la década del 20 y campeón sudamericano en 1922, y se mantuvo como un portero reconocido hasta su temprana muerte en 1938. Irónicamente, el que no pudo gozarlo tanto fue el 'Botija' Pérez, quien si bien resultó campeón con Uruguay en ese Sudamericano de 1920 y acabó como goleador del certamen junto a Ángel Romano con tres tantos, falleció menos de tres meses luego, el 5 de diciembre de 1920, producto de una pulmonía que había contraído tras jugar con fiebre un partido para Peñarol bajo intensa lluvia. La vida, sin duda, a veces no entiende mucho de fútbol.
Foto: gottfriedfuchs.blogspot.com
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