En 1919, Argentina marcó en Rio de Janeiro su primer hat trick en una Copa América. El autor fue Edwin Clarcke, ante Chile. Lo curioso y poco conocido es que el gol con el que cerró la faena, según las crónicas de la época, lo hizo con la mano y con la complicidad de un árbitro brasileño.
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RÍO DE JANEIRO, BRASIL, 22 DE MAYO DE 1919. Cierran ante poco público su participación en el III Sudamericano de la historia las selecciones de Argentina y Chile, relegadas por brasileños y uruguayos a pelear por el tercer puesto del certamen. La superioridad albiceleste es abrumadora y se traduce en goles: en el primer tiempo, Edwin Clarcke primero, luego Carlos Izaguirre y luego el propio Clarcke definen una ventaja clara para los del Río de la Plata. Los mapochinos descuentan a través de Alfredo France, pero igual el arco del portero Manuel Guerrero, de floja jornada, es objeto de acoso constante hasta el final del primer tiempo.

En el complemento, el partido mantiene el ritmo, aunque se ve marcado por el juego fuerte y algunas aparentes posiciones adelantadas no sancionadas por el árbitro Affonso de Castro, quien además era integrante de la Comisión Técnica que dirigía al seleccionado brasileño. A los 62 minutos, la polémica alcanza el clímax: un centro alto al área chilena es conectado por Clarcke, quien envía la pelota adentro del arco. El golero Guerrero protesta airadamente pues vio lo mismo que todo el estadio: que el delantero argentino tocó la pelota con la mano para introducirla. Pero De Castro hace caso omiso y, según las crónicas de la época, ni siquiera consulta con sus asistentes. Gol: Argentina gana 4-1 y convierte su primer hat trick en una Copa América, gracias a la polémica decisión de un árbitro brasileño.
Golpe de cabeza del argentino Roberto Castagnola durante el encuentro en el que su selección goleó a Chile en 1919 (Recorte: Gazeta de Noticias)
El partido culmina con ese marcador y el público, enardecido por la decisión errada del árbitro, lo despide con rechiflas e insultos, que se extienden a los demás participantes del juego. Solo se salvan los argentinos Calomino, Clarcke y sobre todo, más allá de la autoría de los goles, Izaguirre, quien fue el de juego más vistoso en el lance. ¿Pero no estaba el público molesto porque un árbitro brasileño había favorecido a Argentina? Pues no: la molestia era en sí contra Affonso de Castro. "Vimos en el campo no un juez, sino un hombre que corría a tontas sin saber qué hacer", sentenció la Gazeta de Noticias.

Más mesuradamente, A Época ensayaba una explicación más lógica y convicente: De Castro no solo integraba una Comisión Técnica resistida por la afición, sino que era socio reconocido de Fluminense, y entre los 5 mil espectadores que había en el campo de Laranjeiras -el antiguo estadio del 'Flu'- se contaban muchos torcedores de Flamengo y otros equipos. "Venció una vez más el 'clubismo'", analizó el diario; y también venció, gracias a la errada decisión del árbitro, Edwin Clarcke de manera personal al meterse en la historia de la Copa América y del fútbol argentino. Formado en Rosario Central y para 1919 jugador de Atlético Porteño, anotó 6 goles en 9 partidos jugados con su selección. La mitad fue contra Chile, y uno de ellos, al parecer con la mano de Deus.

Recorte: Gazeta de Noticias


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