En 1993, México clasificó a la final de la Copa América en su primera participación en el certamen luego de frustrar al anfitrión Ecuador en el propio Olímpico Atahualpa. El encargado de sentenciarlo fue un volante de intenso trajín: Ramón Ramírez.
Auspicio Hyosung Perú

 

QUITO, ECUADOR, 30 DE JUNIO DE 1993. La noche quiteña tiene amenaza de no ser perfecta para los habitantes de la capital ecuatoriana. Y no obedece a temas climatológicos: ocurre que la selección tricolor, favorita para llegar a la final de la Copa América que organiza, está perdiendo ante un México superior en lo colectivo y en lo individual, como que un delantero de los famosos, Hugo Sánchez, lo ha puesto contra las cuerdas. Sí: sucede que los aztecas no han llegado a participar el torneo para ser comparsas, sino protagonistas. Y en lo que puede ser considerado sacrílego para quienes se oponen a que un equipo no perteneciente a la Conmebol participe de un certamen que siempre había sido solo para sudamericanos, encima está clasificándose a la final.

 

 

Para el minuto 54, está claro que la altura quiteña no es un óbice para los otros tricolores, los de más al norte, como sí lo había sido para rivales anteriores. Y por eso están dispuestos a correr como otros no lo hacen sobre el nivel del mar. Recupera Ramón Ramírez el balón en su campo, poniendo pie firme, y da origen a un rebote. Casi sobre la línea central, el 'Nacho' Ignacio Ambriz fuerza la jugada y permite que el balón le quede a Luis Roberto Alves 'Zague', aquel delantero de ascendencia brasileña que esta vez no estuvo para resolver, sino para asistir: en primera, de espaldas, la puso larga para la corrida por izquierda de Ramírez, quien había ganado metros. Y en inusitada carrera para un jugador cuyas dotes no pasaban necesariamente por desbordar, 'Nayarita' quedó solo, libre ante la salida de Jacinto Espinoza, y con calidad se la tocó de zurda por encima del cuerpo. Gol mexicano: 0-2 y golpe en el Atahualpa.

Aquella jornada histórica para el fútbol azteca, que mostró al mundo que lo suyo estaba en el nivel de codearse con los grandes de Sudamérica, fue con mérito resuelta por Ramírez, el sétimo futbolista con más partidos disputados en la historia de su selección: jugó 121, a lo largo de los cuales marcó 15 tantos. Un volante de esos completos, modernos, de toda la cancha: que progresivamente, a lo largo de su carrera, fue acercando su fútbol desde su propio campo hasta el rival, para terminar convirtiéndose en un hombre de organización antes que de marca. Pero que para 1993, usaba la '5' porque lo suyo era venir desde atrás, inclusive si había que correr en una ciudad donde al resto de América le cuesta hacerlo.


Leer más...

Otro gol de Copa América al minuto 54: Tita (Brasil) a Argentina en 1979

Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy