Minuto 54: Avistamientos galácticos

Había pasado poco más de un año del Mundial de 1978, y las heridas aún no cicatrizaban. Brasil seguía dolido por su eliminación suspicaz del certamen y por su inoperancia que no le permitió romper el cero ante Argentina, el anfitrión, en el penúltimo partido de la Segunda Fase, que a la larga también le costó el pase a la gran final.
Así, pues, la verdeamarelha tenía su primer desquite ante la albiceleste, aunque el marco contextual era de menor rango: la Copa América, que llegaba a su segunda edición sin una sede fija. Ello motivaba, por ejemplo, a que todas las selecciones participantes, de algún modo, actúen en casa. Y Brasil, que en el certamen anterior había fijado su localía en Belo Horizonte, en esta ocasión decidió alternar en dos ciudades: Rio de Janeiro y Sao Paulo.
El escenario elegido para el tope de ida ante Argentina fue nada menos que el Jornalista Mario Filho, mejor conocido como ‘Maracana’. Aunque parezca increíble, ese sería el primer cotejo en la historia de este certamen que se disputó en dicho recinto. Los dos protagonistas, curiosamente, venían de sucumbir ante Bolivia, en La Paz, rival con el que compartían el Grupo B. La ocasión también sirvió para que el ‘Pibe de Oro’, Diego Armando Maradona, que por ese entonces la descocía en Argentinos Juniors, se tope por vez primera ante un seleccionado brasileño. Los aperitivos, pues, estaban sobre la mesa.
Minuto 54
Un 2 de agosto de 1979, ante 118 458 espectadores bien instalados en el ‘Maracaná’, Brasil y Argentina protagonizaban la 62va edición del clásico sudamericano. El arbitraje de aquel partido recayó en el peruano Edison Pérez, por ese entonces uno de los jueces más renombrados de esta parte del continente. Brasil presentaba en su alineación a una serie de monstruos, entre los que sobresalían Emerson Leao, Paulo Cesar Carpeggiani, Palinha, Zico y Milton Queiroz da Paixao ‘Tita’, uno de los jugadores más destacados del Flamengo de esa época. El entrenador era el joven Claudio Coutinho, quien dos años más tarde fallecería ahogado en las playas de Copacabana.
La selección argentina, dirigida por César Luis Menotti, presentó una mixtura de gente experimentada con jóvenes que llevaban pocos minutos con la albiceleste, como eran los casos de Juan Barbas, Ramón Díaz y el ya mencionado Diego Maradona. Apenas a los 2’, el ‘Maracana’ alumbró su primer gol en Copa América: el protagonista fue Zico, quien gracias a una acción personal de Palinha y Zé Sérgio pudo batir el pórtico de Enrique Vidallé. No obstante, Argentina encontró el empate sobre los 30’: Hugo Coscia venció las redes de Emerson Leao luego de un servicio de Diego Maradona que fue mal bloqueado por el zaguero Zenon.
Con el 1-1 se fueron al descanso, y en el complemento Brasil empezó a inclinar la cancha. Hasta que llegó el minuto 54: Tita recuperó un balón desde el sector derecho y jugó con Zico; este maniobró en primera y le devolvió la cortesía. La definición del atacante de Flamengo fue espléndida: enterró el empeine y, en primera, bombeó el esférico, dejando pasmado al golero Vidallé. Era el 2-1, marcador que no se movería más, el resultado esperado luego de varios meses para desfogar la furia que le ocasionó el enemigo en su Mundial.
Tras ese partido, Brasil venció como local a Bolivia y rescató un empate en su visita a Argentina, con lo cual clasificó a las semifinales, instancia en la que se emparejó ante Paraguay, seleccionado que lo despidió del certamen y, a la postre, se alzaría con el título Sudamericano. Aquel clásico de agosto, sin embargo, quedó enmarcado en los registros del torneo, al igual que los nombres de la mayoría de protagonistas del enfrentamiento. Como Tita, quien años más tarde integró el plantel de Brasil en Italia 1990 y siguió pegándole al balón hasta 1997 en el fútbol guatemalteco, con 39 años a cuestas.
Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.com
