Minuto 26: El cuatrero libre

LIMA, PERÚ, 7 DE MARZO DE 1957. El austriaco Erwin Hieger da, en un modernísimo e iluminado estadio Nacional de Lima abarrotado con 50 mil espectadores, el pitazo inicial al XXV Sudamericano. Uruguay, campeón vigente, inaugura el torneo ante el habitualmente modesto Ecuador, que esta vez, no obstante, le ofrece pelea desde el saque. Con el delantero argentino nacionalizado ecuatoriano Jorge Larraz como estandarte, el equipo norteño pone en aprietos al fondo uruguayo, algo rígido en sus desplazamientos, y hasta se pone en ventaja mediante su nuevo ariete, ante la estupefacción del respetable.
Los uruguayos también lucen anonadados, salvo uno de carácter fuerte y difícil. Pertenece a Nacional de Montevideo y suele brillar con luz propia con esa camiseta; y lo ha hecho asimismo en el último Sudamericano ganado por la selección uruguaya, en el que marcó el gol del título. Se llama Javier Ambrois y su cabellera despeinada y su bigote desgarbado contrastan con su fortaleza, que más que física es futbolística: la de un todoterreno que no solo organiza, sino que también ataca. Él es todo Uruguay, y por eso al minuto 26, cuando los charrúas tienen su primer tiro libre franco hacia el marco norteño, no hay duda acerca de quién debe patearlo. El ángulo no es favorable, pero 'Patesko' -como le dicen a Ambrois por su similitud con el jugador brasileño de los años treinta- le pega con arte: de emboquillada para que el balón haga un globo y haga estéril la resistencia del portero Cipriano Yu Lee. Golazo y 1-1: todo como al comienzo.
Luego en ese cotejo, Ambrois marcaría tres veces más, lo que junto a un tanto de Sasía y a un nuevo gol de empate parcial de Larraz totalizaría el aplastante 5-2 para los campeones vigentes. Dos semanas y dos días después, Ambrois repetiría su faena frente a Perú: otros cuatro goles para que Uruguay derrote 3-5 al anfitrión y de paso el ariete se pelee con el público y la policía por festejar de manera impropia. La historia, sin embargo, no registra tanto las malcriadeces del momento sino los goles que quedan, y el uruguayo marcó nueve para consagrarse como uno de los dos máximos anotadores del certamen. En total, llegó a las 16 dianas en 31 veces que vistió la camiseta celeste, a su estilo pero con indiscutido tesón.
Recorte: revista Estadio de Chile
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