En 1922, Brasil ganó en casa un Sudamericano envuelto en polémica por arbitrajes que aparentemente condicionaron que el 'Scratch' pudiera acabar jugando un partido definitorio ante Paraguay. No obstante, ganó este último cotejo con categoría merced a una goleada iniciada con tanto de Neco, el primer gran ídolo del Corinthians.
Auspicio Hyosung Perú

 

RÍO DE JANEIRO, BRASIL, 22 DE OCTUBRE DE 1922. Partido extra para definir el título del VI Sudamericano, luego de una serie de sucesos bochornosos que han acompañado el desenlace del que hasta ahora es el torneo continental más accidentado de la historia. Definen Brasil y Paraguay, que sumaron cinco puntos cada uno en la rueda regular de todos contra todos; el mismo puntaje -y hasta con mejor diferencia de goles- tenía Uruguay, que se retiró del torneo en protesta por el polémico arbitraje -brasileño- de su derrota ante los guaraníes. A su vez, el equipo albirrojo también se retiró, aunque solo del campo de juego, después de un penal aparente mal cobrado por el árbitro -brasileño- en su derrota ante Argentina, cotejo en el que a Paraguay le bastaba empatar para ser campeón. Así, las dos decisiones tomadas por los árbitros locales han permitido que se fuerce el triple empate y, ante el retiro uruguayo, que aquel devenga en un solo cotejo extra.
Modesto Denis, arquero de Paraguay, nada puede hacer con el balón dentro de su arco tras la anotación de Neco (Foto: Gazeta de Noticias)
Para la improvisada final, ha sido designado como juez el argentino Servando Pérez. Bajo sus órdenes, el cotejo comienza con marcado dominio local, con tres córners forzados de manera casi consecutiva sobre el arco defendido por Modesto Denis. Hasta que al minuto 11 se desequilibra la balanza. Neco, tirado por el lado izquierdo del campo, recibe el balón y, luego de dominarlo, avanza hacia el arco paraguayo y dispara de modo fuerte a media altura: el esférico viaja y entra de manera limpia. El 'Scratch' gana 1-0 y la cancha de Das Laranjeiras explota y celebra.

Ya en el complemento, Formiga en dos ocasiones rubricó la victoria del anfitrión: clara, contundente y sin lugar a polémicas arbitrales. Al menos en ese cotejo definitorio, Brasil fue superior e hizo respetar la casa al ganar 3-0. Y celebró el título, además de gracias al gran partido hecho por Formiga -quien fue cargado en hombros desde el estadio al Hotel Phenix luego del cotejo por la enfrervorizada multitud-, debido al estupendo desempeño de Neco, insider de Corinthians que, según la crítica, fue "el jugador perfecto de siempre, penetrante y muy corajudo". Su nombre real era Manoel Nunes, y se dice que fue el primer gran ídolo de la historia del 'Timao', único club en el que jugó y con el que ganó 8 Campeonatos Paulistas y luego uno más como entrenador. Con Brasil, disputó 15 partidos y anotó 8 goles; ganó dos Copas América, la primera en 1919 como máximo anotador del torneo y la otra, esta de 1922 en la que abrió el camino para zanjar cualquier duda sobre la legitimidad del campeón.

Foto: Gazeta de Noticias


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