Uruguay - Paraguay: Paraíso celestial
La frecuencia: América Televisión
Tras una extensa e interesante previa que además de datos incluyó tweets de hinchas, análisis táctico y enlaces en vivo con el 'Monumental' de Buenos Aires, 'Toño' Vargas, Gonzalo Núñez y Erick Osores le bajaron el telón a la Copa América 2011 desde los estudios de canal 4 en Lima. Transmisión equilibrada, con Núñez sin perder los estribos dialécticos como sí ocurre cuando juega la selección peruana -aunque en algún momento propuso que la Copa América pasara a llamarse "Copa América Televisión", en son de broma- y con Osores jugándose una ficha hasta poco antes del final por un descuento paraguayo.
La pizarra: Cosa de momentos
Uruguay afrontó el partido con algunos libretos establecidos. Primero, desdoblarse, gracias a la facilidad que le ofrecen los despliegues de Martín Cáceres y Álvaro Pereira, entre un 3-4-1-2 cuando el equipo estaba en posición defensiva y, más bien, en un 4-línea-2 cuando se tomaba la posición de ataque. Segundo, y lo más importante, con la premisa clara de que había que ahogar a Paraguay en los primeros minutos y ponerlo en desventaja lo antes posible. Tabárez apostó para ello por otras dos armas: los centros al vacío en búsqueda de las mortíferas trepadas de sus centrales, Lugano a la cabeza, y los desequilibrantes desbordes de Suárez por derecha. Con el del Liverpool enchufadísimo, Forlán se vio en posición de tener que sacarse la mufa de no anotar, y lo logró con creces.
Paraguay, por su parte, propuso un 4-línea-2 algo desordenado por instantes, que se clarificó cuando Piris se tomó bien en serio el rol de lateral derecho y causó más riesgos que los que Marecos imprimió por el lado opuesto. En el centro se extrañó desde el saque la capacidad de desborde de Estigarribia, y tanto Vera como Víctor Cáceres cumplieron más labores de destrucción que de desborde por los carriles. Arriba, Zeballos nunca pudo tapar la salida de los centrales charrúas -porque estos salían solo en los balones parados-, labor para la cual se lo había incluido, y terminó haciendo extrañar todavía más al lesionado Santa Cruz.
Los cambiazos: Sin influencia
Todos los cambios se produjeron con el marcador 2-0, o sea, con Uruguay intentando hacer pasar los minutos para consolidar su dominio y con Paraguay pugnando por causar un peligro real que no se palpaba en los linderos del arco de Muslera. Igual, Tabárez apostó por Cavani en un intento de enviar el teledirigido de que quería cerrar el marcador, cosa que a la postre consiguió aunque sin el hombre del Napoli de por medio. Eguren sustituyó a un Pérez todo pulmones, y Godín entró sobre la hora por Cáceres. Del lado guaraní, Martino renovó los costados con Hernán Pérez y Estigarribia, y sobre todo este último acabó defraudando. A 14' del final entró Lucas Barrios, tan lesionado que se resintió en un ataque y tuvo que dejar el campo sin ser sustituido al haberse agotado los cambios de Paraguay.
El capo: Luis Suárez
Es cierto que Diego Forlán apareció como no lo había hecho en el resto de la Copa y se despachó con dos tantos, pero lo de Suárez fue más parejo, tanto a lo largo del torneo como en esta decisiva instancia. El '9' charrúa desequilibró, tuvo locos a Marecos y Da Silva y abrió el camino del título con una definición fría tras dejar en ficha a Verón. No se desesperó por superar a Paolo Guerrero en la tabla de goleadores y lo suyo fue en función del equipo, una vez más.
El extraviado: Darío Verón
Bajo partido del dúctil central paraguayo, quien parecería haberse acomodado mejor a la función de lateral. Sufrió con Forlán y también con Suárez, a quien acabó "ayudando" en la jugada del primer gol al cederle un rebote antes de que el esférico derrotara a Villar. Paraguay fue mucho menos sólido en defensa hoy respecto de lo que había mostrado en el resto del torneo.
Jailaits
Arremeter y someter: La premisa uruguaya de "matar" desde el saque se tradujo en 15 minutos iniciales de vértigo sobre el arco similar, parecidos a esos partidos que a los peruanos nos tenía acostumbrados el Cienciano de un charrúa, Carlos Daniel Jurado, cuando buscaba ahogar al rival en la altura del Cusco y marcarle rápido. Lo intentaron apenas a los 2' Lugano y Coates viniendo desde el fondo, con cabezazos que forzaron hasta dos manos de Ortigoza que el árbitro Fagundes no advirtió; lo logró Suárez a los 12'.
Mufa afuera: Uruguay dejó, luego del gol, salir a Paraguay un poco y consiguió agotarlo en el ida y vuelta de mediocampo, a sabiendas de que todo el bagaje ofensivo guaraní se neutralizaría si se conseguía, como desde el primer momento, controlar bien a Haedo. Así, el equipo de Tabárez manejó los tiempos y aceleró a poco del final de la primera parte: Arévalo Ríos recuperó una pelota y luego transformó su capacidad obrera en una magnífica habilitación a Forlán. Este, con toda la furia posible, se sacudió la mufa de tanto tiempo sin poder marcar con su selección y fusiló a los 40' a un indefenso Villar.
Que resuene el candombe: El segundo tiempo fue monológico: Paraguay arremetió sin causar daño, Uruguay pegó algunas veces y asustó más. Los cambios, está dicho, no alteraron un panorama que se divisaba irremisiblemente celeste. Que terminó de pintar otra vez Forlán, quedando mano a mano, como hace mucho no podía, con el sacrificado Villar. El grito a los 90' fue el de todo un "paisito", como algunos argentinos cruelmente dicen en referencia a la extensión territorial charrúa; tan opuesta a la grandeza del linaje, a la resurrección efectiva de un estilo de hacer fútbol que está comenzando a dejar los libros de historia, las referencias a los Nassazzi o los Varela, para transformarse todas esas nostalgias en una magistral realidad. Esa que permite recordarle al mundo que en el principio los ingleses inventaron el fútbol, pero que sobre la cancha estuvo primero que todos Uruguay.
Fotos: Reuters, AP
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