La Plata no llega sola
Han pasado algunas horas desde Córdoba y nos separan algunas otras, acaso más largas, de La Plata. Es imposible ocultar la emoción posterior y mucho más la previa en estos tecleos. El análisis objetivo exige, no obstante, meter la cabeza en el freezer aun en este trepidante momento.
Es acaso trepidante porque tengo 30 años y, como muchos de de mi generación, crecí oyendo hablar de los maravillosos tiempos del fútbol peruano que nunca volverían. A los de la edad de mi abuelo, acerca de Villanueva, 'Lolo' y la supuesta gesta de Berlín; a los de la edad de mi padre, de Cubillas, Chumpitaz y 'La Bombonera', el empate más celebrado del que tengo conocimiento. Ahora, sentado en un cafetín de Buenos Aires, tarde de lunes, recuerdo que para muchos el fútbol peruano nació el 31 de agosto de 1969 en La Boca, cuando el chileno Hormazábal pitó el final luego de -gónadas de acero- haberle anulado un gol a Argentina en tiempo adicional; y que para muchos de ellos, se murió el 30 de junio de 1985 en Núñez, cuando el jalón de Passarella a Chirinos y el grito de Gareca jalando las redes.
Curioso me resulta que de aquel 1985 yo solo recuerde los gritos de mi abuelita preguntando por qué Reyna marcaba tanto a Maradona. No fui consciente de aquel final infeliz, y más bien comencé a serlo en 1989 con el inefable Pepe y la goleada a manos de Paraguay en Salvador de Bahía, y después las dolorosas derrotas en casa con Uruguay y Bolivia. Pasé por Company y la negativa de 'Balán', por la noche lluviosa de Concepción en la que emergió Maestri, por la llegada de Popovic, por el indulto de Fujimori a 'Balán' para que no meta gol alguno, por ganarme insultos por seguir creyendo que con Popovic comenzó un proceso, por la primera pusilanimidad de Delfino al dejarse reimponer a Company, por Jorge Soto correteando media cancha a Roberto Carlos en Rivera, por el Nacional pifiando el regreso de Oblitas contra Bolivia, por la renuncia de 'Chemo' harto de que le echen la culpa de todo, por el regreso al triunfo ante Venezuela con los goles de Julinho, por la maldita prensa amarilla inventando Miramar para desestabilizar a Oblitas, por el foul de Pablo Zegarra a Aguinaga, por el gol del 'Diablo' Carazas en Sucre, por Rosales correteando a Ronaldo para pedirle su camiseta tras el 7-0, por el chorrigolazo a Uruguay que era el que más había gritado en mi vida antes de este sábado, por la noche triste de Santiago, por el taradito que gritó gol de Bolivia en Oriente cuando era gol de Chile, por el partido con Holanda con 'Kukín' en cancha, por el tiro de media distancia de Torrado que se repite diez veces más e Ibáñez la saca, por la segunda pusilanimidad de Delfino al dejar que la prensa destruyera el proceso de Oblitas, por los sueños de Maturana, por el verso de Maturana, por los caballos de Maturana, por el cabezazo de Pajuelo en el 'Morumbí', por los ecuatorianos tomándose fotos con las modelos después de clasificar en el Monumental, por Julio Edson con la '10', por la goleada a Paraguay y el capote en el Centenario con Autuori, por el dedo del medio de Rebosio, por la prensa comenzando a volverse a bajar un proceso, por el último chorrigolazo ante Bolivia, por el gol de Tévez en Chiclayo allí donde las arañas tejen su nido, por Ternero y 'Chiquito' Flores comiéndose cinco en Barranquilla, por la Comisión Juvenal, por el baile a Uruguay con la defensa de cinco de Uribe, por el empate ante Bolivia el único día en que Pizarro apareció en 10 años para salvar los engendros tácticos de Uribe, por Del Solar y su autodestrucción de El Golf, por la peor humillación de la historia al quedar últimos, últimos de Sudamérica.
Curioso me resulta que de todo ese lapso, el momento más imborrable, como alguna vez lo escribí, haya sido aquel delicioso ir a dormir del 30 de abril de 1997, luego de que el 'Chino' Pereda la empalmara como nunca supo cómo en Barranquilla y hiciera fútil la estirada de Mondragón. Curioso me resulta que de todo el lapso que antes cité entre 1969 y 1985 el video más visto, incluso que la voltereta a Bulgaria en León, sea el de los goles de Cueto y Cubillas en Córdoba, el día de la atajada de Quiroga a Masson.
El sábado que pasó, 33 años después de eso y con solo 30 años a cuestas que no me permitieron ver aquel 3-1 en vivo y en directo, estuve en el palco de prensa del Chateau y viví una jornada aún más feliz que la de 1997. Fue también ante Colombia, y cuando al final del partido Nicolás Rey, botando un par de lagrimazos, me decía gracias por traerme, yo solo pensaba que él, con varios años menos que yo, ni siquiera había podido gritar ese gol de Pereda y que, acaso por ello, había superado por muchos decibeles mi grito del gol de Lobatón y ni qué hablar del de Vargas, cuando la cámara se me había quedado casual y felizmente prendida y grabó toda la angustia previa. Pero no disfruté nada más que ganar con holgura; sin colgarse de los palos, a pesar de que estos nos hubieran salvado varias veces. Ganar sin escuchar el dicharachoso "sí se puede", y más bien convenciéndonos en silencio de que con chamba de por medio sí que siempre vamos a poder.
Este martes que viene, creo, existe para muchos de los que piensan que el fútbol peruano nació en Boca y murió en River una chance inmejorable de un "renacer" unos kilómetros más al sur, en La Plata. Esa que esta vez, pues, no ha llegado sola o por arte de magia, como el peruanísimo mesianismo quiere creer, sino de la mano de un trabajo serio y planificado que ha enfrentado ya varios piedrones en el camino. El más reciente, uno que en la televisión local había preparado cual ave de carroña el bigotón lacayo de la dictadura de los noventa -ese que sí se merecería que le saquen cerca de la DIROES una portada parecida a aquella infame carátula de Delfino mordiéndole el calzoncillo a Oblitas-, para aprovechar la "cantada" eliminación del sábado buscando culpar de ella a Farfán y sus pichangas. Habría que decírselo como don Valentín Paniagua: basta de maniobras torpes, sucias, inmundas para desestabilizar a la selección. Lo intentó con el casino Veneto y ahora esperaba el "momento" preciso. ¿por qué tantas ganas de hacer daño al fútbol? ¿Por qué en el Perú tenemos que seguir aceptando que gente que ensució el periodismo quiera seguirnos vendiendo basura? ¡Basta!
Este martes, felizmente, nadie podrá negarle a una generación de peruanos de 30 a menos, esa que según varios de los que nos evocaron por años los grandes momentos que nunca volverían nació futbolísticamente muerta, que asista a una cita con la historia. Con la propia historia de su hinchaje por la blanquirroja.
Foto: Roberto Castro / DeChalaca.com, enviado especial a Córdoba
escrito por MARCO , July 18, 2011
escrito por Piero , July 18, 2011
Y es cierto lo que dicen, solo el futbol puede unir a un pais tanto como lo esta haciendo esta seleccion.
escrito por Omar , July 19, 2011
escrito por Omar , July 19, 2011
escrito por J.J , July 19, 2011
ATT. UN CHOLO SERRANO SIN COMPLEJOS!!
escrito por VMFM , July 19, 2011