Foto: AFPEl River de Gallardo dio un paso determinante para llegar a una nueva final de Libertadores. Con amplia contundencia, le ganó 2-0 a un Boca que volvió a mostrarse mezquino y taciturno en su visita a Núñez, donde la goleada asomó.

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

El Capo: Nacho siempre está

El tiempo lo ha convertido en baluarte indiscutido de un mediocampo elegante como el que caracteriza el abolengo de River Plate. Porque aunque Ignacio Fernández sea canterano de otro origen -el de Gimnasia y Esgrima La Plata-, el ADN millonario parece correr por sus venas. 'Nacho' fue cerebro y todoterreno; fue pasador y anotador. El gol que marcó resume sus múltiples protagonismos: es capaz de iniciar la jugada y de culminarla. Su doble pared con Matías Suárez, concebida por su buen toque, terminó con uno corto pero suficiente para poner el balón adentro del arco de Esteban Andrada como en el picadito menos glamoroso. En ese nivel, antes que la salida al exterior, es difícil creer que la selección argentina no le tenga guardada una nueva oportunidad.

La Pizarra: Creer versus sobrecalcular

Del libreto de Marcelo Gallardo hay poco que descubrir. El 4-trapecio-2 sale de memoria, aunque los matices son siempre materia pasible de rico análisis. Por ejemplo, que tanto Gonzalo Montiel como Milton Casco hayan tenido tanta carta libre para descolgarse e inquietar al fondo xeneize. O que 'Nacho' Fernández, por su comentada capacidad múltiple, haya podido desplegarse a sus anchas tanto recogiéndose para reforzar la primera línea como siendo espejo de Nicolás de La Cruz, quien por izquierda fue el conductor realmente neto de la 'Banda'. Los cambios fueron meramente nominales, aunque el hecho de terminar con tres delanteros, dos de ellos de área netos como Ignacio Scocco y Lucas Pratto, habla de la tremenda superioridad que impuso River sobre su clásico rival en esta ida de semifinales.

A Gustavo Alfaro, en cambio, se lo había criticado duramente un mes atrás por haber tomado resguardos extremos en su visita al 'Monumental' de Núñez por la Superliga. El DT murió literalmente en su ley y no solo volvió a insistir en la cautela como bandera, sino que incluso la extremó. El polémico 4-3-2-1 que presentó pecó, eso sí, en reinvenciones: Alexis McAllister recogido a primera línea y, sobre todo, un delantero neto como Franco Soldano tirado de extremo por derecha a fin de taparle la salida a Casco -o mejor dicho, a pretender insulsamente hacerlo- fueron dos apuestas fallidas. Para el complemento ingresaron en fila india Carlos Tévez -obnubilado-, Eduardo Salvio y hasta Mauro Zárate -ambos aún en salida de lesiones-; lo que ocurrió fue una búsqueda del empate al tumulto por parte de Boca Juniors que, a la vez, dejó inmensos espacios en el centro que a punto estuvieron de llevar el partido a la goleada millonaria.

La Calamidad: Capaz que era la única

No solo a Capaldo le fue mal en la noche de Núñez: Soldano anduvo perdido ubicado como extremo por derecha. Acá se le va De La Cruz. (Foto: AFP) 

Del cuadro xeneize puede cuestionarse mucho pero pocos lamentos fueron tan grandes como el producido sobre el final del primer tiempo. Como casi nunca en la noche, Ramón Ábila -confinado al rol de llanero solitario- le ganó la posición a Casco y se metió en cortada hacia el arco defendido por Franco Armani. 'Wanchope', a sabiendas de su capacidad para arrastrar marca, aquietó la carrera y esperó la llegada por izquierda de Nicolás Capaldo. El bisoño volante central, casi como sorprendido de hallarse a sí mismo en rol de definición, le pegó al balón de manera terrible, como si se tratara de un globo de aire, y la mandó a la Popular Centenario.

El Extraviado: Quién los cura

Lo de Capaldo lindó con lo fatal y, por coincidencia, al final de cada tiempo. Ya en los descuentos, se barrió de modo violento con los dos pies ante Enzo Pérez, al que hizo volar por los aires. Raphael Claus le sacó amarilla en primera instancia, pero el VAR le reveló que correspondía roja directa y por ende baja forzada para la vuelta en La Boca. En realidad, Capaldo también estuvo discreto en materia de pases y marca; el buen nivel con que hasta ahora había podido cubrir el puesto cada vez que le tocó suplir a Daniele de Rossi -lesionado- fue un holograma y, más bien, se extrañó horrores al italiano. Por eso se queda con un acápite que bien podría haberle correspondido también a Soldano, improvisado en una función que le era ajena y que en la práctica lo sacó del partido.

El Tapadón: El rescatista

Quizá ese es el oficio que mejor resume la vocación de Esteban Andrada por salvarle la papeleta a un equipo cada vez más dependiente de sus notables intervenciones. El golero -que el fin de semana había visto cortada su racha de imbatibilidad en la Superliga, ante Newell's Old Boys- sacó al menos cuatro balones con destino inexorable de arco y evitó un marcador de escándalo. Y aunque la más viralizable sea ese balón que sacó con la cara a los 60' tras un infortunado cruce de Lisandro Ezequiel López ante un tiro cruzado de De La Cruz que se iba al autogol, la mejor estuvo a los 75': Matías Suárez le quiso pinchar el balón al segundo palo pero Andrada, con notables reflejos, la sacó al córner a mano cambiada.

La del VAR: Reloj de arena

Borré encaminó el triunfo millonario: le cometieron el penal y lo ejecutó con categoría. (Foto: AFP) 

Sin duda, la jugada que todo Sudamérica comenta a partir de este encuentro es el penal que abrió la cuenta para River Plate. Pero el problema no es que la barrida de Emmanuel Mas sobre Rafael Santos Borré no haya sido clara a la luz de una cámara -porque en el momento ni se reclamó-: es que esa acción se haya producido al minuto 2:34 y que el gol del propio Borré desde los doce pasos haya llegado a los 6:59. Es inviable que en Sudamérica las revisiones del videoarbitraje duren tanto si se quiere ganar credibilidad para su uso. Y si Conmebol quiere que esto cambie, la inversión en tecnología más eficiente es imprescindible.

La Clave: Lo que queda demostrado

Sin duda el gol tempranero condicionó el encuentro y le inclinó la cancha a Boca. Pero a la luz de lo visto los restantes 83 minutos, más bien podría decirse que se trató de un preludio acorde con lo que el espectáculo era capaz de ofrecer. Si a alguien le quedaba alguna duda, en Núñez se ratificó a todo filtro que hoy por hoy la 'Máquina' de Gallardo es superior que cualquier andamiaje que su tradicional rival pueda diseñarle al frente. Que esto no se lea como una sentencia de llave, porque si existe un axioma futbolero incuestionable es que en los clásicos todo es posible; verdad tan indiscutible como que en el fútbol argentino de hoy, uno de los dos protagonistas del partido más esperado de todos es mejor que el otro.

Kazuki Ito: Claus no es Santa

En la habitual hemorragia dialéctica argenta posterior a este tipo de partidos, las decisiones del brasileño Raphael Claus quedarán naturalmente en el ojo de la tormenta sobre todo porque comprometieron a un mismo equipo, en este caso Boca, tanto con el penal como con la roja. Pero en realidad, lo cierto es que el cuadro xeneize la sacó incluso barata. Porque cerca del final del primer tiempo, Carlos Izquierdoz le entró al tobillo de Borré de modo aún más violento y directo que Capaldo a Enzo Pérez; para Claus, solo fue amarilla. Y luego López, quien ya tenía amarilla, estuvo muy belicoso en el arranque del complemento y bien debió ganarse la segunda amonestación. Por todo eso, las quejas de Gustavo Alfaro en conferencia de prensa -y al margen de su falta de autocrítica táctica- rayaron en lo desubicado.

Los Goles

Fotos: AFP


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