Foto: AFPEl Galatasaray - Chelsea fue el más parejo de la ida de octavos. En Estambul, la historia no pasó del 1-1 y Drogba no fue el destacado, sino otro africano: el camerunés Chedjou, quien con su gol permitió que la serie llegue intacta para la revancha en Londres.

 

Lo que se observó en el Ali Sami Yen Spor Kompleksi en los minutos previos al Galatasaray - Chelsea simplemente parecía irreal. Algo que jamás se pensó que iba a ocurrir: Didier Drogba se alistaba para enfrentar nada menos que al club que lo tiene en el altar y con el que logró los mejores hitos de su palmarés. Ese encuentro que lo enmarcó por última vez con los blues aquel 19 de mayo de 2012, con el penal que le dio el título de la Champions, estaba cercano, pero ahora en la orilla de enfrente. Por el mismo torneo, pero por diferentes objetivos. 'Didi' fue ahora el estandarte de un equipo turco que, antes de los 90', se llevó todas las miradas del mundo, pero solamente por la relación automática del marfileño con su contrincante; ergo, el morbo en su máxima expresión.

Sin embargo, tras el pitazo del español Carlos Velasco, el protagonismo novelero de Drogba con sus excompañeros y su relación cercana con José Mourinho se fue quedando al margen. Así como también la buena onda que existe entre el entrenador portugués y Wesley Sneijder y el otro guión de la historia que los vincula con un gran lazo de cercanía desde que 'Mou' confío ciegamente por el holandés desde su primer día en Inter, allá por 2009. Todo lo contrario. El partido arrancó con un patrón definido: el de un Chelsea ordenado en defensa, con Terry y Cahill cortándole los circuitos a Drogba y compañía y Azpilicueta e Ivanovic jugándose su partido aparte con Eboué y Alex Telles, respectivamente.
Didier Drogba se llevó gran parte de la atención en el partido ante su ex equipo, pero el marfileño no pudo anotar y se fue reemplazado en el segundo tiempo (Foto: AFP)
Chelsea, pues, parecía hacer pesar su oficio desde el saque, y comenzó a sacarle provecho a las licencias defensivas de Galatasaray también desde muy temprano. De hecho, los blues encontraron la ventaja a partir de una buena triangulación entre el alemán Andre Schürrle, y los españoles César Azpilicueta y Fernando Torres, que desembocó con el anticipo oportuno de este último para el 0-1. La historia de los visitantes en los duelos de ida de octavos parecía asomar en Estambul, pero Roberto Mancini leyó los errores de su equipo y acertó con el ingreso de Yekta Kurtuluş, quien le dio movilidad al mediocampo turco y permitió que Wesley Sneijder se libere, recupere su rol de conductor y por fin pueda hilvanar con su frente de ataque. A partir de allí el partido tuvo su punto de quiebre: los turcos pasaron a mandar en la posesión y era evidente que iban de menos a más.

Eso sí, pese al crecimiento colectivo de Galatasaray, la sensación de un eventual empate no asomó con fuerza ya que el cerco defensivo inglés era infranqueable. No obstante, una vacilación defensiva tras un tiro de esquina, con mayor grado de responsablidad del capitán John Terry, indefectiblemente convirtió como protagonista de la jornada a un africano, pero no al querido 'Didi', sino al camerunés Aurélien Chedjou, quien se interpuso en la jugada y sentenció el 1-1 que no se movió más.

Luego del empate, el equipo de Mancini estuvo más cerca del 2-1, pero Mourinho fue perspicaz y anestesió un partido que, a fin de cuentas, fue el más parejo de las restantes siete llaves de octavos. Galatasaray y Chelsea no se sacaron ventajas en Estambul, que no fue el infierno para los blues ni el mejor desenlace para el reencuentro de Drogba con el equipo de sus amores. ¿Alguien se anima a sentenciar la llave a favor de los londinenses en Stamford Bridge?, ¿O acaso ven posible un final de telenovela con 'Didi' como protagonista excluyente en una cancha en la que se cansó de anotar?

Fotos: AFP

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