Brasil - España: La historia dijo presente

El capo: El Rey David
Fue difícil quedarse con uno como el mejor en Brasil, que tuvo puntos muy altos en todas sus líneas. En el arco, Julio César anduvo formidable en cada oportunidad que tuvo de entrar en acción; por las bandas, Hulk y Marcelo fueron dueños de la derecha q izquierda, respectivamente. En ataque, Neymar apareció para sumar contundencia y genialidad, junto a su socio Fred, que le añadió la definición esforzada como en el primer tanto o exquisita como en el tercero.
No obstante, quien resaltó sobre todos y se coronó como figura fue David Luiz. El zaguero -que en su club, Chelsea, resalta más por su pegada o las apariciones ofensivas- tuvo una actuación excelente y predominante en defensa. Estuvo seguro en cada balón intervenido; además, anuló de principio a fin a Fernando Torres. Junto a su capitán, el sobrio pero efectivo Thiago Silva, David Luiz brilló en el ‘Maracaná’. Quizás le faltó el gol para una nota genial, pero tuvo una intervención vital a los 41’, cuando el balón estaba por ingresar al arco de Brasil para decretar el empate. David Luiz se lució sacando el esférico de la línea de gol, y todo el ‘Maracaná’ empezó a corear el nombre del quien se hizo Rey al nivel más alto.
La clave: Emotivo y táctico
Brasil neutralizó y sometió en la cancha a España con todas las armas que el fútbol le da. La historia, la disciplina y el talento. La camiseta no juega sola y la historia pesa si los protagonistas aprenden de ella y la valoran. Los once brasileños jugaban el partido antes que Bjorn Kuipers pite el inicio del mismo. La agresividad del ‘Scratch’ no fue casual desde el segundo uno. El pase menos limpio en España podía salir de Sergio Ramos o Gerard Piqué; entonces Brasil presionó allí y el balón llegó forzado al mediocampo. Donde Xavi, Busquets e Iniesta hacían lo que podían para trasladar el balón hacia el ataque. Les faltó un socio: Juan Mata se perdió en la hostigante marca verdeamarelha, que se multiplicaba frente a la posesión española. Al recuperar el esférico, Brasil no elaboraba sino atacaba los flancos rivales y ponía a España en un escenario que no es el suyo.
Así, apurado y jugando sobre el filo desde los 2’, gracias al gol temprano de Fred, acabó siendo madrugada una España que esperaba un rival más amistoso. El empate de Pedro Rodríguez pudo darle un giro al partido, sobre todo cuando España parecía ir acercándose a su ritmo con el crecimiento de Jordi Alba por izquierda y un Iniesta apelando a su talento para descomprimir el medio español. Pese a verse superado en ese instante Brasil, la mentalidad no se perdió, pues defendía sobre la cornisa de la falta y de reojo miraba el arco contrario. No le dio un respiro a España, lo cual quedó demostrado en los dos goles temprano en cada tiempo y en un tanto sobre el final del primero, cuando España andaba en su mejor momento.
El tapadón: Ya comienza Julio
Hace seis años atrás, cuando Brasil empezaba la Era Dunga en la Copa América 2007, y DeChalaca.com también daba sus primeros pasos en el periodismo deportivo, parecía llegar la tranquilidad al arco brasileño, buscada durante tantos años: Júlio César culminaba una gran Copa América con el título en sus manos. El nivel del arquero brasileño iba en alza hasta el fatídico partido ante Holanda en Sudáfrica 2010, punto de inflexión para el descenso en el nivel de Júlio César.
Sin embargo, en un torneo y noche brillante de la verdeamarelha, el ‘12’ de Brasil pudo marcar un punto de quiebre en su carrera. Tuvo una muy buena actuación durante toda la competición, coronándola con el partido ante España en el que, si bien no tuvo mucha participación, destacó una gran tapada suya: a los 86’, David Villa buscó su perfil y, como en sus mejores épocas en Valencia, abrió el pie para darle la curva hacia dentro al balón y buscar el palo contrario de Júlio César, quien con una volada felina rechazó el balón con las dos manos al córner.
La joyita: Unión y velocidad
El tercer gol de Brasil se hizo en tres toques, pero tuvo que ver mucho el compromiso e inteligencia que mostraron sus jugadores frente a España. Todo nace desde Marcelo, quien rompe líneas y hace un pase que va por entre las piernas de Busquets. Óscar parecía recibir el balón, pero lo cubre y deja que este siga su recorrido hacia Hulk, quien con izquierda quiso asistir a Neymar, pero el crack brasileño dejó pasar el balón por entre sus piernas -así como Rivaldo frente a Alemania en Corea-Japón 2002-. Fred le pegó en primera con la parte interna del pie derecho -así como Ronaldo cuando recibió el pase fantasma de Rivaldo- y anotó un golazo.
La cancha: ‘Sudamerican’ rockers
Desde aquel 16 de julio de 1950 fatídico para el fútbol brasileño, el ‘Maracaná’ no veía disputar a la selección brasileña una final. Nuevamente, el mítico estadio carioca decía presente, en esta ocasión para albergar un partido que todos esperaban en Sudáfrica 2010: Brasil versus España. La torcida local no quería que la historia se repitiera y se hizo sentir desde el inicio: con un himno cortado por la música en su primera parte, pero que todo brasileño presente en el ‘Maracaná’ y en cualquier parte del mundo entonó hasta el final.
Además, el rugido de un estadio que presionaba al rival –igual que su equipo en la cancha- vivía cada dividida y acción de gol como si fuera la última -igual que su selección- y disfrutaba el partido con mucha euforia -igual que el once de Scolari-. Un ambiente de Copa Libertadores, donde por más grande o chico que sea el equipo, la localía juega y ningún partido se da perdido. Porque si algo no hay en Sudamérica, eso un cuco invencible: un Barcelona o Real Madrid que llegue de visita y sea tratado como rey dentro de la cancha. A España la golpeó este ambiente, se sintió en esa ansiedad de entrada en sus jugadores. ¿Quién dice que la hinchada no juega?
La frase: El reconocimiento
“Han sido campeones y hay que felicitarles. No quiero poner ninguna excusa han sido mejores (…) Neymar y ellos han tenido más energía que han trasladado en cada acción”. Palabras de Vicente del Bosque, quien respondió así cuando un periodista español le consultó sobre la inesperada superioridad clara del cuadro brasileño. El técnico de España no entró en rodeos ni minimizó lo hecho por su rival. Una actitud que mantuvo también su equipo, aceptando el segundo lugar del torneo y la premiación. Luego, la segunda frase resume lo que sucedió en el campo: Brasil salió con una energía diferente, mucho más agresivo y desde eso empezó a ganarle el partido a España.
La calamidad: Mata su línea
Vicente del Bosque optó por Juan Mata por delante de Cesc Fábregas en la segunda línea de la volante española. El jugador de Chelsea, de buenas temporadas en su club, tuvo una de las actuaciones más flojas que se le recuerden. Fue rápidamente absorbido por la dura y minuciosa marca de Paulinho y Luiz Gustavo, y cuando quiso recostarse por el lado izquierdo se encontró con Hulk ocupando bien ese sector. Juan Mata, pues, tuvo muy poca inventiva y rebeldía para salir de los escollos que le imponía la aplicada defensa brasileña.
Kazuki Ito: Desuniformado
Hubo tres acciones en las que Bjorn Kuipers tuvo protagonismo, pues en el resto del partido dirigió de manera correcta. Primero, una falta de Álvaro Arbeloa sobre Neymar quien iba en busca de un pase de Marcelo que lo dejaba solo frente a Casillas, aunque recién pasado el mediocampo. Para Bjorn Kuipers fue amarilla, pues no representó una acción manifiesta de gol. Pero a menos que haya visto como altamente probable que Neymar hubiera tropezado en su camino hacia el arco de Casillas, no se entiende cómo un mano a mano no es una acción de gol, aunque la discusión radica en la distancia de la jugada hacia el arco. En otra jugada similar, aunque esta vez cerca al área de Casillas, Neymar encaró a Piqué y lo eludió, pero cayó al suelo producto de una falta clara e intencional del defensor español. Si bien era una acción de último recurso, el balón perdía dirección de arco y pudo merecer una sanción igual a la falta de Arbeloa, pero Kuijpers manejó un criterio diferente.
Fotos: AFP, Reuters
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