La Resaca del Viernes: Sin intimidarse
Entre jóvenes protagonistas, experimentados sacrificados y un arbitraje más posero que desacertado, Alianza ganó bien el primer clásico del año. Además, Melgar garantizó con lo justo -un gol de última hora- cierta tranquilidad a Navarro para iniciar su trabajo en Arequipa.
Young boys
Uno es el jugador de moda. Se llama Yordy, con doble "y", así como la letra central de su apellido. Y en el día de su convocatoria a la selección mayor, se despachó con un golazo que definió un clásico que estaba destinado al cero. El partido no estaba para cualquiera: estaba para aquel que fuera capaz de desequilibrarlo, esto a través de algún desequilibrante. Alianza tiene al que más desequilibra por estos días y, por eso, fue capaz de sacarse de encima a Galliquio y a Allocco de un único tranco para definir arriba, al vértice de Carvallo, donde las arañas tejen su nido, Juanito Iglesias dixit. ¿Valla alta para el próximo viernes? Ya se sabe a quién pedirá el Nacional hacia el segundo tiempo si el gol contra Chile no llega.
El otro es un chico que podría llegar a estar de moda si sabe llevárselo. Se llama Sergio, se apellida Peña y sus condiciones no son una peña: por el contrario, asoman como verdad indiscutible. Tuvo tanto tino como desenfado para lanzar el balón largo, a la espalda de la zaga merengue, con tres dedos para que Yordy llegara a definir el clásico. Fue un pase de jugador experimentado, de por lo menos 10 años más en el DNI. Fue el pase en el contexto correcto; fue el pase que a Peña le da pase a un futuro más que promisorio.
El ícono del sacrificio
Miguel Ximénez se fue cambiado con bronca al dejarle su lugar a Miguel Torres, y no solo porque aún no se entienda qué pretende Ángel Comizzo al buscar que su equipo juegue sin '9'. Se fue con bronca, sobre todo, porque trabajó demasiado para cosechar tan poco, incluso cuando el 0-0 gobernaba el marcador electrónico del Nacional.
Bueno hubiera sido que Ximénez jugara retrasado por una pretensión táctica explícita o porque hubiera habido otro centrodelantero hábil en el ataque merengue. Nada de eso. Se retrasó cuando y cuanto pudo porque no había quien lo alimentara, ya que ninguno de los tres lanzadores estaba -como habría de ocurrir cuando tienes en tu set ofensivo a un goleador de raza- dedicado a tirarle los centros que necesitaba. Entonces se producían cosas como que Ximénez llegaba como segundo punta, pateaba al arco y luego buscaba él mismo ir en función de '9' a coger el rebote cedido por Manuel Heredia o por algún defensa íntimo, cuando ese es un trabajo que naturalmente debe hacer otro delantero complementario al que genera el rebote. Trabajó por dos, pues, el 'Chino' en este clásico de viernes, y así el resto físico se le acaba a cualquiera bien rápido.
Gambetas claras
El árbitro no tuvo una noche feliz, amén de lo cual no estuvo ni i) por debajo de su nivel habitual ni ii) se equivocó en alguna de las expulsiones. Henry Gambetta acertó, si hay ajuste al reglamento, en todas las expulsiones, incluso en la de Bazán si se omite la visible intención de compensación que su vocación por manejar el encuentro trasuntó durante todo el partido.
Gambetta echa bien a Chávez porque este se cansó de buscar la segunda amarilla. Echa bien a Duarte porque hizo el demérito para recibir la segunda amarilla. Y echa perfecto a un Gonzales que demostró que a los 26 años se puede seguir siendo tan mentecato como a los 18 y embarrar las cosas con la furia. Pero en otros pasajes del partido pareció tener agendas prestablecidas para -estar inducido a- tomar algunas decisiones. Y la verdad, los árbitros reglamentaristas son preferibles a aquellos que creen estar por encima del bien y del mal. Por todo eso, Gambetta no influyó en el resultado, pero tampoco hizo un buen clásico.
Volcán contenido
La rabia de Melgar por prolongar su estancia en la cola era mayúscula en Cajamarca, sobre todo por haber cometido un autogol tan inocente y primarioso como el de Manuel Contreras. El 'Dominó', aún sin Franco Navarro en el banco, no había hecho un mal partido de la mano de Ricardo 'Rocoto' Medina, pero estaba trastabillando y feo: era la tercera derrota consecutiva.
Por eso, el relajo tras el gol de Balta fue tan intenso como el festejo del zaguero, a la sazón goleador rojinegro en esta temporada -lo cual ya dice mucho del presente de Melgar-. Un tanto que sella el segundo empate en la historia entre ambos clubes en el Héroes de San Ramón (el anterior también fue 1-1, en 1983) y también imprime una presión fortísima a la San Martín para no dejarle la cola en exclusividad según su resultado del sábado. Y sobre todo, le acondiciona cierta tranquilidad a Navarro para iniciar su trabajo en estas dos semanas con receso de por medio sin mirar a todos los demás hacia arriba.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Luis Chacón / DeChalaca.com, Jorge Cabanillas, ANDINA
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