Paraguay - Perú: ¿Medio lleno o medio vacío?
Partamos de la premisa de que Perú no es potencia en nuestro continente. Que, al contrario, en nuestra historia hay más derrotas que victorias. No estamos, pues, para minimizar ningún logro. Claro que no. Todo suma. Pero sí podemos buscar mejorar las formas y el nivel. Y que las exigencias, poco a poco, sean mayores. No podemos correr sin, primero, haber aprendido a gatear, luego a caminar. Parece obvio, pero a veces es bueno recordarlo.
¿Vale todo?
La respuesta la tiene usted. La forma como se logró el empate ante Paraguay -y, por ende, la clasificación- es cuestionable, pero legal. No se rompió ninguna regla del torneo, aunque tampoco dé para inflar el pecho de orgullo, ¿no? Ya depende del gusto de cada quien, del paladar y sus prioridades. Lo concreto y real es que Perú logró el primer objetivo en el sudamericano: clasificar a los Panamericanos y seguir en la lucha por un cupo al Mundial. Y, viendo los números, lo hizo relativamente bien: apenas perdió un partido de los cuatro que jugó. Si sacamos ese primer tiempo nefasto ante Argentina (en el que cuatro errores se convirtieron en goles), se compitió, en mayor o menor medida, en el resto de encuentros (aunque si analizamos el juego, la propuesta, el balance no sea muy esperanzador).
Hace mucha falta
No hablamos de un jugador, sino del balón. A Perú le ha costado en estos primeros cuatro partidos tener la pelota, administrarla, que sus jugadores se asocien y lleven el ritmo del partido. Lo que hemos visto a cada rato son balonazos largos para que se la arreglen arriba Succar, Da Silva o Gonzales-Vigil, o acciones individuales de Carranza o Siucho en base a habilidad y/o velocidad. Cuando Peña tuvo protagonismo, se intentó hacer algo distinto. Pero eso se dio a cuenta gotas -y no siempre por culpa del volante del Granada-: muy pocas veces el resto de jugadores se mostraba para hacer una pared, asociarse y generar fútbol. Ese panorama se dio cuando Perú ganó (ante Ecuador o Bolivia), y se notó más cuando perdió (con Argentina) o empató (ayer).
Pase usted
En el fútbol moderno, la primera línea de volantes es fundamental: le da equilibrio al equipo. Sus jugadores inician las jugadas de ataque y cortan las del rival. Permiten que tu equipo no quede descompensado ni arriba ni abajo. Acompañan en ambas situaciones, se muestran como apoyo. Hacen que no sea trágica la transición de ataque a defensa, o viceversa. Pero ni Aquino ni Garcés lo han podido hacer en lo que va del torneo. Ayer, ante Paraguay, Rostaing se mostró falto de ‘timing’ -solía llegar tarde a las coberturas- y Páucar tampoco ha sido solución (aunque dan ganas de verlo más minutos). Se nota demasiado la ausencia de Renato Tapia, pero no puede ser excusa: Perú ya debería de haber aprendido a jugar sin él.
¿Es lo que hay?
Es una pregunta que aún nos hacemos: Perú ha mostrado poco en la fase de grupos del Sudamericano, pero sus individualidades (de vez en cuando) han insinuado cosas interesantes. Y, quizá, reacomodando algunas piezas y conceptos, puedan explotar y mejorar el rendimiento en el hexagonal. Y contagiar al resto, darle confianza. Nos quedamos con el blooper de Prieto ante Argentina, por ejemplo, y no recordamos que fue figura ante Ecuador. O que apenas recibió un gol en los otros tres partidos. Y así pasa con el resto: tienen buenas y malas, algo normal en esta categoría. Aunque hay que ser realistas: el hecho que la mayoría de seleccionados tengan roce en Primera División no significa nada. No olvidemos en qué nivel está nuestro campeonato a comparación del resto del continente. Pero eso tampoco tiene que ser excusa: hay que competir. Y mejorar.
Composición fotográfica: José Salcedo / DeChalaca.com
Fotos: AFP, AUF