Foto: Héctor Vargas / Diario El RancagüinoColombia, con diez hombres durante todo el segundo tiempo, rompió los corazones chilenos en la última jugada del encuentro y lo eliminó del Sudamericano Sub-20. El 0-1 fue castigo para una actuación chilena que especulaba con el empate, cortesía de los regates de José Enamorado y el coraje del capitán cafetero Carlos Cuesta.

Víctor Trejo | @victoraul80
Redactor

El Capo: El salvador

José Enamorado entró al campo, y desde su primer toque con el balón generó una revolución en la ofensiva colombiana. El volante del Orsomarso de su país se recostó por el sector derecho de la defensa mapochina y causó estragos a todo aquel que se le puso por delante; Nicolás Fernández fue la víctima más acosada por su desequilibrio. Aunque el zaguero de la ‘Rojita‘ fue apoyado por sus volantes en la misión de marcar al endiablado atacante, todo esfuerzo fue inútil. Enamorado fue artífice del gol heroico colombiano y se llevó todos los destellos con tan solo 25 minutos sobre el césped.

La Pizarra: Canchas paralelas

Héctor Robles mandó a la cancha un 4-trapecio-2, en el que el capitán Marcelo Allende retrocedía a la medular para armar desde ahí juego por las bandas. Esa táctica les resultó a los anfitriones en la primera fracción: aunque no fueron dominantes, controlaron el empate, que les servía para clasificar. El otro que destacó fue Álex Ibacache, quien tuvo presencia ofensiva  y custodió su zaga de las arremetidas de Iván Angulo.

Por otro lado, el DT cafetero Arturo Reyes también utilizó el mismo sistema, en el que el vértigo de sus volantes extremos debía cumplir con llevar peligro al área rival. El propósito del entrenador, sin embargo, no se satisfizo hasta los cambios efectuados en la segunda etapa. Además, la zaga colombiana no fue muy exigida, pero cuando llamaron a su puerta respondió con firmeza bajo la batuta de Carlos Cuesta.

El Duelo: Una banda disputada

 

Álex Ibacache e Iván Angulo brindaron un duelo corto pero interesante -lo único bueno de la primera fracción-. Angulo se empecinó en atacar por el extremo derecho para aprovechar su desequilibrio individual y la sociedad con el ‘10‘ Yeison Toloza que nunca floreció, en gran parte por el despliegue de Ibacache. El defensa del Everton también se dio maña para atacar a la espalda del volante colombiano, aunque no con similar habilidad.

El Cambiazo: Jaque mate

El ingreso del extremo izquierdo José Enamorado por Hayen Palacios fue una decisión necesaria en vista que el empate eliminaba a Colombia de la competencia, Arturo Reyes optó por jugar con tres centrales y así mantener peso en ofensiva. Cada acción de Enamorado fue celebrada desde la banca, y aún más cuando el mismo jugador fue el creador de la jugada de gol. En realidad, no resulta muy comprensible por qué el DT cafetero no ensayó la variante antes.

La Clave: Visceral

Aunque Colombia no mostró hasta avanzada la segunda mitad ambición para asediar el área mapochina, después de la expulsión de Jader Valencia y con el ingreso de Enamorado ganó coraje: una característica de la que muchas veces carecen los equipos cafeteros. Con diez hombres y a falta de 20' para el final, los norteños se volcaron con pasión por el triunfo que les daría la clasificación, con el balón parado o los centros que llegaban desde la izquierda de su ataque como sus herramientas más usadas. Colombia no ganó a ritmo de vallenato, sino a partir de una adrenalina de corte más roncanrolero.        

El Extraviado: Poco fiable

 

El primer tiempo de Marcelo Allende fue aceptable, en parte por su efectividad en los balones parados; pero después del descanso, el capitán chileno perdió la brújula para ubicarse en el terreno de juego. No mostró la misma movilidad ni acudió como debía en busca del esférico; solo se lo notó cuando anunciaron su cambio por Matías Marín a los 62'.

La Calamidad: Irresponsable

Jader Valencia se ganó su primera cartulina amarilla a causa de un empujón en el límite lateral del campo, cuando no había chances de peligro en área propia; y recibió la segunda por un salto con el codo en dirección temeraria que bien pudo evitar. Dos tarjetas amarillas ganadas de forma infantil -aún para un Sub-20- y la posterior roja pusieron en serio peligro la clasificación cafetera.

Kazuki Ito: Mano dura

Con un primer tiempo plagado de acciones violentas, el réferi paraguayo Mario Díaz de Vivar tuvo trabajo a destajo. Hizo uso de sus tarjetas a disreción y de esa forma jaló las orejas a los precipitados futbolistas. El guaraní dominó el cotejo que definía al último clasificado del grupo A con carácter y sin caer en ademanes grandilocuentes que lo único que hacen es llamar la atención de las cámaras de televisión, y también exhibió respuesta física para no ser sorprendido por alguna picardía de los jugadores. Otro punto para destacar fue que no dejó que se perdiera tiempo en contra del espectáculo aun cuando en cancha estuviera el anfitrión del torneo, que con el empate conseguía la clasificación.

El Gol

Fotos: Héctor Vargas / Diario El Rancagüino


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La ficha del Chile 0 - Colombia 1

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