La muñeca del técnico
Roberto Chale fue designado para los partidos contra Venezuela y Argentina de 1985. Pocos saben que el ‘Niño Terrible’ fue la cuarta opción para reemplazar a Barack; no dejarse influir por el entorno fue clave para alcanzar las victorias.
El lunes 10 de junio de 1985, un día después de empatar (0-0) contra Colombia en casa, la directiva de la FPF se reunió en el Casino de Miraflores; asistieron su presidente Luis Vargas, su vicepresidente Jorge Quiroz y el jefe de la Comisión México 86, Miguel ‘Lito’ Vargas. Dos horas después, convocaron a una conferencia de prensa en un chifa de la avenida Benavides: allí comunicaron la ‘renuncia’ del técnico Moisés Barack, quien se enteró de su salida en una cabina de Radioprogramas del Perú, donde iba a ser entrevistado por Miguel Humberto Aguirre: fue ‘Mihua’ quien le dio la noticia.
En esa misma conferencia, ‘Lito’ Vargas anunció que Roberto Chale, asesor de Barack, iba a dirigir los entrenamientos del día siguiente, pero que cursarían una “invitación” a Marcos Calderón, quien era DT de Universitario, para suceder a Barack. Como el cierre caía sobre los periódicos, casi todos anunciaron, en sus portadas del martes 11, el inminente regreso del ‘Oso’ a la selección.
No se puso ‘Oso’
Al día siguiente, el periodismo acudió al Lolo Fernández para entrevistar a Calderón, pero este nunca llegó. Para evadirlos, no fue al entrenamiento de la ‘U’, dejando a cargo de su asistente, Percy ‘El Trucha’ Rojas. Horas más tarde, Calderón comunicó su decisión: “Como peruano no puedo engañar a la afición: el tiempo es el peor enemigo que se me presenta. La responsabilidad es muy grande y muy corto el tiempo”. Rechazó la oferta, aunque dejó la ventana abierta para dirigir el repechaje, que se jugaría tres meses después (esto, desde luego, no ocurrió). Allegados a Calderón afirmaron que estaba dolido por la forma en que lo habían convocado, para ejercer como simple bombero.
Chale, finalmente, se quedó con el buzo, aunque, tras la negativa de Calderón, la Federación sondeó antes a otros dos entrenadores peruanos. Uno fue Juan José Tan, quien no aceptó por ‘principios’ y ‘respeto a los colegas de profesión’, evidenciando su desacuerdo con la salida de Barack (Tan, no obstante, asumió como preparador físico para el repechaje contra Chile). El otro fue el legendario ex jugador de la ‘U’, José Fernández, quien por entonces dirigía a CNI; Fernández también se excusó: “No puedo; no he estado cerca de la selección, no he vivido de cerca el proceso por encontrarme en Iquitos”. Sus palabras fueron un espaldarazo para Chale, quien sí había convivido con el grupo en calidad de asesor de Barack.
Los tuvo de ‘hijitos’
Con la llegada de Chale, todos esperaban cambios radicales en el equipo; la prensa pedía de forma unánime la exclusión de Barbadillo y Cueto. Lo que pocos sabían era que Chale, precisamente, era quien había promovido la titularidad de Cueto en los partidos anteriores; según la revista Ovación, Barack quiso sacar al ‘Loro’ por su escasa voluntad de marca en el debut en Bogotá, pero fue Chale quien lo disuadió. Asumiendo el mando, era lógico que Chale mantuviera a Cueto entre los once; así fue.
Con ‘Patrulla’ también se la jugó. Ambos se conocían desde que habían sido compañeros en Defensor Lima, a inicios de los setenta. Barbadillo estaba golpeado por las críticas, pero, sobre todo, tenía temor de ser suplente. Y se lo dijo al ‘Maestro’:
-Brother (así lo llamaba Barbadillo desde sus tiempos en Defensor), en los periódicos dicen que no voy a jugar.
-¿Quieres jugar? Muy bien. ¡Tú juegas! –respondió Chale.
Chale también procuró disipar las tensiones con sus clásicas ocurrencias. Eludió, por ejemplo, al periodista Roberto Zegarra cuando este le preguntó cuándo daría a conocer el once titular del domingo (16) contra Venezuela. “El lunes (17)”, contestó entre risas. Anunció, sin embargo, que el ‘Flaco’ Malásquez (muy reclamado por prensa y afición) sería titular; contra los pronósticos, sacó del once a Julio César Uribe: “Más bien, al que no puedo hacerlo jugar es a Uribe, que está jugando allí con su hijito. Lo cuidaremos para el otro match”; por “hijito”, suponemos que Chale se refería nada menos que a Julio Edson, quien por entonces tenía cuatro años.
La apuesta de Chale, contraria a la opinión de la prensa, dio resultados: Perú goleó 4-1 a Venezuela y tanto Barbadillo como Cueto anotaron y fueron figuras. La segunda apuesta, sin embargo, fue la más riesgosa: la marca personal de ‘Lucho’ Reyna a Maradona.
No fue una decisión de último minuto, como muchos señalan: Chale analizó muy bien quiénes podían cumplir la función de anular al ‘diez’: juzgó que, en una marca tan pegajosa, a Jorge Olaechea podía traicionarlo el temperamento y a Javier Chirinos la lentitud. Reyna, que no había jugado un solo minuto en los cuatro partidos anteriores, fue el elegido. Durante toda la semana se armaron partidos de práctica: Chale mandó a Uribe al ‘Equipo B’, para que cumpliera la función de Maradona y Reyna practicara la marcación.
“Decidí jugar diez contra diez y gané”, sentenció Chale.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diarios El Comercio y La Crónica
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