Extremos (literalmente) opuestos
Todo gran partido deja cuestionamientos y alabanzas. Guillermo Salas, acaso el jugador más resistido antes del encuentro ante Brasil, terminó tapando la boca a medio mundo con una gran actuación en la banda derecha. En el extremo opuesto, Claudio Pizarro, quizá el jugador con mayores pergaminos de la selección, continúa adeudando algo a la afición nacional.
Quién iba a pensar que en un partido en donde se podía encontrar jugadores de máximo nivel internacional en ambos equipos, uno de los más destacados del encuentro fuera un jugador del medio local: Guillermo Salas, lateral derecho de Alianza Lima. Unos esperaban con cierta humildad el despliegue de estrellas por parte del equipo brasileño, que destacaran sus figuras de renombrado nivel; y probablemente todos hayan estado lejos de las ganas mostradas por el ‘Chicho’ sobre el césped del Monumental. En el otro lado de la moneda por parte del combinado nacional, se mostraba un jugador con mucho más cartel y presencia internacional: Claudio Pizarro sigue en deuda con la hinchada debido, ante todo -y con lo subjetivo que resulta un análisis de ganas al no estar nadie en el pellejo del ariete- a la persistente lejanía del gol o de las ocasiones de anotarlo que muestra y que despiertan frecuentes cuestionamientos sobre su condición de titular y, obviamente, capitán del seleccionado.
En la semana se especulaba sobre el posible once que iba mandar 'Chemo' Del Solar al Monumental. La incógnita en el arco no se despejó hasta pocas horas antes del cotejo y la volante también presentaba dudas. La vacante ausente en el lateral derecho tenia dos candidatos: el multifacético Paolo De la Haza y el cuestionadísimo, desde su convocatoria misma, Guillermo Salas. El entrenador peruano optó por el segundo por su experiencia en el puesto y no se equivocó, el defensa aliancista demostró que, pese a sus 169 centimetros, las ganas que colocó multiplicaron sus habilidades técnicas. Empezó el partido con cierto nerviosismo, despejando en primer toque el balón con poca trayectoria. Con el transcurso del juego empezó a coger ritmo y realizó un autentico bloqueo a uno de los mayores peligros brasileños como Robinho. 
Siempre atento ante las arremetidas con amague incluido de la estrella
del Real Madrid, lo opacó gracias también a la buena compenetración con
el resto de la defensa. El defensa que debutara en el San Agustín en la
temporada 1993, realizó tanto esfuerzo que termino rengueando y casi
acalambrado pero siempre motivado -con justicia- por la afición
peruana.
Si 'Chemo' tenía dudas en ciertos puestos, un puesto donde buen sector del aficionado quería que las tuviera era en el de delantero. Pizarro no tiene minutos en el Chelsea y le falta ritmo de competencia. Sin embargo, en la selección mantiene asegurado el puesto de titular. Si bien es cierto que ninguno de los baluartes ofensivos peruanos mostró un buen desempeño, al que se le achaca desgano y falta tanto de lucha como de presencia en el partido es al ex delantero de Alianza Lima. Tuvo alguna que otra oportunidad pero, para variar, anduvo peleado con el balón de cara al gol. Un delantero vive de goles, del intento de lograrlos, de la lucha en llegar a cada jugada buscando el error del defensa. Pizarro, en estas Eliminatorias y hace rato con la selección, es ajeno a esas circunstancias, lo que indefectiblemente hace inevitable la constante comparación con Paolo Guerrero y sus dientes apretados de cara a los arqueros rivales. O con la gran tarde del modesto 'Chicho'.
Ambos jugadores son totalmente dispares. Salas nunca ha llegado a salir del país: como se dijo, empezó su carrera en 1993 con San Agustín -cuando marcaba el lateral izquierdo mientras el derecho era cubierto por su hermano mayor, Omar-. Se fue a la baja en 1996 con el cuadro santo y en 1997 volvió a afrontar un descenso con Alcides Vigo. En la temporada siguiente fue gran figura con la camiseta del Deportivo Pesquero, de donde saltó a Sport Boys y, luego de dos campañas con la rosada, con 27 años pegó el salto a Alianza Lima para la campaña del centenario íntimo en el año 2001. Desde entonces, ha alternado la titularidad en ambos laterales de la defensa, aunque durante las últimas tres temporadas no han faltado las críticas acérrimas que piden su jubilación en Matute.
Pizarro, como se sabe, también vistió la chompa del Pesquero, aunque en 1996, año de su debut. También pegó su gran salto doméstico al llegar a Alianza Lima dos años después y en 1999 logró pegar el salto hacia Europa, donde la Bundesliga lo vio marcar la friolera de 100 goles con los colores del Werder Bremen y el laureado Bayern Munich durante ocho temporadas. Y recientemente fichado por el Chelsea en donde lleva anotado un solo gol y cada vez su presencia en el ataque se va reduciendo desde la salida de José Mourinho del banquillo.
En el Perú existen casos resaltantes de jugadores que a falta de un buen biotipo, con ganas bien puestas y explotación al máximo del resto de sus cualidades cubre con creces la ausencia de habilidad. Así, puede verse dos extremos de jugadores con currículos bastante disímiles pero con desempeños también desiguales. Este comentario no quiere ser una crítica hacía jugadores por deficiencias técnicas; es un llamado al compromiso de evocar la frase que tantos resultados positivos da y que la hinchada siempre apoyará: “Ponerse la camiseta y sudarla”.
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