El pizarrón que sí vale
Tres pecados tácticos cometidos ante Colombia que la selección peruana no puede darse el lujo de repetir en Montevideo.
Fotos: ANDINA
José del Solar, como cada técnico, tiene su librito. Y aunque las críticas a él por estas horas abunden por temas de manejos grupales, respuestas gaseosas, acentos extranjeros o rencores tribuneros, lo que aquí se pretende es hablar meramente de táctica. De tres pecados tácticos, mejor dicho, que se cometieron el sábado en el Monumental y bien le convendría no repetir este martes en el Centenario.
NO JUGAR CON UN SOLO VOLANTE DE MARCA. No es porque no se pueda hacerlo por cuestiones teóricas; miles de equipos en el mundo lo hacen. Tampoco porque en el Perú no existan hombres para hacerlo; si llamara a gente como Edwin Pérez o -valga solo como ejemplo- Juan Jayo, por características de juego, sí se podría hacerlo. Pero Rainer Torres tiende a dejar la zona y por eso no es adecuado para una labor de ese tipo. En la 'U' se descuelga porque al lado tiene a 'Toñito' Gonzales, que siempre hará el trabajo sucio. Y aunque Uruguay vaya a ir posiblemente con tres hombres de corte defensivo en el medio (Gargano, Pérez e Ignacio González), dejar un hueco al medio es siempre suicida si va a haber otros tres uruguayos en punta.
NO DESEQUILIBRAR LOS LADOS. Con Solano y Vargas -las dos mejores individualidades de este Perú- como volantes laterales, la selección perdió el sábado la oportunidad de desplegar ataques compensados que arrinconaran a Colombia cuando había firmado el empate. Se tiró demasiado a la derecha, en parte porque Estiven Véliz era más endeble que el excelente Rubén Darío Bustos; pero hasta el punto de que Vargas cambiaba excesivamente de banda y dejaba huecos que Vílchez, generalmente dubitativo, no siempre podía cubrir. Ojo: ahora se juega ante un equipo que hace un fútbol bastante central y deja espacios a los costados. Por eso, que Cruzado posiblemente vaya como titular por izquierda no deja de invitar a la reflexión, porque su lentitud podría ralentizar el juego por esa zona y nuevamente tirar todo el juego hacia la derecha.
NO OLVIDARSE DE CÓMO JUEGA LA ZAGA RIVAL. El sábado, ir con un solo punta ante un equipo que jugaba con líbero alterno era medianamente insulso, ya que dos hombres pueden explotar mejor los inevitables tiempos muertos que el cambio de roles en los zagueros rivales imprime. 
Los colombianos Moreno y Zapata no llevan precisamente mucho tiempo
jugando juntos, y si alguien hubiera acompañado a Guerrero en el ataque
podría habernos ido mejor en esa zona. En Uruguay, en cambio, alinean dos viejos conocidos y con labores muy defiinidas: Lugano como último hombre mariscal y Godín de stopper escudero. Ahora Paolo debe jugar, inevitablemente, mucho más con Mariño y mucho menos a esperar el pelotazo, porque en este último caso siempre habrá alguien (Lugano) que tome el rebote. En cambio, jugando con el '10' puede invitarlos a salir de la zona y por allí aprovechar que la velocidad no es precisamente una de las virtudes de los zagueros charrúas.
Y una de rigor en el estribo: probar desde fuera. Nuevamente: Solano y Vargas son lo mejor que quedó después del Golf. Los dos le pegan bien a la pelota. Carini -si es que juega- anda nervioso. Por ese camino pueden hacernos gritar este martes.
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