Tome nota y recaudo

Lo que más necesita la Segunda División es su promoción, pero con buenas noticias, por sus partidos, por sus jugadores. Lo que si no necesita es repetir noticias de violencia, peleas entre barras dentro y fuera de los estadios, algo que le pasó con frecuencia en 2013, casi siempre con un denominador común: Sport Boys.
Solo al ver el fixture primero y luego la programación, ya se tenía marcado el partido entre Walter Ormeño y Boys como uno al que se le debía poner no doble, sino triple atención (o más) para evitar a toda costa que se repita lo que sucedió el año pasado, cuando jugaron en Imperial y, so pretexto del robo de una bandera, se dio un bochornoso capítulo que invadió las calles de la ciudad a una escala que acabó opacando por completo lo que se había dado en la cancha.
Prevenir para tener las garantías de que esos hechos no se van a repetir, que no es lo mismo que conseguir las garantías en un papel, es una obligación de los responsables de organizar este encuentro, que a menos de 24 horas de su realización no recibió la autorización para su desarrollo, solo para unas horas después volver a tenerlas. De por sí, con este proceder ya se pone en duda la seguridad que se pueda tener en el antes, durante y después del partido, porque por más que se invoque a la tranquilidad entre las barras, no basta con depender de la voluntad de lo que se decida en las tribunas para llevar adelante un encuentro de fútbol.
Ojalá y lo que suceda en Quilmaná vaya de la mano con lo que esperan todos los que siguen la Segunda División, que las noticias, sin importar el resultado, hablen de un partido en el que dos bandos se enfrentaron en una cancha y no de facciones que se adueñaron de un protagonismo que no les pertenece. Que en la repetición no esté el disgusto.
Foto: Luis Tasayco Sánchez
