Peleas inconvenientes
Pacífico, en pro de su legítimo derecho a jugar en San Martín de Porres, ha caído en el error de la conflagración directa. Ahora hace campaña en contra de Freddy Ternero.
La pertenencia al barrio, ese atributo que en varios otros países del mundo es la base de la identidad de cualquier equipo, es un valor escaso en este Perú de migraciones y crecimientos urbanos desordenados. Y uno de los pocos equipos que cuenta con ese atributo es Pacífico Fútbol Club. El cuadro sanmartiniano, tras 50 años en su Liga Distrital, resolvió en sus Bodas de Oro que podía apuntar alto y ascender: lo hizo, tras pasar por la Copa Perú y la Segunda División, pero vio trastocada su experiencia en la máxima categoría por algo elemental, que fue tener que mudar su localía.
De hecho, hay pocas cosas tan desagradables para todos quienes queremos el fútbol como el hecho de que un club no pueda jugar en el lugar al que pertenece. Pacífico, conflictuado con el alcalde de su distrito, Freddy Ternero, a la sazón hombre de fútbol, no ha tenido el apoyo necesario para buscar una solución de parte de su municipio y por eso ha reubicado su sede en Huacho, donde felizmente la población lo ha acogido, pero sin que eso pueda sustituir el anhelo de volver a casa.
¿Pero qué ha hecho Pacífico por resolver su situación? Pues mover mar, cielo y tierra: por gestiones no se ha quedado el equipo rosado. Pero a la vez, ha equivocado, a juicio de quien escribe, su estrategia de difusión: no ha medido las consecuencias de ser confrontacional en su discurso y ahondar los conflictos. Le ocurrió con Cristal, al que atacó directamente por el uso del estadio Alberto Gallardo; y le ocurre ahora con el propio Ternero, al que ha declarado persona no grata y al que, en las últimas semanas, el club le ha comenzado a hacer activa campaña política en contra a cuento de su intento reeleccionista.
En este punto, cabe aclarar -por si alguien lo duda- que DeChalaca no solo no tiene intereses políticos, sino que si algo le interesa específicamente en este caso es que Pacífico logre volver a jugar en San Martín de Porres lo antes posible. Consideramos que el cuadro rosado puede ser un ejemplo paradigmático de lo que debe ser el desarrollo de una institución de barrio, que cuenta con divisiones menores, orden institucional, un trabajo moderno en redes sociales y, sobre todo, una hinchada fiel asentada en una zona específica. Pero por eso mismo, nos permitimos, con aprecio, recomendarle a Pacífico que deje el camino de la conflagración directa, que puede ser eficiente para el fútbol amateur, pero que le resta peso y prestancia a cualquier tipo de gestión en el fútbol profesional y, a final de cuentas, mina la credibilidad y hace ver como belicoso a un club que lo que quiere es conseguir un objetivo sano.
En esa línea, no es muy propio, pues, que las redes sociales del club se estén inmiscuyendo en política y diciéndole a la gente por quién deben o no votar. Es clarísimo que en el contexto actual al club no le conviene la continuidad de Ternero, pero tampoco resulta adecuado que sea la propia institución la que lo ande diciendo. Ni siquiera los muchos clubes locales que son directamente financiados por políticos con evidentes intereses electorales hacen proselitismo con la intensidad con que Pacífico ha venido en estos días haciendo campaña en contra de Ternero. Es mezclar papas con camotes: no corresponde.
Hacemos votos, pues, porque este conflicto se resuelva pronto y que, más allá de lo que ocurra el 5 de octubre en las urnas, Pacífico pueda lograr lo que es un deseo de todos los que queremos al fútbol de barrio: que sea local en el distrito que lo vio nacer.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: archivo DeChalaca.com
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