Pasa hasta en las mejores familias

Hace tres semanas atrás todo hacía suponer que Alianza Universidad la pasaba de maravillas y que, a punta de victorias, iba a ser inexorable su marcha hacia la obtención del título de la Segunda División. Hasta se tomó en cuenta un detalle que destacaba su planificación institucional, como el de no tener deudas con un plantel que es muy extenso y que, pese a su condición, se dio el lujo de incorporar a algunos refuerzos para tener más variantes en determinados sectores. Todo ello, desde luego, no deja de ser positivo, pero la contraparte es que el equipo entró en una racha negativa que bien podría ser sinonimo de una crisis futbolística. De ser así, ¿no tendría por qué catalogársela como una catástrofe, cierto?
A saber: hasta la fecha 19, Alianza Universidad tenía los mejores números en el torneo de ascenso. Era el que tenía más partidos ganados, más goles a favor y menos goles en contra. También había ganado todos sus partidos en condición de local y solo había caído en sus visitas a Mannucci y Huaral, por lo que también era el equipo que más puntos había rescatado en sus salidas. Pero llegó la fecha 20 y apareció lo que, si gusta, se podría catalogar como una situación especial: encajó tres goles de Coopsol en Chancay y le tocó bailar con la más fea; ergo, terminar con tres jugadores menos por sendas expulsiones (las de Paulo Ramos, Nick Montalva y Kevin Carazas), todos importantes en la columna vertebral del equipo huanuqueño.
Léase con atención lo señalado líneas arriba. Pese a lo extenso de su plantel, Alianza Universidad sufrió un efecto que claramente no supo revertir (o en todo caso le costó): reemplazar a los ausentes por expulsión ante Pacífico, que sorprendió a propios y extraños con el 1-2 que le quitó el invicto en casa. Es evidente que las bajas del último fin de semana, sumado al golpe que significó ser goleado en Chancay en la jornada previa y a la loable presentación del equipo de San Martín de Porres, tocaron a la estantería azulgrana y terminaron desnudando sus falencias. O a su rostro opuesto. Esa cara o imagen que todos los equipos, en algún momento de una temporada, lo sacan a relucir: el del bajón de rendimiento.
En este momento Alianza Universidad encabeza la clasificación, pero tiene un partido más que Municipal, su más cercano perseguidor, y no sería para nada sorprendente que se desprenda de su romance con la punta del torneo. La caída huanuqueña -que amén a lo señalado para nada es libre-, es una situación normal que no tendría por qué hacer tambalear a un plantel que tampoco tendría que pensar que ya había llegado a su pico de rendimiento. En todo caso, el que termina ganando con esta situación es la Segunda División, que seguramente será testigo de nueve fechas infartantes en el que el primer lugar de la tabla no tendrá a un dueño aventajado hasta la jornada 30.
¿Alguien ve a Alianza Universidad nuevamente enganchado en la pugna por el título? Si no asimila la mala vibra por sus derrotas consecutivas, de seguro que volverá a hacer inexpugnable al Heraclio Tapia y seguirá imponiendo respeto en los nueve partidos que le restan. Solo depende de ellos.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: Mihay Rojas / DeChalaca.com
