Con la caña de pescar en el cuello

Las deudas cada día absorben más a José Gálvez, que sigue de pie con respirador artificial. A lo largo de la temporada, el equipo chimbotano ya perdió cuatro puntos por deudas en la Segunda División: dos por incumpliento del pago de la segunda cuota del convenio de Reconocimiento de Deuda y Pago de Obligaciones suscrito con el Safap, y los otros dos por no acreditar las remuneraciones de su plantel en el mes de mayo. La consecuencia inmediata es que tiene la soga en el cuello: si este viernes no acredita la remuneración de su planilla de junio pierde dos puntos más y, si el 30 de agosto, no hace lo mismo con la planilla de julio, se va del torneo.
¿Por qué Gálvez llegó a este extremo? Todo parte del inicio de la temporada y la mala gestión administrativa de su presidente, Augusto Sipión, quien en este momento está como no habido en el equipo: prometió llegar con una inversión de 200 mil dólares para 2014, pero el tope salarial de sus refuerzos era muy elevado, por lo que se generó un desbalance que empezó a acarrear en deuda para todo su plantel y los atrasos en los pagos que saltaron a la vista en mayo. De hecho, hace algunos días recién se pudo cancelar parte del déficit que se generó en ese mes.
En este momento, Gálvez tiene la presión de conseguir 40 mil dólares para el próximo viernes 15, día en que tiene que acreditar la remuneración por planilla de junio. Si bien el segundo vicepresidente del equipo, William Hernández, quien es el principal responsable del plantel tras la ausencia de Sipión, ha dicho que es factible conseguir dicho monto, no hay luces al respecto. A ello habría que considerar que en esta semana algunos jugadores podrían marcharse dado que está abierto el libro de pases de la Segunda División. Desde luego, en las últimas semanas, la actual dirigencia llegó a conseguir 23 mil dólares por la deuda con Safap, la cual permitió que el equipo no sea descendido de manera inexorable ya que le permitió ampliar fraccionar su deuda con el Safap.
No obstante, lo peor (y que parece irremediable) también está cerca, si es que no llega a conseguir otros 40 mil a fin de mes, fecha en la que tiene plazo para acreditar la remuneración por planilla de julio. Si no lo hace, perderá automáticamente la categoría y sus dirigentes recibirán una sanción de cinco años. En suma, el respirador artificial de Gálvez oscila en los 80 mil dólares, por lo que la dirigencia ya se plantea la posibilidad de reducir sus gastos para evitar el drama en los siguientes meses.
Igual, está en juego la permanencia del club más importante de Áncash y uno de los más laureados en el contexto nacional. Una situación que se pudo evitar pero que, por enésima vez, se puso en riesgo por la falta de previsión, más si el equipo no había solucionado la deuda (aproximandamente de 180 mil soles) que arrastró tras su descenso de la Primera División. En este momento solo depende de una mano benefactora.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: Diario de Chimbote
