Foto: José Carlos Serrano / Prensa UCVLa primera final de la Segunda fue muy cambiante, fiel reflejo del romance entre Mannucci y Vallejo: se pasó del intenso idilio a un trato cansino, para acabar con un 1-1 en medio del conflicto y los ánimos exacerbados. Carlistas y poetas decidirán su destino rumbo al título del ascenso en Casa Grande.

Aldo Ramírez | @ramireztello
Editor

¿Cuántas emociones puede tener una final de Segunda División que llenó más en las tribunas que en el juego?

Hay muchos tipos de ex: de las que acaban en una cordial relación de amistad hasta las que no se te miran o, si hay algún rencor de por medio, buscarán la manera de humillarte ante todos. Plasmar la última idea en el plano futbolístico sería como que Leandro Fleitas grite el gol de Vallejo ante la hincha de Mannucci, o que Níger Vega haga lo mismo. Amigo lector, bienvenido a un caso de amor y odio que comienza desde el hogar.

La ciudad de Trujillo se paralizó, porque mientras los ojos del mundo veían la precariedad del fútbol sudamericano y cómo se suspendía una final de Copa Libertadores, había una final que sí se jugaba: la de la Segunda División. Carlos A. Mannucci y Universidad César Vallejo tenían que limar asperezas en el Mansiche. Realmente fue una final y el público presente en el estadio lo entendió.

Las novedades saltaron a la vista en ambas escuadras. El cuadro dirigido por José Soto salió decidido a atacar con Mario Tajima y Rely Fernández por los costados, en procura de que Renzo Sheput participara solo lo necesario en el juego, ya que sin ser tan dinámico, el argumento del 'Pincel' fue el pase profundo.

Jair Toledo no le da ni un espacio a Andy Pando, quien intenta salir de marca. (Foto: José Carlos Serrano / Prensa UCV) 

Sin embargo, lo creativo que podía ser Mannucci duró solo los 20 primeros minutos, pues en adelante Vallejo encontró la fórmula para tener la posesión del balón. Ronald Quinteros presionó fuerte desde la primera línea de volante y le funcionó; mientras que Raziel García, sin participar mucho, colaboró con tener bien medido a Sheput.

No fue un monólogo, pero Vallejo dominó la parte final del primer tiempo. Hasta Élsar Rodas se animó a cruzar la mitad de cancha muchas veces, pero no había precisión. Por ende, un 0-0 al descanso explicaba todo de manera precisa. A partir del ingreso de Segundo Acevedo por Fernández, Mannucci despejó sus dudas y volvió a atacar por medio de los pases filtrados, pero Leandro Fleitas y Anthony Gordillo conformaron un muro, y forzaron a Noronha a salir del área.

Además de los protagonistas en la cancha, el tiempo también jugaba su papel. Con los minutos encima, los poetas tuvieron al frente a un Pedro Díaz, quien terminó como El Capo de la primera final. Aunque si los ofensivos no lograban el objetivo, llegaba alguien como Leandro Fleitas desde el borde del área grande para sacar un violento derechazo y hacer que Díaz solo atajara el balón al medias. El grito de Fleitas a la tribuna norte del Mansiche fue tan icónico que cualquiera podía pensar de algún reproche del zaguero argentino hacia su exclub, pero así comenzó la historia: al ex no siempre se le puede comprender.

Leandro Fleitas grita a todo pulmón el gol de Vallejo ante su exequipo, Mannucci. ¿Hay algo ahí? (Foto: José Carlos Serrano / Prensa UCV) 

El gol encajado por Mannucci cambió el trámite: Soto redibujó su esquema con Breno Naranjo como socio de Noronha, mientras que José Adalberto Cuero ingresó por un agotado Andrés López. En tanto, el elenco de Del Solar se animó a cuidar la ventaja con un 5-trapecio-1 a partir del ingreso de Giancarlo Peña como tercer zaguero, mientras que Henry Colán jugó por la banda derecha ante la salida de Quinteros.

Mannucci atacó con desorden, por lo que si había algún argumento para que el empate llegara en el Mansiche tenía que ser por un error. Ese llegó... ¿De la defensa de Vallejo? No, de Joel Alarcón: una inexistente falta cobrada a favor de Noronha dentro del área y polémico penal a los 92'+. Un minuto antes el juez no se percató de una intervención de Fleitas con la mano, también dentro del área; bien dicen que dos errores no construyen un acierto.

Níger Vega, uno que vistió por mucho tiempo la camiseta de Vallejo, se paró frente a Juan Pretel y con un suave disparo desató el grito más fuerte en el Mansiche. Vega, camino a recoger el balón, se encontró con un mar de jugadores de Vallejo y Mannucci. Si alguien se percató del pitazo final de Alarcón, bienvenido sea, porque el final llegó en medio de disturbios y reclamos contra la cuarteta arbitral. En medio de la bronca, 'Chemo' Del Solar y José Soto, con un abrazo, sellaban un dramático 1-1 en Trujillo. Así son los clásicos; así son las relaciones.

Fotos: José Carlos Serrano / Prensa UCV


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