Foto: diario La Industria de ChiclayoEn un resultado que ninguno esperaba, Alianza Lima, con el sello uruguayo de Guillermo Sanguinetti, le ganó 1-3 a Juan Aurich y lo alcanzó en la punta del Grupo A. El ‘Ciclón’ ha sumado uno de nueve y comienza a generar dudas acerca de su planteamiento ultra-ofensivo.

 

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No siempre es fácil leer todo lo que va a pasar en un partido apenas repasando las alineaciones una vez que estas son publicadas oficialmente. Un jugador puede aparecer en una posición distinta a la habitual y sorprender con los movimientos al equipo rival. El suplente que nadie conoce está en capacidad de sorprender y hacer un partidazo motivado por las ganas de darse a conocer. Así, aunque algunos quieran predecir un partido desde los nombres, normalmente se convierte en una tarea poco fructífera. La sorpresa siempre forma parte del fútbol, ese elemento que lo convierte en un deporte tan apasionante.

Sin embargo, cualquiera que revisaba la alineación planteada por Roberto Mosquera ante Alianza encontraba una preocupación: ¿quién iba a cortar los ataques del equipo íntimo antes que estos pisen el área? La mediacancha del ‘Ciclón’ estaba compuesta por Junior Viza, Óscar Vílchez y Juan Carlos Mariño, combinación precisa para alimentar a Roberto Ovelar, Germán Pacheco y Hernán Rengifo. El problema sería una vez que Alianza recuperara la pelota, Viza y Mariño no acostumbran tirarse al piso para recuperar una pelota mientras ‘Neka’ es más de labores mixtas que defensivas.
La defensa de Alianza se esforzó hasta el final para contener los ataques de Aurich, como aquí con Guillermo Guizasola ante Roberto Ovelar, quien pese al celo en la marca logró anotar de cabeza (Foto: diario La Industria de Chiclayo)
Quizá Roberto Mosquera no se preocupó en controlar a un ataque blanquiazul que hasta el momento había resultado casi estéril. Quizá también confió en la compenetración de Edgardo Balbuena y Harold Cummings para manejar a Mauro Guevgeozián. Con lo que no contaba el DT del Aurich era que Alianza encontrara la ventaja con un cabezazo del armenio. De ahí, el partido se convirtió en lo que el equipo íntimo quería que fue enfriando la dinámica y veloz ofensiva local con el buen trabajo de Pablo Miguez, Paulo Albarracín y Josimar Atoche que coparon el ancho de la cancha delante de sus centrales. Suficiente para que Ovelar y Pacheco pierdan veneno y Rengifo quede muerto de hambre entre Koichi Aparacio y Walter Ibañez.

Los relevos de Albarracín y Atoche le permitieron a los hermanos Guizasola cada uno en su banda salir con la libertad necesaria para hacer daño. El 0-1 para Alianza garantizaba un Aurich más ofensivo que iba a dejar los huecos necesarios, presa de su propia necesidad. Así llegó el gol de Israel Kahn que aprovechó un ¿pase? ¿centro? ¿remate? de Aguirre para el 0-2 y nuevamente apareció Guevegeozian con un cabezazo para el 0-3. Maquilló el resultado Ovelar que recién al final pudo vencer a un excelso George Forsyth. El resultado puede ser lo de menos- aunque impacta- pero lo que importa es que un equipo compacto y ordenado como Alianza desnudó todas las falencias del que venía siendo el mejor cuadro del campeonato.

Fotos: diario La Industria de Chiclayo

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