Foto: Miguel Koo Vargas / DeChalaca.comAlianza volvió a ser el local que impacientó a sus hinchas y al que una vez más le costó vulnerar las redes. Esta vez se topó con el León de Wilmar Valencia que priorizó el orden defensivo y que, pese a que pasó momentos de zozobra, quedó conforme con el 0-0 en Matute.

 

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"El estilo de Sanguinetti ya aburre". "Así nunca vamos a ganar en Matute". Esta y otras frases más subidas de tono fueron el común demoninador de las tribunas del Alejandro Villanueva en gran parte del partido. El hincha de Alianza no se siente a gusto con la propuesta colectiva de sus colores y cree, en buen romance, que ya debe romper el hielo; ergo, cortar la cabeza. La prueba de que la versión 2014 del club íntimo es futbolísticamente otro quedó una vez más puesta en evidencia. Así como ocurrió con Real Garcilaso -ganó con un gol fortuito- y con Unión Comercio -de pronto aparecieron los goles-, Alianza creyó una vez más que el tanto iba a caer por su propio peso. Pero capaz no contó con que al frente iba a tener a un León que venía a hacer su negocio y, que de pasadita, presentaba en su banquillo a un Wilmar Valencia con ganas de tomarse una revancha.

¿Por qué sigue generando anticuerpos la propuesta futbolística de Alianza? Por una sencilla razón: sus jugadores apelan menos a las individualidades y se basan más en el ordenamiento colectivo. El problema es que el equipo de Sanguinetti trata de cumplir con la regla en defensa, pero de mitad de cancha para adelante le cuesta perfilar mejor sus situaciones de riesgo. Ante León, el elenco blanquiazul empleó el 4-2-3-1 y casi nunca pudo encontrarse sistemáticamente con sus tres hombres de creación (Aguirre, Costa y Cedrón); además, toda la concepción de cara al gol siempre fue por los extremos de la cancha, buscando la aparición del hombre de punta (Montes) para que vulnere las redes. Y eso no ocurrió porque León -o mejor dicho Valencia- leyó bien el partido.
Mauricio Montes fue titular por primera vez en la temporada con Alianza y le costó tener ocasiones para definir ante la tenaz resistencia de León (Foto: Miguel Koo Vargas / DeChalaca.com)
Con una propuesta táctica muy articulada (4-3-2-1), la oncena huanuqueña detectó desde el arranque que la mejor manera de cerrarle los circuitos a su par blanquiazul era taponeándole las salidas a sus dos laterales; es decir a Roberto Guizasola y a Trujillo. Y para ello no solo fue oportuna la correcta labor de Cáncar y Canales, sino también de jugadores como Ísmodes o Preciado que, siempre que pudieron, trataron de recogerse para desbaratar las sociedades con Aguirre y Cedrón (o Costa). Y ni qué decir de Eduardo Uribe, quien cuando la situación lo ameritó supo retroceder metros y conformar así una férrea defensa de cinco hombres en León.

Así de práctico fue León en la primera etapa, y tampoco bajó sus revoluciones en la segunda fracción. Además, siempre tuvo su plan B para hacer pasar apuros al bloque defensivo íntimo. En ese sentido, la función de lanzador de Santamaría, mezclado con la velocidad de Preciado y el aporte -ya en la complementaria- de Manicero tranquilamente pudieron desembocar en un triunfo visitante si es que Fano, el único '9', habría estado más acertado en sus intervenciones. Alianza, desde luego, conforme transcurrieron los minutos se fue volviendo más impotente, aunque también lamentó su mala fortuna al estrellar hasta tres tiros al poste.
Dentro del planteo de Wilmar Valencia, el colombiano Carlos Preciado debió desplegar sus fuerzas no solo en función de ataque, sino también para presionar la salida de Alianza (Foto: Miguel Koo Vargas / DeChalaca.com)
Lo que hizo Alianza en la última media hora del partido grafica claramente lo que pretende implantar Sanguinetti: su método para dar vuelta a un resultado, pero siempre sin tratar de caer en la desesperación. Así, pasó del 4-2-3-1 al 4-1-4-1 (cuando ingresó Ponce), y luego se posicionó con un ofensivo 4-línea-2 (tras el ingreso de Gonzales-Vigil) que hasta por momentos pasaba a ser el 4-2-4 de antaño, con Costa y Cedrón como interiores y con Aguirre y Ponce como delanteros por los costados. Lo buscó de mil maneras el uruguayo, pero siempre tuvo a una muralla llamada Jorge Rivera. Así se extingió el partido y Alianza, una vez más, dejó la impresión de que lo puede ganar por propio peso. Ante Real Garcilaso y Comercio le funcionó, pero ante equipos como León, que son más eficientes en zona defensiva, difícilmente vaya a puntuar de a tres.

Hoy todo fue amargura en Matute, sobre todo por la chance desperdiciada de recortar distancias ante el puntero -Aurich- de la Serie A. Los únicos que sonrieron fueron los once jugadores de crema que siguen en línea ascendente y un camanejo en el banco de suplentes visitante que, a medias, se cobró una pequeña revancha ante su exequipo.

Fotos: Miguel Koo Vargas / DeChalaca.com

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