Donde falta capitán, están los marineros
Roberto Castro | @rcastrolizarbe Director General |
Los centros al área fueron el arma elegida por el Melgar de Juan Reynoso para tratar de romper el cero en la noche que abrió la campaña rojinegra en 2017. Si el 'Dominó' no cumplió su cometido fue, en buena medida, por la labor conjunta de una pareja poco conocida en Primera División: la formada por Éderson Leonel Mogollón Flores (Callao, 4 de octubre de 1992) y Víctor Martín Salas Pinedo (Lima, 24 de marzo de 1993), baluartes ambos de la campaña de ascenso de la Academia Cantolao y quienes recibieron la confianza de Carlos Silvestri para iniciar el año ante la ausencia del capitán Jorge Araujo, quien no viajó a Arequipa para el primer cotejo de la historia aurinegra en Primera.
Lo singular del caso es que Mogollón y Salas, que parecieron conocerse de toda la vida, no solo son de categorías distintas de las canteras del 'Delfín', sino que únicamente habían actuado juntos en cinco oportunidades durante la campaña de ascenso en Primera División, y solo en una de ellas como titulares: el 24 de julio de 2016, en la derrota por 3-1 ante Mannucci en Trujillo. Ese día, encima, Salas no fue zaguero central, sino lateral izquierdo -Mogollón hizo dupla con Araujo-.
¿Cómo así, entonces, funcionó tan bien la inédita pareja que dispuso Silvestri? Posiblemente haya tenido que ver el poco conocimiento de sus características que tenían los delanteros rivales. Mogollón, no obstante, llegó al sábado con 27 partidos ya jugados en Primera sobre sus espaldas: 19 en 2012 con Sport Boys y 8 en 2014 con Unión Comercio, club en el que militó hasta que el 'Delfín' lo llamó como hijo pródigo para la campaña de Segunda División del año pasado. Salas, en cambio, hizo ante Melgar su debut en la máxima categoría, aunque desde 2014 tiene rodaje profesional en Segunda, primero con camiseta de Unión Huaral y también desde 2016 con el propio Cantolao.
Lo cierto es que las características conjuntas de ambos fueron precisas para lo que el trámite del partido exigía. No solo fueron muy bien por alto (1.80 Mogollón y 1.86 Salas), sino que lucieron aplicados para cortar a ras de piso las diagonales de los extremos rojinegros y abandonar el área cuando fue necesario. Quizá en ese sentido lo de Mogollón fue ligeramente más destacado por haber impuesto un poco más de fuerza, lo que le valió ser considerado El Capo del partido.
El problema ahora será para Silvestri, quien deberá resolver cómo después de tan buen rendimiento vuelve a hacérsele sitio a un Araujo que, por liderazgo y trayectoria, es imprescindible en esa defensa. ¿Volverá Salas al banco o será amenaza más bien para la titularidad de Willy Pretel, otro baluarte de la campaña de ascenso, en el carril izquierdo? En cualquier caso, es el tipo lindo de problema que un DT prefiere tener antes que otros.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Agencia Click
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