Aurich jugó en Lambayeque por primera vez en el año y se llevó un fiasco. La Bocana, de los pies de un Wilmer Aguirre en inspirada jornada propia de sus mejores tiempos, le ganó por un 1-3 contundente -pudo ser goleada- e histórico: por primera vez el 'Maretazo' triunfó de visita en el profesionalismo.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Lambayeque a quince minutos para la 1 de la tarde no es solamente un pequeño horno, sino un agradable cúmulo de aromas culinarios procedentes de varias de las cocinas más exquisitas del norte peruano. A solo dos cuadras del arco Norte del estadio César Flores Marigorda, caminando por el Malecón Ureta, puede llegarse al Rincón del Pato, parada obligatoria cuando se pasa por la tierra del huerequeque.

Pero si las 12:45 esta vez no solo fueron horas de cocción sino de pitazo inicial, para las 13:26 el hambre ya había arreciado y era hora de almorzar. Así lo decidió alguien que ha sabido siempre ser, en todo sentido, un devorador: tanto de goles como de arqueros. Wilmer Aguirre enfiló libre hacia el arco de Ángelo Campos y en vez de hacer la diagonal hacia la izquierda rumbo al Rincón del Pato, la emprendió hacia la derecha, para sacarse al portero. La pelota, pegada al palo, se fue para adentro del arco aurichista y, desde ese momento, el arroz lambayecano dejó de servirse con pato para pasar a reemplazar el acompañamiento por mariscos extraídos de la playa sechurana de Parachique.

Aguirre, uno de esos delanteros con días como este en los que todo le sale, fue protagonista excluyente del histórico triunfo de La Bocana en Lambayeque: el primero que consigue de visita en Primera División y el segundo que, en general, ha logrado fuera de Piura (su departamento) a lo largo de toda su historia institucional. Jugando por la raya izquierda, ya en el segundo tiempo, un desborde le permitió sacar un centro medido al corazón del área que Guillermo Guizasola pifió de modo escandaloso para permitir que Luis Benites la empalmara de volea y anotara su primer gol en el profesionalismo. Y 15 minutos luego, se dio maña para girar sobre su propio eje y, desde el vértice mismo del área grande, enfilar otra vez al arco de Campos y clavarle desde allí un estiletazo alto al segundo palo que dejó colgado al novel golero del 'Ciclón'. No quedó del todo claro si quiso centrar, pero lo concreto es que visualmente fue un golazo, el mejor de los tres de excelente factura que La Bocana le anotó al 'Ciclón'.

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Esos tres tantos, por cierto, pudieron ser más. Borges tuvo una clarísima de contra en la que hasta se sacó a Campos de encima y, después de hacer un giro innecesario, se quedó sin ángulo y la acabó mandando por encima del travesaño. Y sobre el final, Aguirre, vestido de asistidor, se la puso como con la mano a Reaños, quien solo en el área chica, de manera displicente y hasta sobradora, la tiró por encima del arco también. ¿Tanta fue la superioridad visitante? En ocasiones, sí. ¿Y por qué hasta ahora de Aurich no se habla en esta crónica? Pues porque hizo bastante poco: el 'Ciclón' fue un remedo del equipo que hace dos semanas y media goleó a Municipal en Villa El Salvador, no tanto por haber funcionado distinto sino porque su estrategia de ataque fue maniatada e inutilizada.

Ocurre que Miguel Miranda leyó correctamente el partido. Sabiendo que la sociedad entre los laterales aurichistas y Luis Tejada era la mejor arma ofensiva del local, colocó no doble, sino por momentos hasta triple columna lateral en cada raya. Por derecha, taponearon la subida de Guizasola, en hilera, primero el debutante venezolano Parra, luego Faiffer y finalmente Reaños; por izquierda, hicieron lo mismo con Paolo de La Haza el propio Aguirre -impecable hasta en esta labor-, Benites y Labrín, este último reconvertido en marcador. La consecuencia fue que Aurich lanzó su primera asistencia directa a Tejada recién al minuto 90: un centro pasado de De La Haza desde tercer cuarto de cancha que el 'Matador' cabeceó a las manos de Heredia.

Por eso, el 1-3 acabó siendo un castigo duro para un Aurich carente de conexión entre el ataque y el resto del campo, sobre todo la segunda línea, en la cual salvo algún arrebato de Sheput -como el que ocasionó el descuento de Medrano- hubo muy poca iniciativa para tomar los hilos del partido. Para La Bocana, en cambio, fue un almuerzo opíparo: el cuadro maricultor se mantiene fuera de la zona de descenso directo, aun a despecho de la deducción de 4 puntos de la que fue objeto por remuneraciones y beneficios sociales no pagados correspondientes a mayo. Para el arroz con mariscos en Lambayeque, sin embargo, sí hubo presupuesto pues lo financió nadie menos que un 'Zorrito'.

Las fotos

Los goles

Fotos: La Industria de Chiclayo


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