Una Vallejo de carácter más obrero es la apuesta de Comizzo para rehuir el descenso: un equipo en el que los rótulos no importan sino solo el esfuerzo para, con jugadores cumpliendo funciones diversas que les son incluso atípicas, sumar todos los puntos posibles.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Christofer Gonzales, Donald Millán, Alejandro Hohberg, Carlos Olascuaga. Todos hombres con vocación ofensiva y recursos creativos. Sin embargo, ante Real Garcilaso conformaron una línea trabajadora: una franja horizontal que cargó con el peso del partido y en la que, sin que alguno cobre rótulo de conductor por sobre el otro, sobraron el esfuerzo y la capacidad de intercambiar roles para consolidar el 2-0.

Así por ejemplo, Millán comenzó como lanzador central haciendo el ida y vuelta detrás de Víctor Rossel, único punta. Con el 1-0 logrado, su labor pasó a ser la de un mediocampista de primera línea: el que condujera, sopesando a Antonio Gonzales en esa zona, la salida poeta. Pero cuando 'Toñito' se fue expulsado, asumió el rol en solitario y con suficiencia. Encima, en los últimos 15 minutos y ya con el 'Leche' Álvarez en el campo en reemplazo de Rossel, el colombiano cambió radicalmente de función: Millán fue el único punta vallejiano, como falso '9' para tratar de buscar la contra ante la adelantada zaga garcilasiana.

Pero lo más llamativo en términos obreriles de la noche trujillana lo protagonizó Ronald Quinteros. El 'Patito' fue elegido por Comizzo luego de la lesión de Harry Gordillo para ocupar el lateral izquierdo poeta. Si bien él ya cumplido de emergencia alguna vez labor de carrilero izquierdo, ingresar como marcador neto en un partido tan caliente fue un reto mayor e inédito para su carrera. Quinteros, no obstante, respondió con suficiencia y fue uno de los más destacados del local el tiempo que estuvo en el campo.

Cardoza es una de las figuras de esta apuesta obrera de Comizzo. (Foto: diario La Industria de Trujillo)

Por el resto del campo hubo ejemplos adicionales. Libman, uno de los pocos de este plantel caro que sabe lo que es pelear un descenso, atajó no con el espíritu de liderazgo que los años le han dado en Trujillo, sino con ese arrojo de sus inicios. Cardoza, quien habitualmente es quien busca los balones en área contraria, en esta ocasión estuvo más atento a cerrar el fondo y le dejó la proyección a Ciucci, quien justamente abrió la cuenta. Rossel dejó los disfuerzos de quien quiere que todos se den cuenta de que se entrega para lograr el gol para, sin lucimientos, tapar salida y cumplir con su cuota goleadora.

El overol como sello podría, por lo visto, ser una buena estrategia del equipo de Comizzo en las nueve fechas que restan en la temporada. Para un equipo a veces acusado de aburguesamiento y opulencia, es una práctica aparentemente muy sana. Una Vallejo del proletariado, que podría jugar de local en Quivilca: una de menos tungsteno y más esfuerzo.

Foto: La Industria de Trujillo


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La crónica del Vallejo 2 - Real Garcilaso 0: Los gallos dan batalla

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