Historia para sobrevivientes

Han pasado 30 años desde que Municipal salvara la categoría angustiosamente, cuando la guillotina apretaba el cogote. Como el domingo que viene, Cienciano fue el rival por vencer. Aquella vez, tras 270 minutos paseándose por Cusco, Lima y Chincha, los ediles encontraron la salvación. Sus hinchas querrán que esta historia se repita. O al menos revivirla leyendo estas líneas.
La Historia tiene rarezas. Más aún la historia futbolística, dosificada de golpes y revanchas que se repiten de tanto en tanto. Algunos le llaman causalidad; otros, coincidencia. Decía Gardel que 20 años no es nada. Bajo esa lógica, los 30 quizá ya sepan a algo. Por lo menos, a algo místico.
Algún efecto karmático debe haber intervenido para que las circunstancias se presenten de esta forma. Para que 30 años después (días más, días menos), Municipal otra vez tenga que balancearse en el péndulo de la vida y la muerte frente a Cienciano. La historia es generosa con ambos. A los ediles les da la oportunidad de repetir con exactitud casi matemática un diciembre de felicidad y desahogo. A los cusqueños, la chance de asumir un espíritu vengativo ante la ignominia de dichas jornadas, que le depararan un retorno a la Copa Perú.
Para aterrizar en el tema de fondo, habría que ubicarse en el 2 de diciembre de 1977. Había concluido el campeonato Descentralizado y las bases estipulaban que debía realizarse una liguilla entre los seis equipos mejor ubicados: CNI, Melgar, Cristal, Alianza, Universitario y Bolognesi, los cuales arrancaban la misma con el puntaje acumulado del torneo regular. Los dos últimos, en cambio, debían rivalizar en partidos de ida y vuelta para definir el descenso de uno de ellos. Municipal, como penúltimo, llegó a tal definición con una ventaja de 3 puntos sobre Cienciano, el colero. Se requirió, por lo tanto, de una interpretación auténtica de las bases.
Recién el 2 de diciembre, nueve días antes del primer repechaje programado, se definió que Municipal y Cienciano empezarían los duelos de descarte desde cero. Es decir, no se contaría el puntaje acumulado, como sí ocurría con la liguilla por el título, pues aquello no había sido especificado en las bases. Como es obvio, los ediles se vieron perjudicados con dicha resolución. La interpretación fue realizada por Luciano Cúneo, jefe del Instituto Nacional de Recreación, Educación Física y Deporte (INRED), algo así como el IPD de la llamada Segunda Fase del Gobierno Militar, ya encabezado por esas fechas por Francisco Morales Bermúdez. Como colofón -y exacerbando aquello de las “coincidencias” que se comentara líneas arriba-, por esos días se discutía también la posibilidad de aumentar el número de equipos en la Primera División; de 16 a 18. No se consumó esa vez. Habrá que estar atentos a los próximos días por si las “coincidencias” insisten en manifestarse.
Como siempre ha ocurrido con la prensa, que busca darle un matiz especial a los enfrentamientos deportivos, uno de los ejes fundamentales por los que se guió la previa fue la “rivalidad” de los técnicos Luis Zacarías (Municipal) y Eloy Campos (Cienciano). Rivalidad que no trascendía más allá de que ambos fueran entrenadores titulados en la Alemania Federal, pero que constituía un detalle ineludible si se quería proveer de más emoción a la disputa.
Dadas todas estas circunstancias, el primer encuentro fue programado para el domingo 11 de diciembre en Cusco. Se especulaba que Municipal llegaría con algunas bajas: el arquero Valdivia (lesionado), José Sato (afiebrado) y Augusto Palacios (inflamado del tobillo derecho), aunque este último sí llegó a alinear. Con 6,550 espectadores en tribuna (que dejaron una taquilla de 85,500 soles de la época), Eduardo Riega abrió la cuenta de tiro libre luego de una infracción de Rodulfo Manzo (defensor cuyo nombre es invocado cada lustro cuando se discuten nuevas pesquisas y se formulan renovadas hipótesis sobre el sospechoso 6-0 de Argentina '78).
Esto ocurrió a los 10 minutos. A los 38’, Julio Argote igualó tras un servicio perfecto de Palacios. Y pese a que Municipal trató de resistir como pudo los embates de la altura, Cienciano sentenció el partido apenas al minuto de la complementaria, con un zapatazo de Valenza tras un córner servido por Javier Ugaz.
La semana siguiente fue muy movida. El país seguía con interés las noticias sobre el estado de salud del ex presidente Juan Velasco Alvarado -quien moriría en vísperas de la Navidad- y el inicio de las campañas para la Asamblea Constituyente del año siguiente. Aún así, quedaba margen para hablar de fútbol. Por ejemplo, en esos días, fue elegido como nuevo presidente de la Federación el Vicealmirante (r) Augusto Gálvez, en tiempos en que los militares monopolizaban los cargos deportivos y aplicaban doctrina de cuartel -saludos desde esta modesta tribuna al insigne general Velásquez Giacarini, preclaro bastiónde la disciplina atlética clamada con voz aguardentosa-.
La otra noticia de la semana estaba en el partido de vuelta que protagonizarían Municipal y Cienciano. Se programó para el viernes 16 de diciembre en el estadio de Matute. Las estadísticas no favorecían en absoluto al cuadro de la comuna. En el Descentralizado, Cienciano le había ganado 2-0 en Cusco y 1-2 en Lima. Los ediles, concentrados en su local de la Avenida Salaverry, estaban en la obligación de ganar por el marcador que fuera (no se tomaba en cuenta la diferencia de goles) para forzar un partido extra a jugarse en Chincha.
Para animar el ánimo de los jugadores, viejas glorias de Municipal se hicieron presentes en el camerino del estadio de Matute. ‘Tito’ Drago, Vides Mosquera, Óscar Montalvo, Germán Colunga y José Carrasco entraron a saludar a cada integrante del equipo. No quedándose atrás en cuanto a motivación, Cienciano trajo a Lima una decena de hinchas y a la Banda Musical Cazorla, cuyos cánticos eran del gusto del plantel. No se habían inventado aún las simpáticas tonadillas del “Upa-upa-upa-papá” ni del no menos célebre “Upa que upa que upa, upa-upa-pa-pá”.
Matute estuvo abarrotado. Cánticos y rezos se multiplicaban en tribuna edil. Pero no imaginaban que el rival les facilitaría tanto las cosas. Por una posible influencia de su experiencia teutona, sobre la cual investigadores más acuciosos deberán polemizar, Eloy Campos, ex mundialista peruano en México '70, decidió autoalinearse como técnico-jugador, marcando la punta derecha. Tuvo la pésima fortuna que el puntero izquierdo de Municipal, Jorge Jaramillo, estuviera en una tarde notable. Por ese lado llegaron los tres goles de los ‘barrenderos’. La decisión de Campos, más que por motivos de índole táctico, posiblemente haya obedecido a la necesidad de compensar el protagonismo que Félix Figueroa Goytizolo le negara al prescindir de su nombre en la composición de la inacabable polka Perú Campeón.
El 3-1 con el que 'Muni' superó a Cienciano se concretó a merced de los goles de Argote (8’), Palacios (48’) y Leguía (53’), habiendo descontado la cifra José Valenza (29’). Estaba decidido: habría un partido extra en Chincha. Y se jugaría 47 horas después.
El encuentro definitivo se inició a las 2:30 p.m. del domingo 18 de diciembre en el estadio Félix Castillo Tardío (hoy rebautizado como Cuna de Campeones). Cienciano sufrió un duro golpe desde antes de su llegada: su arquero, el experimentado Román Villanueva, se había lesionado del brazo derecho y tuvo que ser llamado de emergencia Dante Febres, quien ni siquiera había viajado a Lima para el segundo encuentro. Años después, en el especial que El Gráfico Perú realizara tras la consagración cusqueña en la Sudamericana de 2003, el ex delantero e ídolo rojo Luis Cuba declaró que a él nunca le constó la lesión de Villanueva. No obstante, Febres, improvisado guardavallas, cumplió en la medida de las posibilidades.
No pudo evitar, sin embargo, que a los 41 minutos del primer tiempo Germán Leguía lo venciera de un fuerte cabezazo, luego de un tiro libre servido por Augusto Palacios. Cienciano no opuso mayor resistencia, salvo el disparo que Riega estrelló en el travesaño a los 15 minutos. Campos, que reincidió en su delirio de técnico-jugador, fue nuevamente una puerta abierta, según las crónicas de la época. Y salvo la intervención no solicitada de un perro que ingresó a la cancha promediando el segundo tiempo, y cuya rebeldía por retirarse del campo provocó que se detuviera el choque por varios minutos, Municipal sacó adelante el partido sin mayores sobresaltos.
Una vez pitado el final por el árbitro César Orozco, los jugadores de Municipal se confundieron en un abrazo. La dirigencia les anunció un premio de 30,000 soles por ser repartidos entre todo el plantel, promesa que ojalá se haya cumplido. Los hinchas ediles, que habían viajado a Chincha repartidos en 15 buses, se debatían entre risas y lágrimas. Uno de los más emblemáticos, Javier Salazar Jiménez (a) Cotito, se juraba a sí mismo que jamás volvería a vivir un drama así, que nunca más tendría que llorar por su ‘Muni’. En el fútbol, la ingenuidad no tiene límites.
Pese a que Municipal mereció por largo permanecer ese año en la categoría (le llevó tres puntos a Cienciano en la tabla general y anotó más goles en los partidos de repechaje), el técnico de Cienciano Eloy Campos no pudo contener su ira y enumeró una serie de hechos que delataban una conjura contra su equipo. En realidad, se centró en dos. En primer lugar, el que en el partido en Matute, “Alianza les hubiera prestado (a los ediles) personal técnico que colaborara con ellos”. Cabe mencionar que por personal técnico, Campos se refería a la solitaria presencia de un masajista. Después, en gran despliegue de coraje, decidió señalar hacia esferas más altas: “El Gobierno tiene que ver con esto, no se puede conspirar de esta manera ante un representativo de modestas condiciones económicas”. Solo le faltó culpar al perro que se metió a la cancha. De paso, anunció su retiro de las canchas en el único rapto de sensatez que exhibiera esa tarde.
Cienciano perdía así la categoría luego de cinco temporadas consecutivas en la Profesional y el diario La Crónica, caritativamente, decidió despedirlo con cordialidad: “Hasta pronto, Cienciano, y que haya suerte”.
En Municipal, en cambio, la fiesta se había desatado y contagiado en extremo a sus directivos. Se prometió no volver a cometer los errores que casi le habían costado la pérdida de categoría y se anunciaron rimbombantes contrataciones, como las de Humberto Horacio Ballesteros, la ‘Bruja’ Bonelli y Manuel Mellán, entre otros. Con no poca razón, el mismo diario La Crónica tituló previsoramente el 20 de diciembre: “Salvado Municipal, empieza el cuento”. Nunca antes la prensa deportiva gozó de tanto olfato periodístico.
Más aún cuando, en un pequeño editorial, se comentara que “el meollo del asunto no es la salvación del Muni. EL MEOLLO ESTÁ EN LOS MISMOS VICIOS PARA DIRIGIR UNA LLAMADA INSTITUCIÓN: INDIVIDUALISMOS, PERSONALISMOS, FALTA DE IDEAS PARA TRABAJAR EN GRUPO E INCAPACIDAD PARA DESARROLLAR INSTITUCIONES DEPORTIVAS”. Si Municipal hiciera caso a dichas líneas, su participación en los torneos locales no se limitaría a un acto de mera supervivencia. Ojo, eso no fue escrito ayer, sino hace 30 años. Y con mayúsculas sostenidas.

las cosas "extra-deportivas" que sucedieron durante esa definicion fueron mayores, la "lesion" del arquero titular es hasta ahora muy sospechosa, a eso se tiene que agregar, que muchos jugadores cuestionaron duramente la alineacion que el DT mando en los partidos de lima y chincha. Precisamente en la revista CUSCO ETERNO- EL BURRITO CIENCIANO la ultima edicion de este año sale publicada una entrevista a la esposa de un gran exdirigente del CIENCIANO (q.p.d) MARIO NUÑEZ PINTO donde precisa alguna de esas "cositas" que sucedieron despues de ese partido en chincha Y QUE SE PODRIAN DECIR QUE FUERON MUY SOSPECHOSAS POR LO MENOS.
unas precisiones, el estribillo y la cancion del CIENCIANO PAPÀ ya existian, ese estribillo fue la prueba de la paternidad extrema que tenia el CIENCIANO sobre su CLASICO RIVAL de la ciudad del CUSCO el UNIVERSITARIO DEL CUSCO (1903 mas antigua que la federacion universitaria de lima).
que dicho sea de paso fue el clasico mas antiguo del PERÚ y tuvo una vigencia de mas de 60 años hasta que el CIENCIANO llego a la profesional como subcampeon de la copa peru 73.
esa perdida de categoria fue el momento mas duro que nos toco vivir, por muchas razones, pero mas alla de lo que muchas personas pensaban; que el CIENCIANO desapareceria tras ese descenso como ha pasado con muchisimos equipos que alguna vez jugaron el la profesional, sirvio para reafirmar el temple y el amor por nuestro equipo y hoy que estamos en momentos similares debemos seguir con nuestro equipo siempre en LAS BUENAS Y EN LAS MALAS!!
100PRE Y POR 100PRE CIENCIANOS DE CORAZON!!!!!!!!!
Dice: "No se habÃan inventado aún las simpáticas tonadillas del “Upa-upa-upa-papá†ni del no menos célebre “Upa que upa que upa, upa-upa-pa-pá"",
lo cual es inexacto. El primer estribillo se inventó por la década del 50 y fue usado en varias canciones del Cienciano, las cuales se pueden encontrar en YouTube (hay una de la Lira Magisterial Cienciana que debe ser la más antigua, el estribillo se escucha casi al terminar la canción).
Quizá habrÃa quedado mejor decir "No habÃan llegado a Lima las simpáticas tonadillas del “Upa-upa-upa-papá†ni se habÃan inventado la no menos célebre “Upa que upa que upa, upa-upa-pa-pá"".