Huancayo - Vallejo: Llovió mucho, mojó poco

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El capo: Ojo con Ojeda
Este fue un partido de arqueros y delanteros. Los primeros sacaron casi todas las que tuvieron; los segundos fallaron las suyas casi cada vez que pudieron. Sin embargo, gran responsable de los ataques constantes de Huancayo, que por momentos atropelló ferozmente a su rival, fue la velocidad de Luis Román Ojeda. El ‘24’ se comió la banda izquierda y no se cansó de darle vuelta a la cancha y sacar buenos centros al área.
La clave: Análisis de las condiciones
Si bien Huancayo suele buscar bastante por arriba y también al pelotazo, también sabe armar fútbol a ras de cancha. La lluvia de hoy empezó temprano y eso se vio reflejado en el terreno de juego, que se vio muy afectado. Entendiendo que el tránsito por el piso resultaba más complicado, el equipo de Trobbiani priorizó sabiamente el juego aéreo, aprovechando además que los de adelante saben hacerla. Fue así como llegó el empate.
El jugadón: Pégale cruzado
A los 58’ un nuevo centro al área, esta vez de la banda derecha, encontró libre al goleador histórico del fútbol peruano. Sergio Ibarra la pivoteó para dejar solo a Cruzado frente a Libman. Ángelo, en vez de darle un toque cruzado suave, decidió empujarla con fuerza y al palo que defendía el golero visitante, con lo que envió por arriba tal vez la más clara de Huancayo después del gol.
El duelo: Delanteros contra los goles
Más que pelearse con los defensas, los delanteros de hoy se pelearon con el gol. Por ejemplo, Alemanno tuvo dos jugadas clarísimas en el primer tiempo para ampliar la victoria parcial de su equipo hasta entonces. Cruzado estuvo igual y en el segundo tiempo desperdició la más clara. A pesar de que los arqueros les sacaron varias a sus rivales, el duelo de hoy fue con los goles y, si bien estos últimos ganaron, lo cierto es que apenas se pudo ver un par.
La joyita: Mérito a la perseverancia
Como está dicho, Luis Román Ojeda fue la carta constante por la banda izquierda. Durante los 90’ debe haber sacado una docena de centros al área -no necesariamente todos buenos- en sabia búsqueda del juego aéreo dado que la cancha se veía muy afectada por la lluvia torrencial. A los 52’ hizo lo de siempre y encontró la cabeza del ‘Checho’ Ibarra, incansable goleador, quien venció sin mayor problema la valla de Libman.
El tapadón: Sale caliente
La mayoría de los goles que ocurren en los primeros minutos acusan una especie de “estaba frío” o “aún no estaba metido en el partido”. Los arqueros son los primeros que tienen que tener la cabeza metida en el partido antes del pitazo porque un gol al inicio puede costar el partido. Este domingo tanto Pinto como Libman tuvieron sendas tapadas destacables, sobre todo en los primeros minutos, cuando el ‘Gato’ le atajó un achique a Germán Alemanno y ‘Yuyo’ un cabezazo a Ángelo Cruzado. Estas tapadas, a veces, valen más que un gol.
La cancha: A jugar en la piscina
En Huancayo la asistencia puede variar mucho. Esta vez, a pesar de que no fue mucha gente a ver el encuentro, la protagonista fue la lluvia y lo que esta generó en la cancha. Desde que empezó el partido la intensidad del aguacero fue escalando exponencialmente hasta que parecía que se podía nadar en la cancha. Se vio algún resbalón por ahí y una que otra pelota que perdió su curso, y para el final las líneas ya se habían borrado. Difícil jugar en esas condiciones, aunque eso nada tuvo que ver con el empate.
Kazuki Ito: Uno más en la cancha
Si bien hubo cuatro amarillas y dos rojas, Romel López cumplió una buena labor. El partido fue pesado de por sí, pero no se inventaron penales ni hubo expulsiones absurdas. En su mayor parte, el trámite fue fácil para el árbitro, salvo un mal comportamiento de Alva -que ni siquiera estaba jugando- que le costó la roja; lo mismo ocurrió con Guizasola por un manazo a Calle más que innecesario. Al margen de eso, se pudo jugar.
Foto: Jhefryn Sedano
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