Aurich - Pacífico: Para apagar las luces
A Juan Aurich no lo ayudó ni el apagón que paralizó por 14 minutos el partido en el Elías Aguirre: fue incapaz de destrozar el cerrojo impuesto por Pacífico y se resignó con un 0-0 que no le permitió despegar de la tabla.
El capo: Trajín y recuperación
Como rememorando las buenas épocas de su padre, Alonso Bazalar tuvo una aceptable actuación al lado de Marko Ciurlizza en un partido que careció de juego vistoso, pues Pacífico fue a Chiclayo a hacer lo suyo, dando la pelea en la mitad del terreno para destruir cualquier atisbo de ataque chiclayano y generar, a partir de los errores rivales, los contragolpes. Si bien en la segunda parte el pressing rosado no era el mismo, el ex ‘Jotita’ cumplió en su zona.
La clave: Defiéndete con orden
Juan Carlos Bazalar apostó por un 5-4-1 cuya prioridad fue la de defenderse bien para, a partir de ahí, aprovechar las pocas ocasiones que tuviera. Su sistema defensivo le funcionó a la perfección, pues los dirigidos por Bakero nunca pudieron romper el cerco pacifista, tratando de abrir el campo por los costados y con el vano afán de jugar en corto hasta llegar al área, aunque siempre tropezando con el duro muro rosado cubierto por Honores, Benítez y Rojas. Solo una vez probó de lejos -Kahn-, pero su remate salió desviado.
La calamidad: Así de oscuro
Aunque no tuvo un partido desastroso, Roberto Guizazola hizo muy poco por su banda. Displicente en la marca y limitado a la hora de irse al ataque, solo tuvo un centro correcto en todo el partido, que fue a los 36’ en un pase que encontró a Vegas prestó para el despeje. De ahí fue deslucido con el balón en los pies, perdiendo opciones de ataque con sus yerros. Una sombra del que fuera el Guizazola lateral de la selección al inicio de las Eliminatorias.
El jugadón: ¿Qué Chui pasó?
Pacífico basó su propuesta en defender y buscar de contragolpe alguna posibilidad de abrir el marcador, que casi da sus frutos sobre los 24’ cuando Alejandro Chui pisó el área y mandó un zapatazo que encontró atento a Erick Delgado que la envió al córner. Fue la más clara del primer tiempo y, sin exagerar, de todo el partido.
La anécdota: Matute chiclayano
Se creyó que en la segunda fracción Juan Aurich saldría con todo a romper el cero, apelando a su vieja y conocida historia de que juega mejor contra el viento; sin embargo, sobre los 66’, quien se llevó toda la atención fue el apagón del alumbrado, como en Matute hace algunas semanas, que paralizó el choque casi un cuarto de hora, 14’ para ser exactos, y en el que dicho imprevisto le vino bien a un Pacífico que pudo tomarse un segundo respiro para presionar a su rival y aglutinar hombres para cerrar un resultado acorde a lo buscado.
El blooper: ¡Qué roche, Atoche!
Sucedió a los 44’. Los chiclayanos encimaron a la defensa rival y, tras una serie de rebotes, la pelota le quedó servida en bandeja a Josimar Atoche, quien solo debía direccionar la trayectoria del balón con su remate; no obstante, el volante no tuvo la capacidad de pegarle bien al esférico y su definición se fue por el banderín del córner.
La cancha: Mejor la sede alterna
Escaso público el que acudió al Elías Aguirre en esta jornada dominguera. 1415 asistentes se dieron cita al coloso chiclayano, una cantidad pobre para un conjunto que aspira a grandes cosas. Si bien podría considerarse la campaña aurichista hasta ahora de irregular, sorprende que pocos acompañen al ‘Ciclón’, caso distinto a cuando jugaba en Olmos, localidad en la que concitaba un mayor interés.
Kazuki Ito: No basta
Pese a tener un trabajo aceptable, lo hech por la cuarteta dirigida por Manuel Garay resultó insuficiente. Y es que sus asistentes tuvieron desaciertos que pudieron ser claves a favor de Pacífico. En la primera parte se comió un penal claro por una mano de Atoche y, en la complementaria, debió sancionar un tiro libre dentro del área en vez de un tiro de esquina para Pacífico, pues Delgado agarró con las manos un pase de su propio compañero. Errores que a priori parecen ser pequeños, bien pudieron cambiar la historia de un encuentro por demás discreto.
Fotos: Prensa Juan Aurich
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