Cienciano - San Martín: A la cabeza de todos
La frecuencia: CMD
La dupla encargada de la transmisión estuvo conformada por José Carlos Armendáriz, en los relatos, y Óscar del Portal, en los comentarios. Muy bueno el trabajo de Del Portal para hacer notar los detalles que pueden ser más complicados de notar para los que no han jugado fútbol. Hizo un trabajo didáctico bastante saludable, sin caer en comentarios aburridos sino más bien alegres, que le dieron dinamismo a la transmisión de un partido bastante bueno. José Carlos mejora constantemente en la narración propiamente dicha, pero aún yerra al momento de lanzar datos o cuando se anima a comentar. Me animo a recomendarle, a título personal, a mi amigo Armendáriz que se especialice en relatar o que se empape de conocimientos antes de los partidos.
La pizarra: Lo puso en línea
Lo de Cienciano ya se conoce: 4-1-4-1 y meter mucha presión al rival. San Martín, sabiendo cómo se le juega a los rojos, le mandó una contención ancha, con la línea de cuatro que armó en el medio campo. Adelante puso a dos delanteros rápidos (Alemanno y Nadaya) que tuvieron a muy mal traer a los defensores locales en el primer tiempo; tanto que les marcaron dos goles. Cienciano tampoco funcionaba arriba porque en vez de atacar usando la amplitud del terreno, lo hacía muy vertical. Así le facilitó las cosas los centrales santos que hicieron las veces de una pared de frontón. En el segundo tiempo, la presión continuó, lo mismo que el método de ataque de los cusqueños. Lo que cambió fue la capacidad de resistencia de los albos. Tal como se adelantó en la previa, el físico los traicionó y tuvieron que rendir el partido ante un rival que los superó en fútbol y en fuerza.
Los cambiazos: Transformación paulatina
Conforme avanzaba el segundo tiempo, Cienciano notó la necesidad de cambio. San Martín, aun declinando en sus reservas físicas, llegaba a asustar en el arco de Noriega. Así decidió sacar a uno del póker de creación (Bustamante) para que entre Quintanilla y quedarse con un full en el mediocampo (dos de recuperación y tres de ataque). Hacia el final, entró Navarro a aguantar las posibles salidas de los defensores santos, para lo que se sacaba a otro de creación (Olascuaga), pero no iba a ser necesario porque los de Santa Anita ya habían fundido motor. En el cuadro de Aníbal Ruiz, entraron Tejada y Labarthe por Sánchez y Nadaya respectivamente, pero no consiguieron cambiar nada.
El capo: Martín Hidalgo
Los goles los consiguieron otros, pero llegaron a través de él. Julio García es el pincel, pero se quedó sin tinta. Entonces apareció Hidalgo para pintarles la cara a los santos. Para eso, no necesita de quiebres, piques o firuletes. A él le basta un metro de libertad para poner la pelota en los ojos de una mosca que está a 30 metros. Habilitó a los dos centrales, Penalillo y Cristian García, que se mosquearon para pescar esas pelotas fantásticas que lanzó Martín. Además cerró bien su zona, salvo una al final cuando se escapó Quinteros y él no apareció en la foto, sacó remates muy peligrosos y copó el carril cuando salió Julio García.
El extraviado: Carlos Marinelli
No se le piden peras al olmo. Menos si es un olmo tan lento y reacio a marcar. El Maño Ruiz hizo una buena lectura previa del encuentro: a Cienciano se le anula (en Cusco y en cualquier parte) oponiéndole un mediocampo gordo. Es decir, con mucha gente. Pero para eso hay que utilizar a los jugadores idóneos y en eso falló Ruiz. Si tiene a Fretes o a Moreyra, cualquiera de los dos podía entrar en una u otra de las dos líneas de cuatro, ¿por qué lo pone a Marinelli ahí? El argentino hizo lo que pudo, pero en esa posición es muy poco lo que puede dar. Así le fue y Cienciano ganó la cancha y el partido en el complemento.
Jailaits
Rapidito nomás: Los primeros diez minutos fueron netamente de Cienciano. Desde los 40 segundos ya había avisado con remate feroz de Martín Hidalgo que por poco se tira abajo el arco. Pero en una se escapó Alemanno, a pura velocidad, y marcó un gol tempranero que arrugaba los corazones cusqueños cuando aún no había empezado bien el partido. Cienciano había probado con tiros de lejos, pero al toque cambió de idea. Diego Bustamante lanzó el centro y a los 19, el Checho Ibarra puso el empate de cabeza. Todo rapidito nomás.
Uno no es ninguno: Las cosas habían vuelto a cero. Los imperiales siguieron dominando pero sin generar mayor peligro en el arco que bien protegía Farro. San Martín llegó una, dos, tres, varias veces, pero solo definió la de Nadaya. Luego se arrepentiría por las opciones despilfarradas.
Con la cabeza bien puesta: Si hay quien ponga así la pelota, es fácil usar bien la cabeza. Martín Hidalgo señalaba como mariscal de campo de fútbol americano, a dónde iba a poner la pelota. Claro que los de aquel deporte la ponen con la mano. Martín las pone como con la mano. Penalillo, primero, y Cristian García, después, marcaron los goles antes de que los rojos manden el partido a dormir. ¿Para qué seguir yendo hacia adelante si con lo que había alcanzaba? Hay que usar la cabeza.
Fotos: diario del Cusco
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¿Desde cuándo un defensor hace tres goles en tres partidos seguidos (Cristian García) y coincidentemente otro defensor es el capo del partido en dos partidos consecutivos (Martín Hidalgo)?