Gálvez - San Martín: Su ancla es un hacha
La afición chimbotana, hoy más que nunca, estuvo expectante por apreciar el desempeño de sus colores. Con el batacazo de la jornada anterior, cualquier incauto hincha quedó pasmado y se podía animar en predecir que este Gálvez apuntaba en serio. Pero todos se "quemaron". Si llegaron preparados a ovacionar el accionar de su conjunto, se tuvieron que guardar los ánimos y entregárselos en papel de regalo al argentino que todas las fechas destaca y viene siendo trascendental para que su equipo se reconecte en el campeonato. Esta tarde, todas las palmas se las llevó el 'Mini-Hachita' Gonzalo Ludueña, el mejor de los santos.
A cocachos no aprendí
Desde el arranque, las acciones se tornaron trabadas. Los locales intentaron tomar las riendas del encuentro, pero sus hombres de creación no traslucían del todo, mostrándose sin una pizca de exquisitez. Aunque a esto habría que añadirle algo: el principal show de la etapa inicial fue el concierto de faltas y sus continuas paralizaciones. Con esto, mientras los santos esperaban en su territorio, las únicas posibilidades que tuvieron los chimbotanos eran generadas producto de los tiros libres. Pero ninguno le hizo ni cosquillas al pórtico de Butrón.
Una buena lección
Por el contrario, la San Martín fue mas efectiva y en la primera chance de pelota parada anotó por intermedio de Ludueña, que definió con la complicidad de la barrera y el portero Ferreyra, que algo más pudo hacer por evitar la conquista. Esto fue suficiente para que los locales comiencen a caer en la desesperación y expongan su rostro de inicios de campeonato, el del conjunto dubitativo e irresoluto en el tramo final. Los santos, contentos; sin esforzarse mucho, hacían el negocio.
Volviendo a las andadas
Si bien es cierto que la semana pasada se jugó un gran partido, parece que una vez más la espuma se le subió muy rápido a Donny Neyra. Esta vez no destacó por sus acostumbradas gambetas. Por el contrario, los centrales santos lo maltrataron y el 'Bidón' cayó como tantas veces en la provocación. Berrinches por doquier, una amonestación y sus gestos exagerados que a pocos -por no decir a ninguno- les agradan. Tranquilamente se pudo ir temprano del partido. Al menos tendrá la excusa de que a él no lo echaron, sino a Oviedo. Dicho sea de paso, la tonta expulsión del volante de marca galvista terminó por desequilibrar todo el esquema de su equipo.
Apariencias que engañan
La cara del Gálvez mejoró en el complemento y en eso mucho tuvo que ver Iriarte, hombre de avanzada que desde hace algunas fechas viene siendo postergado. Con su presencia, la tónica de los chimbotanos era más avasalladora; Neyra y Paul Cominges se reenganchaban al partido y mientras el reloj seguía su curso, parecía que el empate caía de maduro. Aunque si hubo algo que no consideraron los locales, eso era que la ausencia de un hombre en la medular en cualquier momento les podría jugar una mala pasada.
Puntillazo final
Y lastimosamente para los intereses galvistas, así sucedió. La infranqueable búsqueda por salvar el compromiso los terminó por agotar en los instantes finales. Erráticos en la entrega del balón, desdibujados y con una apatía preocupante. Los hombres de Víctor Rivera -como anticipó DeChalaca.com en sus Caletas de la fecha anterior, hoy sumó 105 partidos consecutivos con buzo santo y así batió el récord que tenía Freddy Bustamante desde 1994- la tenían servida para rematarla de contra y, como en el principio, tendría que aparecer el mejor de todos para liquidar el asunto. Hoy, de la mano de Ludueña, el conjunto de Santa Anita cortó de un hachazo el letargo del arranque, dejando claro que ha regresado por sus fueros.
Fotos: Diario de Chimbote