Imagen: Peru Evolution Soccer

Con ocho jugadores con pasado aliancista en el equipo titular, San Martín se adueñó de Matute e infligió a los íntimos la peor goleada recibida en su estadio en la historia: 0-5. Errores infantiles de algunos hombres victorianos y un desastroso cambio del técnico Aguirre fueron claves para la catastrófica tarde blanquiazul.

Eran de tres generaciones distintas y todos los festejaron. Abrió y cerró la cuenta Pedro García, que en tres temporadas en el primer equipo de Alianza Lima desde su debut en el Intermedio 1993 apenas tuvo la oportunidad de jugar cinco partidos; el Chato bailó la culebrítica y describió con los brazos el corazón que acostumbra ensayar en sus celebraciones. El segundo y el cuarto los hizo Ryan Salazar, de quien a inicios de la década decían en Matute sería el sucesor de Marco Valencia pero, también en tres temporadas, apenas anotó un gol con el cuadro íntimo; de regreso a La Victoria, en un solo partido el Soldado duplicó esa cifra y gritó ambos goles con el alma mientras corría a abrazarse con el banco de suplentes. El tercero lo marcó Ronald Quinteros, formado en Alianza pero que apenas tuvo la oportunidad de enfundarse la blanquiazul cuando la huelga de jugadores del año 2003 -que dejó inconclusa aquella temporada- obligó al equipo íntimo a afrontar un partido con juveniles contra Estudiantes de Medicina; el Patito sonrió de muela a muela como su hermano mayor y con los brazos extendidos ensayó un vuelo imaginario ante la mirada atónita de los hinchas del club que lo vio nacer.  

 

En tiempos en que está de moda en el fútbol local la llamada “ley del ex”, por la cual los jugadores no celebran los goles anotados contra alguna camiseta que vistieron en el pasado, San Martín fue más irreverente que nunca jamás en Matute. No solo tres ex aliancistas gritaron en la cara de los locales los goles, sino que le infligió a Alianza una goleada sin precedentes desde que el coloso victoriano fuera inaugurado en 1974. Para colmo, la reaparición en la tribuna tras más de una década de ausencia de los Cabezas Azules, barra formada a inicios de los ’90 como disidencia del Comando Sur para ubicarse en popular Norte, fue opacada por la Furia Santa, que encabezada por la Muela -emblemática mascota del cuadro de Santa Anita- se adueñó de esa cabecera y desplazó hacia el límite con Occidente a los hinchas íntimos.

 

  

Dos ex íntimos fueron las figuras de la tarde: Pedro García (Izq., ante Minas en 1997) y Ryan Salazar (Der. aplastado tras su único gol en Alianza, 2002)   (Fotos: Líbero, El Gráfico Perú)

 

Equipos como el del Chino Rivera son los que le hacen bien al fútbol peruano: consiguen una ventaja inesperada jugando de visita y siguen yendo hacia delante, sin bajar el ritmo ni mezquinar un resultado. Con García y Salazar en una tarde inspirada, además del generoso despliegue de Wenceslao Fernández en la banda izquierda -a manera de certificar su llamado a la selección-, causaron mucho daño cuando el sistema defensivo íntimo ingresó en descalabro producto de un despropósito táctico de su entrenador Diego Aguirre. La sustitución en el entretiempo de Santiago Salazar por Erick Torres, para intentar emplear al Charapa en una suerte de híbrido de zaguero-volante de marca (¿?), fue directamente causante de los espacios libres que aprovechó San Martín para hacer daño letal en la segunda fracción de juego.

 

Pero la autodestrucción íntima había empezado antes, y no precisamente debido a haber albergado en la Villa Íntima a 10 de los 18 jugadores -ocho de ellos titulares- que San Martín llevó a Matute. Alianza se suicidó, primero, cuando el ecuatoriano Saritama cometió un absurdo penal al manotear cual calichín un balón centrado que estaba bajo el control de su zaga, y luego, cuando Maestri, ya con el partido 0-1, le estampó un manazo absolutamente innecesario a Edwin Pérez en las narices de Víctor Hugo Carrillo y se fue a las duchas. El propio Saritama siguió el mismo camino por un patadón alevoso a Quinteros, cuando ya nadie en Alianza quería jugar y el juez había perdonado la vida a Yglesias y Jayo por deslealtades similares. Este último, por cierto, cumplió una actuación para el olvido -acicateada en parte por la falta de compañía en la marca, al haber regresado Aguirre al sistema de rombo en el mediocampo- que debe haberle generado más de una reflexión a Chemo del Solar de cara a las Eliminatorias.

 

 

Ahora con la San Martín, García festeja su primer gol y Salazar anota el segundo con un soberbio cañonazo (Imágenes: Peru Evolution Soccer)


La goleada constituye la peor derrota recibida por Alianza Lima en su estadio en Primera División. Hasta ahora, la máxima goleada en contra en el coso victoriano había sido por 0-4 ante Sporting Cristal por la fecha 17 del Metropolitano 1987. Ni siquiera en Copa Libertadores Matute admitió un registro similar: la peor caída fue también 0-4, contra Cruzeiro en 1976. No obstante, en el torneo local sí existe una goleada mayor en contra de los íntimos, aunque fuera de Matute: ocurrió en el Metropolitano 1972, cuando cayeron 8-1 contra Sport Boys, en partido desarrollado en el estadio Nacional. Como fuere, a San Martín, con solo tres temporadas y media en la máxima categoría, cinco goles le han bastado para seguir escribiendo historia y causar una derrota que duele muy hondo en La Victoria.

 

Ver la ficha del partido


Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy