Periplo cumplido
La ‘U’ llegó al receso de junio como quería: puntero, ganando todo y, sobre todo, con un equipo que trasciende a los nombres y conserva posibilidades creíbles de título. En Huancayo -y sin despeinarse-, saldó su última salida al interior en lo que resta del Apertura con un 0-2 sobre Minero, que sigue pagando los costos de no tener siquiera una localía que defender.
Labarthe: El heredero del 'Chino'
¿Qué cosa nunca había conseguido la 'U' en Huancayo?
Capturas: CMD
Dice la teoría que cuando Universitario corre solo hacia delante en los campeonatos locales es muy difícil bajarlo. Porque es un equipo que en la seguidilla de triunfos encuentra rápidamente el alimento necesario para transmitir superioridad temperamental sobre sus rivales.
El
Universitario de Gareca ya consiguió largamente lo anterior llegado el receso
de junio. Acaso por eso, cuando Gianfranco Labarthe arrancó solo ante el arco
de Gianfranco Castellanos y se quedó sin ángulo, no hubo obstáculo que pudiera
detenerlo. Era su primer partido como titular y no se amilanó. En línea con la
garra de su camiseta, sacó fuerzas y la puso arriba, “donde las arañas tejen su
nido”, como dirían los viejos relatores. Ratificando que esta ‘U’ tiene, además
de las varias credenciales que ya ha ido exhibiendo en el Clausura, algo básico
para tener pretensiones serias de título: recambios.
BANCA SIEMPRE OPORTUNA
Recambios tienen los cremas no solo por el gol del ‘Chino’, sino sobre todo debido al trajín que exhibe Gregorio Bernales. Al ‘Yoyo’ parecen haberlo alcanzado las mieles de la segunda juventud: más ligero de peso que en sus mejores épocas, entra concentrado y aporta fuerza y estabilidad, valores esenciales para la camiseta merengue. Lo hizo el miércoles ante Bolognesi, y ahora volvió a ser clave cuando hacia el primer cuarto de hora del complemento Minero había comenzado a acosar -sin potencia pero con ganas- el arco de Fernández, que acababa de salvarse de un intento de Walter Busse.
Con Bernales, la ‘U’ tuvo el balón nuevamente y pudo definir el partido en aquel contragolpe de Labarthe. Se basó en el control simple de los ímpetus de un equipo que quiere mucho pero tiene poco, tan poco que ni siquiera tiene un estadio para hacer pesar su localía. Hasta hoy, Minero estaba invicto en Huancayo, pero si esta mañana llevó 13 mil espectadores (el estadio Huancayo tiene capacidad para 5 mil más, pero la inefable Defensa Civil restringió el aforo) no fue por ello, sino el rival que llegaba.
En la
cancha, las carencias también son palpables. Daniel Maldonado llegó como
solución de gol para los problemas de ataque, pero en los 45 minutos que estuvo
en cancha casi no llevó peligro y acabó cambiado por Leiva en el entretiempo.
De hecho, José Ramírez también suele tener en la banca a quien le cambia el
rostro a su equipo: el argentino Busse, quien también ingresó para la segunda
mitad y fue el más movedizo, pero estando solo poco pudo dañar el sólido bloque
defensivo merengue.
CLAVES CREMAS
Primero, los laterales. En Huancayo, tanto Rabanal como el casi siempre superlativo Miguel Torres ganaron el duelo a Danfer Doy y Luis Rodolfo Ojeda -este último expulsado sobre la hora-, principalmente porque corren mucho y parejo. En un campeonato donde la mayoría de equipos que pelea el título juega de visita en altura cuatro partidos, soportar el juego por los lados es un diferencial harto favorable.
Segundo, que la Donny-dependencia no existe. En un equipo acostumbrado durante los últimos años a funcionar al ritmo de un jugador (Mayer Candelo), resulta hasta sano que un día el conductor esté con las luces apagadas para exigir a su equipo variantes. En Huancayo, Neyra hizo poco y más se centró en enfrascarse en un duelo personal con el argentino Nicolás Pisano, que lo tuvo al borde de la expulsión y por ello impulsó a Gareca a cambiarlo por Landauri.
Y tercero, que la emboca, que es lo más importante en el fútbol. Es posible -o es un hecho- que ‘Malingas’ Jiménez no acaba de ser el delantero del corte Czornomaz o Vilallonga que los hinchas cremas identifican con la acepción de goleador, pero está allí cuando debe. Esta vez aprovechó un rebote cedido por Castellanos tras un tiro libre de Neyra y puso la ventaja temprana que a la postre inclinó la balanza a favor de la visita.
Gareca, todavía suspendido, vio el partido desde un bus apostado detrás de uno de los arcos del estadio Huancayo. Le dicen el autobús de la felicidad.
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Labarthe: El heredero del 'Chino'
escrito por Juan Enrique , May 26, 2008