Del Callao al Potao
En el puerto, Alianza vivió la noche más oscura de su calvario 2008. Con goles de puro ex íntimos, San Martín lo goleó 5-0 por segundo año consecutivo. No hay caso: el equipo no existe y los fantasmas del Potao, aquella cancha en la cual los blanquiazules afrontaron su única campaña en Segunda División, rondan Matute cada día más.
Capturas: Frecuencia Latina
Cinco -número mágico- preguntas para los socios de Alianza Lima. 1) ¿Les suena el Potao? 2) ¿Saben quién es Juan Puente? 3) ¿Han oído, por asomo, hablar de un tal Juan ‘Mago’ Valdivieso? 4) ¿Alguna vez escucharon que 1938 fue un año aciago en la historia del club? 5) ¿Se han dado cuenta de que este 2008 está en camino de ser parecido?
Con suerte, la mayoría responderá la número cinco (por
algo será). Y se extiende la pregunta a todos los socios porque lo de Alianza,
así como no es cuestión de técnico, tampoco es solo una cuestión de la desorientada
directiva actual. Es un descalabro institucional completo, reflejo de un club
que se quedó en el tiempo y perdió todas las oportunidades que su historia
reciente le dio para fortificar su rico pasado, ese repleto de jornadas memorables
a las que una noche como la vivida ante la
San Martín denigra, y ajustarlo a lo que es
la grandeza moderna de un club de fútbol. Muy distinta de uno que dice tener 14
millones de hinchas pero que solo cuenta con 416 socios hábiles. Los
principales responsables de su propia ignominia.
RESPUESTA 1. El
Potao no es el nuevo apodo de Johnnier Montaño, quien en el Callao se contagió
de la hediondez futbolera de sus compañeros y distó demasiado del jugador que
brillara con chompa de Sport Boys. Es el nombre de la cancha que quedaba en el
Rímac, sobre las faldas del cerro San Cristóbal, donde se disputaba la Segunda División en los años ’30.
Esa categoría en la que Alianza jugó una sola vez en su historia y a la que
podría volver sin mediar bromas. Porque en su mini torneo con Boys y Minero, va
de bajada cuando los demás andan de subida. Y porque a un plantel tan pobre que,
en el colmo de lo absurdo, da la titularidad a un jugador al que en la semana
el técnico confesó no haber pedido y al que se dice no se le rescinde contrato “porque
saldría muy caro”. Ah, Serna cabeceó al arco de Butrón una vez. Por encima del
promedio.
RESPUESTA 2.
Juan Puente Acero fue un defensa de elegancia y prestancia en el Alianza de Oro
de los ‘30. Que sufrió con la baja y el día que Alianza volvió a Primera División,
anotó el primero de los goles del triunfo (2-1, el otro fue de Máximo
Urdanivia) sobre San Carlos del Callao. A Puente, quien todavía vive y de quien
en Matute jamás se acuerdan, le debe haber causado, cuanto menos, escozores ver
anoche a Santiago Salazar y Ernesto Arakaki. El primero, más ocupado en
pelearse con la tribuna; y el segundo, el jugador más parejo de Alianza en la década,
contagiado de la mediocridad que lo rodea y abriendo de par en par la puerta de
una playa de estacionamiento. García, Hinostroza, Silva, Sánchez; todos ex
aliancistas, en fila india y de todas las formas: zurda, derecha, cabeza; rematando, solo empujándola. Celebrando, a despecho de la ley del ex, en la cara de un muerto.
RESPUESTA 3.
El ‘Mago’ Valdivieso falleció el año pasado en medio del parcial olvido que un fútbol ingrato como el peruano puede
reportarle al que fue el mejor arquero de su historia. Él una vez anotó seis
goles en un partido, más que los que Bologna, el arquero goleador de estos
días, lleva anotados en todo el campeonato. Es estadísticamente imposible al
cierre de este artículo confirmar o desmentir si alguna vez le hicieron cinco
goles; sí es seguro que jamás persiguió el exceso de figuración. El arquero enérgico
pero sobrio, aquel que grita pero a la vez contagia seguridad, es el que tiene éxito.
No el que juega para las cámaras o cree que con subir a cabecear un córner al
final del partido lo dejó todo. A Alianza en el Miguel Grau le falló hasta su
mejor hombre en lo que va del calamitoso Apertura.
RESPUESTA 4. Hace
exactamente 70 años se registró el único descenso de la historia blanquiazul. Sétimo
de nueve equipos, perdió en un cotejo extra el clásico victoriano ante Mariscal
Sucre y se marchó a Segunda junto con el Progresista Apurímac. El Minero de
aquellas épocas. Ese Alianza tenía estrellas en declive, como el propio
Alejandro Villanueva. Pero no había contratado estrellas en declive de otros
clubes, como Jorge Soto. En el Callao prácticamente no tocó la pelota y sus pasos
cansinos por la derecha contrastaron con el trote siquiera parejo de Jhoel
Herrera al lado opuesto. Como para confirmar que es una institución generosa:
no solo tiene en el banco de suplentes recontratado a su goleador histórico
procesado judicialmente por ella misma (léalo bien, ese es Alianza Lima), sino
que da asilo -léalo en el sentido que quiera- a un ídolo purgado de otro club,
fuera de forma y falto de fútbol para afrontar una campaña profesional.
RESPUESTA 5. Cinco,
un número que para la San Martín
es muy bueno: no solo le volvió a endilgar una goleada de esa cifra al mismo
rival por segundo año consecutivo, sino que salió de una racha de ocho partidos
sin victorias. La diferencia para los de Rivera es que si el año pasado en
Matute ofrecieron posiblemente el mejor partido de su corta historia
institucional, esta vez ganaron por defecto, golpeando despacito, a un rival
muerto, como quien no quiere la cosa. Solo haciendo el trabajo justo y
acelerando cuando se requirió. Total, si a los 35’ un partido ya está 4-0, no
hay necesidad de aceitar la máquina: mejor guardar fuerzas para la visita a
Tacna del domingo frente a Bolognesi. Un rival mucho más serio que un tal
Alianza que ya ni siquiera es el grande que a los rivales les provoca humillar
para ganar prestigio, sino un equipo que -como cualquiera le gana- invita a
jugarle a ritmo de entrenamiento.
Leer más...
¿Qué fatal coincidencia tiene para Alianza este 5-0 con el que San Martín le hizo el año pasado?
escrito por david , May 21, 2009
escrito por junior , June 18, 2010