Motor y motivo
En el horno de Sullana, el equipo de Arrué se trajo un triunfo 0-1 que cayó como del cielo para aplacar las dudas que ya se murmuraban en el mismo seno aliancista. Con Montaño y Arakaki -y sin Jayo- Alianza Lima volvió a tener orden para defender y para atacar. Ante un limitado Alianza Atlético, eso fue más que suficiente. Los íntimos vuelven a tener motivos para creer.
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Fotos: diario El Tiempo de Piura
Los hinchas sullanenses iban al estadio esperando ver ganar
a su equipo y de pasadita ser testigos del debut de Johnnier Montaño con la
camiseta aliancista. Mas allá del calor
norteño y del debut del colombiano, Alianza Lima se encontró con su mejor fútbol en lo que va
del año. Alianza Atlético volvió a su
promedio histórico.
ESPEJISMO NORTEÑO
En la ciudad de Sullana, la vida se ha venido a complicar
con los últimos acontecimientos de índole climático que ha venido golpeando
sistemáticamente a la región. Es como si
las lluvias hubiesen limpiado de un solo chubasco las buenas impresiones que
dejó el equipo de Cardama en las dos primeras fechas del Apertura. Del equipo que invitaba a pensar en algo
diferente a lo que tiene acostumbrado Alianza Atlético queda un grato
recuerdo. Solo eso.
En la última jornada, volvió el equipo modorro, apático y carente de ideas. Para los parciales del 'Vendaval', es poco que solo la mitad de jugadores titulares sea capaz de mantener cierta regularidad. Frente a un Alianza que venía con un oscuro pasado, con más sombras que luces, se comportó como un equipo impetuoso, pero limitado.
Si bien lo del cuadro íntimo en el Campeones del '36 fue importante, no se debe perder la objetividad: el ‘Atlético’ fue puro entusiasmo, salvo el accionar de individualidades como Diego Bustamante, Marco Casas o Jorge Rivera. Y en un juego colectivo, es importante el talento de conjunto. Acaso para el equipo de Cardama el inicio fue solo un espejismo propio del calor que azota el desierto.
EL (LOS) REGRESO(S)
Toda la semana la noticia fue el regreso de Johnnnier
Montaño. Y el colombiano se puso el overol
versión veraniega para poder soportar los 35 grados centígrados de
temperatura. No lució, pero generó tal
ascendencia sobre sus compañeros que el equipo íntimo empezó a hilvanar jugadas
armoniosas que hasta estas alturas del año eran ajenas a los colores blanquiazules. Y como aquel general que llega al
combate para tranquilidad de los soldados, inspiró ese mismo respeto en sus
rivales de turno. Hay que insistir: no es aún
el mejor Montaño del año pasado, pero con lo que jugó -mientras lo pateaban-
dejó en claro que está en camino para regresar a ser el viejo conocido de
canchas peruanas.
No se hablaba, en cambio, de otro regreso. Menos mediático, pero igual o mas importante que el del colombiano. Ernesto Arakaki volvió, a su estilo, a la zaga aliancista. En silencio, sin poca o ninguna bulla, regresó. Dio el orden necesario a la defensa íntima, y Santiago Salazar no tuvo que seguir asumiendo la referencia mayor -papel que parece aterrarle a ‘Cafú’-. El ‘Chino’ pautó el trabajo de la nueva volante de contención -Mori y Aparicio-, que sin problemas puede hacer olvidar a los titulares Jayo y Ciurlizza. Sin ser Beckenbauer, lo de Arakaki es siempre para seis o más puntos por partido jugado.
Entonces, con Montaño y Arakaki en la cancha, Faiffer jugó de Faiffer, Salazar de Salazar y Tenemás de Tenemás. Al margen del gol anotado por Benavides, ‘Ropita’ mantuvo el nivel característico de sus presentaciones: más arena que cal. Alianza Lima, con el (los) nuevo(s) motor(es) en la cancha, construye motivos para empezar a generar rachas positivas; Alianza Atlético, en tanto, vuelve por sus fueros, es decir, a jugar como juega hace más de 10 años, más cerca del sueño que del ensueño.
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