Un sello en el pasaporte
La situación de Renato Tapia en su club se ha tornado compleja luego que oficialmente se haya anunciado que desde el Feyenoord no hay interés alguno de mantener al peruano en sus filas, esto pese a que el jugador ha manifestado su intención de quedarse para poder obtener la ciudadanía holandesa.
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Manolo Núñez | @Manolonf Columnista Editorial |
Renato Tapia cumplió seis años desde que llegó a Holanda a mediados de 2013 luego de su buena participación en el Sudamericano Sub-20 de aquel año. Como es habitual, luego de un tiempo residiendo en el país, decidió iniciar los trámites para su nacionalización y así dejar de ocupar plaza de extranjero en las principales ligas europeas. Por este motivo, hace unas semanas rechazó una oferta del Lokomotiv de Moscú, ante la sorpresa del Feyenoord.
Tapia ha tenido problemas para consolidarse en su club, y cuando por lesiones logró hacerse con un puesto -principalmente de central- no llegó a convencer a su DT Giovanni van Bronckhorst y el actual técnico, Jaap Stam, ya señaló que no cuenta con él. Por ello, el equipo de Rotterdam espera poder venderlo para recuperar la inversión hecha en el jugador. Lejos de darle largas, el club ha sido completamente directo con el peruano y ya le ha señalado que lo quiere vender, dado que ha entrado en su último año de contrato.
Ante la honestidad del club, el rechazo del jugador de irse a Rusia ha sorprendido y Tapia no sólo se expone a pasar toda una temporada jugando en la reserva, sino también de generar una mala reputación ante su negativa de salir del club. El mejor escenario posible sería que otro club holandés fichara al peruano, pero el precio que pide el Feyenoord es relativamente alto -3 millones de euros- para un club no top de Holanda, que además conoce las dificultades que ha tenido el volante para consolidarse en su club y, por ello, entiende que no es una apuesta segura.
Otra solución extrema es que Tapia busque ser fichado por algún club belga o alemán cercano a la frontera holandesa que le permita seguir residiendo en Holanda, pero jugando en otras ligas. Claro que esta solución es algo tirada de los pelos y poco viable. Sin dudas, la situación es muy delicada.
Lo que sí queda claro es que Tapia está en todo su derecho de buscar la nacionalización por un objetivo familiar, que pasa por mantener la educación de su hija y demás beneficios que le da el pasar a ostentar la nacionalidad europea. Como cualquier persona, priorizar el bienestar familiar es su derecho y demuestra también la calidad de persona que es, así como expone con claridad que tiene sus prioridades bien definidas.
Lo que sí, de no poder solucionar su situación actual, lo lógico será que se aleje de la selección por el tiempo que le tome volver a colocarse en un club en el que tenga protagonismo. Incluso así, deberá luchar por retomar supuesto. Para su beneficio, los casos de Jefferson Farfán, Luis Advíncula, André Carrillo y Carlos Zambrano le sirven de ejemplo de que las puertas siempre están abiertas para el que mejor rendimiento tenga.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: AFP
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