Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Hay días en el fútbol en que los partidos duran más de 90 minutos. Ocurrió por ejemplo el 5 de setiembre de 2017, cuando los hinchas de la selección gritaron no solo los goles que se registraron en el Olímpico Atahualpa, donde Édison Flores y Paolo Hurtado dieron gloria a Perú en las alturas; también se cantaron como propios tantos producidos en La Paz, en Buenos Aires y en Asunción. Porque en el fútbol las tablas de posiciones lo son a veces todo y en jornadas como esa, cuatro resultados acaban sincronizándose para determinar el día perfecto.

En sentido inverso, el fin de semana último fue para Universitario la jornada absolutamente imperfecta. Los cremas lamentaron la derrota en el Ciudad de Cumaná, donde la sacaron barata ante un Ayacucho FC demoledor en un duelo directo por zafar de la amenaza del descenso. Pero también sufrieron como propios los goles encajados por UTC en Huaraz, FBC Melgar en el Callao y Deportivo Municipal en Moyobamba. Todos resultados que se confabularon para desenlazarle el farolillo rojo al equipo de Nicolás Córdova, que ni siquiera tiene el consuelo matemático del partido pendiente pues es, justamente, ante Unión Comercio, otro rival directo que si llega a sumar en el Nacional el próximo sábado 13 habrá dado un paso determinante para su salvación, y para el sobresalto merengue.

Es este último factor, por cierto, el primero que Universitario requiere empezar a trabajar si quiere salir de su compleja situación. Los programas dominicales podrán abundar en estrategias de salvataje táctico, los hinchas en sugerencias de cambios en la oncena, hasta los indeseables de siempre en aprietes o afines; pero nadie puede empezar a rescatar a la 'U' si no lo hacen, primero, los once hombres vestidos de crema en el campo.

El Juan Vargas de la Serie A no volverá, aunque algunas actitudes no terminan de cuajar en Universitario. (Foto: Álex Melgarejo / DeChalaca.com) 

Ellos, para empezar, tienen que ser once. Es inaudito que el cuadro merengue haya afrontado una final como la que tenía en Ayacucho con desventaja numérica desde los 7 minutos de partido. Por supuesto, es fútbol y es imprevisible: pero que esa ficha de partido, a posteridad, marque ese cronos para una tarjeta roja es grave. Que esa tarjeta roja sea para el capitán del equipo es más grave todavía. Y que corresponda a un arquero es un suicidio estadístico.

Lo anterior no es un hachazo a Raúl Fernández. Es solo un llamado a la conciencia. A la de él y la de Juan Vargas. Porque el segundo casillero pintado con rojo en la ficha del encuentro es del otro jugador experimentado del plantel.

Podrán esgrimir ambos que las infracciones que cometieron no ameritaban tales sanciones; eso no es verdad. Podrán quizá decir, con más calma, que apostaron por el último recurso para evitar sendos goles; eso sí es cierto. Pero también lo es que en el fútbol, salvo en casos muy excepcionales como el de Luis Suárez ante Ghana en 2010, en general es preferible un gol en contra a un jugador menos en el próximo partido. Eso a veces no lo sabe a priori el ímpetu de la juventud; sí tendrían que tenerlo claro los galones de -si no la madurez- la veteranía.

Aunque Patrick Zubczuk tuvo una buena actuación en el Ciudad de Cumaná, la salida de Raúl Fernández afectó a los cremas en contexto. (Foto: Álex Melgarejo / DeChalaca.com) 

Lo último significa que podrá desgañitarse mucha gente pidiendo que Patrick Zubczuk conserve la titularidad o que Brayan Velarde sea elegido por Córdova para tener un lugar fijo entre los once; pero eso no cambiará que así como los jóvenes ganan más partidos que campeonatos, sea improbable que un descenso se evite sin el aporte de la gente de experiencia. Porque se puede pedir a Chale, a Chumpitaz o a Nunes para el banquillo, pero si en la cancha el equipo va a jugar con nueve por la ausencia de los dos jugadores de mayor trayectoria del plantel, el destino de la 'U' no lo cambiarán ni Guardiola, ni Mourinho ni Simeone.

En Ate se vienen nueve finales, en solo ocho de las cuales podrán estar Raúl y Juan. Son gente que ama al club, que ya hizo bastante por él y que no necesita demostrarle nada a nadie. Pero es Universitario el que ahora, más bien, los necesita. Jugando los 90 minutos y no matoneando o perdiendo los papeles ante los árbitros. Inoculándoles calma a sus compañeros y no siendo los primeros en alterarse. Que la reflexión post Ayacucho los alcance y la tribuna forzada del miércoles los ayude a entenderlo.

Fotos: Álex Melgarejo / DeChalaca.com


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