Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLa inesperada victoria del modesto Almagro sobre Boca Juniors en la Copa Argentina y la presión de Internacional por contar con Paolo Guerrero en la Copa Brasil han dejado traslucir el peso de los premios económicos que otorgan estos torneos. ¿Cómo se podría potenciar en ese aspecto a nuestra bisoña Copa Bicentenario?

    Jorge Frisancho | @wolfs_venom15
    Redactor

El último martes 13 se dio una de las mayores sorpresas del año en el fútbol argentino: en los dieciseisavos de final de la octava edición de la Copa Argentina -tras su relanzamiento en 2011-, Almagro -que proviene de la Primera B Nacional- derrotó vía definición por penales a Boca Juniors, lo cual le significó, además, un premio monetario de 1.18 millones de pesos argentinos -unos 20 mil dólares, aproximadamente, al tipo de cambio actual-. No es la primera vez que ocurren este tipo de resultados, pero nunca dejarán de llamar la atención esta clase de logros por parte de clubes mucho más austeros y, en algunos casos, de niveles futbolísticos más bajos que los de rival ocasional. Situaciones como éstas se ven más a menudo en las denominadas copas domésticas que tienen como objetivo enfrentar a clubes de la Primera División con sus pares de la Segunda División e, incluso, de niveles aún más inferiores.

En paralelo, este fin de semana se disputó la fase de octavos de final de la Copa Bicentenario, en la cual Atlético Grau y Deportivo Coopsol -dos clubes provenientes de la Liga 2- lograron su clasificación y tendrán duras pruebas ante Sporting Cristal y Universitario en los cuartos de final, respectivamente. Es importante recordar que, tras el extinto Torneo Intermedio que se llevó a cabo durante la disputa de la Copa América de 2011, es la segunda oportunidad en la cual se ha aprovechado el receso de la Liga 1 para realizar un torneo en ese tiempo, aunque con la novedad que sus instancias finales se realizarán en paralelo a la Liga 1 y a la Liga 2.

En DeChalaca consideramos que la decisión de promover un torneo de las características de la Copa Bicentenario es un acierto, pues permite mostrar a jugadores que no tienen demasiados minutos en la Liga 1 y a futbolistas que podrían tentar una posibilidad de llegar a la Primera División en caso de pertenecer a clubes de la Liga 2. Además, les da la oportunidad a los clubes de esta última de adquirir un mayor roce y poder elevar su nivel de competencia al enfrentarse a clubes más consolidados y con una base de juego mejor desarrollada. De esta manera, a los jugadores de la Liga 2 no les costaría tanto dar ese salto a la máxima categoría dada esta experiencia previa.

Loreto y Huancayo, equipos de distintas categorías que se encontraron en la Copa Bicentenario. (Foto: Joseph Hurtado / DeChalaca.com) 

Más allá de esperar que este torneo se mantenga en el tiempo, es una ocasión particular para reflexionar sobre cómo esta buena iniciativa se puede volver más atractiva con el objetivo de generar un mayor interés en todos los clubes involucrados. Un buen espejo en el que debería reflejarse es, precisamente, la Copa Total Argentina: por ejemplo, en este torneo, además del cupo a la Copa Libertadores, se reparten premios monetarios por instancia ganada. Tal como se mencionó en el primer párrafo, Almagro recibió un notable incentivo económico por eliminar a Boca Juniors, el cual le puede servir para cubrir algún gasto urgente o recurrente. En el caso de la Copa Bicentenario, el único premio estipulado es la clasificación a la Copa Sudamericana para el campeón del torneo.

Por este motivo, sería interesante que esta competición pueda tener alguno o algunos patrocinadores diferentes de los que ya se encuentran apoyando la Liga 1 y Liga 2, como en el caso del Grupo Total, que se desempeña en el campo de la industria energética en Argentina. Con ello, se podrían fijar premios monetarios que ayuden a los clubes de más bajos recursos a solventar sus egresos; es decir, los clubes de Liga 2 e incluso los más austeros de la Liga 1 podrían tener el incentivo de jugar con sus mejores futbolistas y clasificar a las instancias finales, lo cual, además del éxito deportivo, les permitiría incrementar sus arcas y poder cumplir con sus obligaciones.

Otro torneo que también podría servir de modelo para repotenciar a la Copa Bicentenario es la Copa Brasil. Allí, además de asignarle un cupo a la Copa Libertadores al campeón del torneo, entrega premios más altos que, incluso, el propio torneo continental: al campeón le otorga 15.7 millones de dólares, al subcampeón le da 6.2 millones de dólares y a cada uno de los semifinalistas les corresponde 2.5 millones de dólares. Es importante mencionar que los premios son por fase jugada y no por la posición final; es decir, el campeón, además de recibir el premio de 15.7 millones, también recauda los 2.5 millones por llegar a la semifinal y los premios previos a medida que avanza en el torneo. Esto explica, en buena medida, por qué por ejemplo Internacional desea con tanta avidez que Paolo Guerrero esté disponible para jugar la semifinal del certamen.

En 2018, Cruzeiro se consagró campeón de la Copa de Brasil. (Foto: AFP) 

Si bien las citadas son cantidades considerablemente elevadas en comparación con las que podrían levantarse localmene, la idea de poder otorgar premios monetarios en la Copa Bicentenario no es del todo descabellada: se podría empezar a incentivar a los equipos que clasifican a octavos de final en adelante con sumas que les provean el incentivo de tomar con mucha seriedad el torneo. Y de hecho, el primer paso ya se dio al instaurar la Copa Bicentenario, por lo que ahora la principal tarea de las autoridades del fútbol peruano es darle la continuidad necesaria y fortalecerla para que se sostenga en el tiempo. Que dos equipos de la Liga 2 hayan llegado a cuartos de final es un buen indicio de que estos clubes pueden ganar una mayor competitividad al tener roce con sus pares más consolidados y experimentados de la Liga 1.

Por ello, una buena medida para que más equipos tengan el incentivo de disputarla y busquen llegar hasta las instancias finales es otorgar premios económicos que les permitan incrementar sus ingresos para solventar gastos e invertir en mejoras internas. En este sentido, la búsqueda de uno o más auspiciadores se hace inevitable, por lo que se podría ofrecer la gran oportunidad de mostrar la marca de estas compañías a nivel nacional a cambio de asegurar dichos premios. Así como Total en Argentina, Águila en Colombia o MTS en Chile patrocinan las copas de sus países, por lo que este modelo se podría replicar en el Perú: empresas de retail, del sector financiero, del sector energético o del sector consumo masivo, por citar rubros que no compiten con la Liga 1, podrían ser una opción para ello.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Joseph Hurtado / DeChalaca.com, AFP


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