Mario Azabache | @Mario_Azabache
    Columnista Editorial

El fútbol peruano heredó una serie de pésimas costumbres que se reflejan en el día a día de nuestra sociedad. Y es que una de las expresiones más grandes de nuestro país -el deporte de todos-, no podía vivir ajeno a la proliferación de malos hábitos, muchos de ellos puestos al descubierto en las últimas semanas por los destapes mediáticos y los escándalos a nivel judicial. Como si se tratase de una manía referida a resolver cualquier asunto en una mesa de cuatro esquinas.

Cada año que pasa se alimentan estos hábitos a nivel dirigencial al punto que, en la presente temporada de los torneos de ascenso, ya estamos en la ruta para marcar un récord global de reclamos. En el caso de la Segunda División, ya son 3 resoluciones que trastocaron a los resultados originales: Los Caimanes - Mannucci (fecha 10), Salinas - Vallejo (fecha 11) y Hualgayoc - Grau (fecha 23).

Todo ello sin contar a los problemas que agobian a la organización en cuanto a los clubes impagos, los mismos que motivaron tres walk over adicionales: Coopsol - Loreto (fecha 22), Los Caimanes - Serrato Pacasmayo (fecha 24) y Salinas - Huaral (fecha 27). Un desenlace que le quita brillo al producto en sí, más aún si se añade que hay un reclamo en marcha que podría alterar las cosas en el tema del descenso: Mannucci exigió los 3 puntos de su último duelo ante Salinas en Sicuani por la demora en la llegada de la ambulancia y del equipo desfibrilador.

Los reclamos, los resultados en mesa y hasta los walk over desacreditan los torneos de ascenso. (Foto: Larry Jalk / DeChalaca.com) 

Pero si hablamos de reglamentarismos y de costumbres maníacas que amenazan con restarle valor a un campeonato a ojos del aficionado, la Copa Perú merece una mención aparte. La edición 2018 de la Etapa Nacional transcurría con normalidad hasta el término de la primera fase; en aquel momento, la CJ-FPF tuvo que lidiar con 14 reclamos interpuestos por los equipos participantes.

Una montaña de letras que acabaron perjudicando a lo más valioso: el fútbol propiamente dicho. Fueron más de 10 días de incertidumbre, con un partido jugado sobre la marcha (AEB - Laure Sur), y un pronunciamiento que confirmó las llaves del repechaje casi sobre el filo del plazo, complicando sobremanera a los clubes sobrevivientes en materia de planificación de sus viajes, algunos de ellos, considerados titánicamente agotadores (como el traslado de Tarapoto a Juliaca o el de Talara a Huánuco).

Foto: Larry Jalk / DeChalaca.com


Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy