Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comQue el Perú de Gareca explore alternativas a su 4-2-3-1 convencional es no solo un ejercicio conveniente, sino sano y necesario. El estreno en la Copa América no ha permitido brillar a la blanquirroja, pero sí verla dar un paso que puede ser muy importante en la evolución de su propuesta ofensiva.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Se ha hecho mucha cuestión de estado por la versatilidad táctica perseguida por Perú ante Venezuela en su debut en la Copa América. Es sugerente que un atributo -la posibilidad de cambiar varias veces de esquema en un partido- que en otros mercados sería bastante apreciado resulte eje de crítica en un medio, sin duda, con vocación por lo simple.

Es cierto que Perú basó su propuesta para llegar a la Copa del Mundo luego de 36 años en un juego bastante definido a partir de un esquema aun más claro: un 4-2-3-1 que comenzó a salir de memoria. Es verdad indiscutible que los mejores momentos de la blanquirroja en décadas se vivieron con un juego que, antes que los relevos o la explosión, priorizó el trato de balón y los circuitos cortos antes que el vértigo.

Pero ni los sistemas ni las propuestas en el fútbol pueden ser eternos. Ni deben serlo.

Gareca busca alternativas a la dependencia de Guerrero: ¿terminará de encontrarlas? (Foto: Gaspar Nóbrega / Prensa Copa América) 

No pueden porque, por defecto, el tiempo transcurre y eso hace que los jugadores no sean eternos. Que el rendimiento físico decaiga luego de alcanzar un pico y eso merme, por lo general, la respuesta futbolística. Perú ya sabe de eso con dos delanteros estrella que superan la barrera de los 35 años que no necesariamente estarán en la cresta de la ola mucho tiempo más. Y encima ya ha sufrido los efectos de no poder contar con uno de ellos por una extensa suspensión. Por todo eso, cambiar es una necesidad.

Tampoco deben porque, en general, los equipos que repiten mucho tiempo un mismo libreto se vuelven predecibles. Máxime cuando, como Perú, pertenecen a una Confederación de pocos equipos y tienen que verse las caras unos con otros con mucha más frecuencia que en otras latitudes. Por todo eso, cambiar es una obligación.

Entonces, por necesidad y por obligación, ha sido muy sano que Ricardo Gareca busque un cambio en su propuesta de juego. No para anular lo ya existente, sino para potenciar su colectivo y combatir algunos problemas endémicos, como la dependencia del '9' -Paolo Guerrero- para causar peligro. Este problema, que se hizo muy patente en la transformación de la noche al día que sufrió la blanquirroja cuando el 'Depredador' ingresó en el amistoso ante Costa Rica, se acentuó en un encuentro opaco como el jugado ante Venezuela y por eso es lógico que el entrenador haya querido buscar una propuesta que optimizara su capacidad de volumen ofensivo ante Venezuela.

 

 

Así, Perú comenzó con un 4-3-3 que hizo entender por qué el DT sumó como pieza clave de esta nueva etapa del proceso a Christofer Gonzales: para contar con una alternativa de buen pie capaz de jugar tanto en primera como en segunda línea con dinamismo. El volante de Sporting Cristal comenzó a la derecha de Renato Tapia, pero con el correr de los minutos, se adelantó junto a Yoshimar Yotún para conformar, en línea con Jefferson Farfán y Christian Cueva imprimiendo vértigo por los costados, un 4-1-4-1 que no se limita a buscar a Paolo Guerrero, sino a pisar el área rival por sí solo.

Los resultados se hicieron notorios. Perú anotó dos veces -anuladas por el VAR- pisando el área con gente distinta del 'Depredador'. El ingreso de Édison Flores agregó una receta también conocida pero que en un esquema así se potencia: el remate de media distancia. Se empodera porque existe tanto mayor capacidad de tomar un eventual rebote como de arrastrar marca para dejar el espacio a quien viene con intención de disparar.

De última, el 4-3-3 que puede desdoblarse en 4-1-4-1, inclusive volver al 4-2-3-1 ó, de última, emplear -como en momentos ante Venezuela o como se anuncia frente a Bolivia- un 4-trapecio-2 clásico reporta formas diversas de que Guerrero y Farfán, aun para quienes se empecinan en tener la mirada puesta en más nada, jueguen juntos y se exploten mutuamente mejor.

Christofer Gonzales es la piedra de toque del nuevo libreto de Gareca: el '23' puede ocupar tanto la primera como la segunda línea del mediocampo. (Foto: Gaspar Nóbrega / Prensa Copa América) 

En cualquiera de los casos, un Perú que maneja una baraja táctica amplia es mejor no solo para los que prefieren a los entrenadores de labor táctica más depurada -un club al que no necesariamente pertenece Gareca, quien siempre ha dicho preferir el espacio para la libre inspiración del futbolista-, sino para todo tipo de interés.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Gaspar Nóbrega / Prensa Copa América
Video: Pedro Monteverde / DeChalaca.com


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