Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comA quince años de su fundación, la Universidad San Martín pasó por distintas etapas, pero jamás perdió el control de su proyecto deportivo y ha sido una institución modelo para el desarrollo del fútbol en el país.

Mariano Elías | @marianoeliasfut
Redactor

Entre finales de 2003 e inicios de 2004, el fútbol peruano se encontraba, quizás, en el clímax de su desorganización. En noviembre, se produjo la huelga de futbolistas que terminó con la suspensión del Torneo Clausura. Se jugaron dos fechas -incompletas- con jugadores Sub-20 que luego fueron anuladas. Alianza Lima clasificó directamente a una final que luego le ganó a Cristal. La FPF decidió "premiar" a Cienciano por ser campeón de la Sudamericana y le facilitó el camino para participar en el famoso 'Cuadrangular de Tres' para clasificar a la Libertadores, en el que Sport Boys se negó a participar.

Entre la huelga y las definiciones del torneo del año anterior, el 21 de enero de 2004 fue fundado el Club Deportivo Universidad San Martín de Porres, que le compró la categoría -cuando aún era normativamente posible- al ascendido Deportivo Coopsol. Fue, quizá inesperadamente, como un oasis en un desierto plagado de informalidad. Si bien en sus primeras apariciones el club parecía destinado a descender -quedó último por escándalo en el Apertura de ese año- poco a poco fue mejorando hasta llegar a ser protagonista y clasificar a torneos internacionales.

Ya con los tres títulos conseguidos en cuatro años a partir de 2007, lo de la San Martín pasó a marcar el ejemplo de lo que cualquier club peruano podía hacer. Dejó en evidencia que no se necesitaba ser informal o tratar de sacarle la vuelta a las normas para obtener logros deportivos. Su aporte principal en ese entonces fue, quizá, demostrar que con orden, trabajo y una institución seria y saneada que apoyara al proyecto futbolístico, era más sencillo triunfar en el medio local.

Universidad San Martín campeón de la temporada 2007. El cuadro santo demostraba un buen trabajo y los resultados se fueron dando. (Foto: archivo DeChalaca.com) 

A partir de esta década, el club decidió cambiar su apuesta. Su presupuesto se redujo notablemente y pasó de pretender ser protagonista a apostar por futbolistas jóvenes, aunque ello implicara convertirse en un equipo de media tabla. Lo cierto es que, pese a la dificultad inicial de este radical cambio, el club nunca pareció perder el control de lo que se tenía planificado. Tan claro fue su rumbo siempre que no le interesó desaparecer con tal de que se cumplieran con las condiciones adecuadas para disputar el Descentralizado, por allá a inicios de 2012.

Quizá sea exagerado afirmar que la San Martín es un club que el fútbol peruano no merece, pero es sin duda el mayor ejemplo de gestión eficiente ininterrumpida en nuestro país. Hoy, parece haber algunas tres o cuatro instituciones que se han formalizado notablemente y que se asemejan a lo que el cuadro albo fue en sus épocas de gloria, con estabilidad dirigencial, confianza en el trabajo deportivo y un presupuesto que lo pueda sostener.   

Quién sabe si en algún momento la San Martín volverá a clasificar a torneos internacionales o a ganar títulos, aunque quizá eso no sea lo más importante. Si en su momento marcó la pauta de cómo debía gestionarse un club con sustento económico, hoy tal vez esa intención de apostar por los jóvenes sea la más coherente cuando se trabaja con presupuestos reducidos. Habría que ver si, nuevamente, algún club toma su ejemplo.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: archivo DeChalaca.com


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