Técnicos campeones de Copa Perú: ¿Proyecto o ilusión?
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Jorge Frisancho | @wolfs_venom15 Redactor |
Molinos El Pirata acaba de ascender a la Primera División tras quedar en el primer lugar de la Finalísima de la Copa Perú. Uno de los principales artífices de este logro fue Juan Carlos Bazalar, quien dirigió al elenco de Lambayeque. Sin embargo, en el transcurso de la presente semana, ‘Juanca’ sorprendió al escribir una carta de agradecimiento a los seguidores del club, en la cual exponía las razones que los motivaban a dar un paso al costado -principalmente, el desinterés de la dirigencia por buscar una renovación de contrato- y lo obligaban a buscar nuevos horizontes.
En este sentido, cabe preguntarse cuán sostenidos son los proyectos -si se entiende que existen- de los clubes que logran el ascenso a través de la Copa Perú. Si se revisan los últimos años, se encuentran casos como los de Freddy ‘Petróleo’ García en Real Garcilaso, Luis ‘Puchito’ Flores en Binacional -cesado durante el torneo Clausura 2018- o Javier Atoche con Defensor La Bocana, quienes se mantuvieron en sus cargos tras lograr el ascenso. Sin duda, el primero de ellos fue el más exitoso, pues además de obtener el subcampeonato con el equipo cusqueño en su primera participación en la máxima categoría en 2012, logró llegar hasta los cuartos de final de la Copa Libertadores del año siguiente y volvió a quedar segundo en la Primera División en dicha temporada.
Sin embargo, lo más común en estos casos es que suceda lo que aparentemente será el destino de Bazalar: los dirigentes de los clubes ganadores optan por "ir a la segura" y contratar a un técnico "más experimentado", con lo cual los entrenadores que consiguieron la gesta deben regresar a dirigir a la Copa Perú.
Más allá de caer en discusiones sobre la nacionalidad de los técnicos -lo cual es irrelevante para evaluar sus capacidades-, resulta contraproducente cortar un proceso exitoso como la obtención de la Copa Perú, pues se debe tomar en cuenta el largo camino que se recorre para llegar hasta la Finalísima. Lo ideal sería repotenciar los equipos con elementos que tengan experiencia y bagaje en la Primera División, sin dejar de lado a la base que logró el ascenso; esto implica que el entrenador se mantenga en el cargo, pues ya conoce al plantel y podría solicitar refuerzos -en la medida de las posibilidades de los equipos, claro está- para fortalecer su idea de juego.
Se comprende que la inexperiencia le puede generar una desventaja comparativa al recién ascendido, pero de sostenerse un proceso, esto se podría más que compensar. En este sentido, se pueden encontrar muchos ejemplos en el mundo de clubes recién ascendidos que han logrado realizar buenas campañas sin necesidad de empezar de cero.
Lo recomendable habría sido ratificar la confianza a Juan Carlos Bazalar y delinear en conjunto con él la conformación del plantel con el que el elenco lambayecano se estrenará en la Primera División. Sin embargo, esto es casi imposible tras la carta publicada por el propio entrenador. De todas formas, él y los dirigentes de Pirata tienen la última palabra.
Fotos: Prensa Molinos El Pirata
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