Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com 

ALas Copas Intercontinentales de antaño podían ver consagrarse a campeones europeos o sudamericanos, pero tenían siempre un patrón común: la gran figura de la final era quien anotaba en ella el gol decisivo. La necesidad de entregar la llave del automóvil que el patrocinador (Toyota) ofrecía al distinguido con tal rótulo forzaba, en cierta medida, a la organización japonesa del evento a cortar por lo sano y tomar la decisión más salomónica

Actualmente, otros aspectos se toman en cuenta, y por eso en un evento como el Mundial de Clubes no resulta universal que, para el caso de 2019, sea Roberto Firmino el ungido como el astro de la final. De hecho, más destacado resultó lo de su asistidor en el tanto: Sadio Mané (Sédihou, Senegal, 10 de abril de 1992) brilló con luz propia en el Internacional Khalifa de Doha. Porque desequilibró y causó estragos; porque condujo y habilitó en magnífica forma a Firmino para el gol. Un crack fundamental en este Liverpool campeón de todo que ya marca época.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com


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