Gonzalo Higuaín enfrentó a su exequipo, el Nápoles, y marcó el gol de la victoria. El argentino no quiere problemas y no lo celebró: no quiso agregar un capítulo más a una rivalidad que va mucho más allá de los terrenos de juego.
    Diego Rodríguez | @diroda86
    Redactor

Corría el minuto 71 y las luces del Juventus Stadium reflejaban el 1-1 entre el local y el Nápoli; tras una jugada confusa en el área visitante, Gonzalo Higuaín remató de zurda para dejar inmóvil a Pepe Reina. El argentino anotó así el gol del triunfo frente a su exequipo, y alimentó una relación que pasó del amor al odio por una decisión: ir del sur al norte italiano.

La rivalidad entre Juventus y Nápoli va mucho más allá de un campo de fútbol, incluso de los mismos clubes. Cuenta con tintes políticos, geográficos y sociales, sumergidos en grandes capítulos de discriminación. El norte italiano -Turín- frente al sur -Nápoles-. El norte tiene orígenes germanos, valora lo material: aus ciudades están formadas de modernas industrias. El sur, en cambio, posee genes más cercanos hacia África; tiene una cultura folclórica y principios campestres.

Los de arriba y los de abajo

En el fútbol transalpino existen múltiples  rivalidades, desde el derbi de La Madonnina entre Inter y Milan; el italiano por excelencia, entre Juventus y Milan; el capitalino entre Roma y Lazio; y otros más curiosos como el Della Scala, entre los dos equipos de Verona, Chievo y Hellas. También existen el de las islas, entre Palermo y Cagliari, y el siciliano, entre Palermo y Catania.

Higuaín frente a su equipo actual. (Foto: AFP) 

Sin embargo, la de Nápoli y Juventus engloba a todo el territorio italiano. El origen tiene capítulos ligados al orgullo de la 'Vecchia Signora', pues fue doblegado, en distintas ocasiones, por un equipo de origen sumiso entre 1986 y 1989, con otro argentino como protagonista: Diego Maradona. El Nápoli fue campeón frente al bianconero en la temporada 1986/87, en la cual lo relegó al segundo lugar. Otro ingrediente sumado en esta rivalidad fue la llegada de Fabio Cannavaro, nacido en Nápoli, a la Juventus tras su paso por Parma e Inter.

La Pippa de la paz

En Nápoles no entienden cómo sus propios ciudadanos puedan ser hinchas de la 'Juve', e incluso se alegran cuando los de Allegri pierden; por ello, la salida de Gonzalo Higuaín dolió a una hinchada más pasional que no entiende la necesidad del argentino de buscar mayores logros, fuera de los 90 millones de euros pagados por Juventus. Su ausencia se siente más con la grave lesión de su reemplazante, el polaco Arkadiusz Milik. Por ello, no sorprende, pero sí es condenable, la actitud del alcalde de Nápoles, quien advirtió al gaucho de ir con seguridad en el partido de vuelta.

Diego Maradona, siempre innecesariamente polémico, también se sumó a las críticas a su compatriota, aprovechando que el partido coincidió con su cumpleaños para tomarse la licencia de dejar una frase contundente: "Yo no traiciono". Lo concreto, finalmente, es que a Higuaín nadie le puede reclamar su rendimiento en Nápoli, en cuyas filas marcó 36 goles y también dejó una importante cantidad de dinero por su pase, que quizá sirva para futuros logros napolitanos.

Fotos: AFP


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